jueves, 29 de mayo de 2008

LA VIDA EN GAZA PENDE DE UN HILO


Este es el resumen de una carta, más bien un grito a la conciencia, enviada por Cristina Ruiz Cortina, una compañera de Málaga, después de salir de Gaza hace apenas unos días:
“Salgo dolida por el silencio y más que por el silencio por la criminal complacencia que habita en las clases políticas, en los diplomáticos, en los estrategas, en muchos periodistas y en bastantes miembros de organizaciones internacionales…”
“Ya sé que mis palabras son duras, pero más dura es la vida de los palestinos de Gaza encerrados y bajo asedio a merced de la voluntad de Israel y de lo que traiga el mercado negro. A merced también del crecimiento e incremento de grupos radicales que van a dejar a Hamas a la altura de una chirigota. Más dura va a ser la vida de Shaima, de 8 años que aún tiene que recomponer su pierna a sabiendas de que no se podrá recomponer su familia rota por el ataque israelí. O la de Huda Ghalia, ya lejos del interés de los medios de comunicación, que vio la muerte de su familia en la playa hace dos años. Como dura es la vida de Salima que comenzó en la diálisis hace dos años y que con 16, cada día, dos veces a la semana, se le presenta un martirio para llegar al hospital, porque no hay medios de transportes y a veces cuando llega, no funcionan las máquinas o se paran por que no hay luz, o están ocupadas porque ya pasó su turno.”
“Los constantes cierres y cortes de combustible de todo tipo por parte de Israel, no discrimina entre niños que están en una incubadora, pacientes que viven dependientes de las máquinas, ancianos, niños que ven suspendidas las clases, trabajadores de todas las clases que no pueden desplazarse a su trabajo. Este castigo colectivo, junto a los constantes ataques está llevando a Gaza a una situación desesperada, pero no por ello claudicante, no por ello vencidos.!
“…Esta actitud, de la que es más responsable que nadie Europa, -y dentro de Europa cada uno y todos los países firmantes de los Convenios y Cartas de Ginebra – que obligan a cada uno de ellos a cumplir y hacer cumplir con cuestiones tan elementales y básicas como proteger a la población civil ocupada…”
“Desde el Jerusalén ocupado comprendo y asumo que nuestro trabajo se enfrenta a retos muy duros y difíciles, porque como seres humanos no podemos ni seguir impasibles ni seguir las mismas estrategias de trabajo y sensibilización que hace algunos años, cuando la opinión pública era más receptiva. Siento que a lo largo de todos estos años la solidaridad internacional no ha podido quebrar ni una sola de las voluntades de Israel que sigue con sus planes de judaización de Jerusalén, ocupación permanente de Cisjordania y destrucción del guetto de Gaza. Y lo peor de todo ello es que el inadmisible y doloroso silencio que se tendió sobre Palestina sigue espesándose. Un silencio que incluye, dolorosamente, al gobierno de Ramala.
Se lo debo a Salima, a Shaima, a Fátima, a Sonia y a otras muchas mujeres, hombres y niños que de alguna manera, y a pesar de su sufrimiento, me han dedicado una sonrisa en Gaza. “