jueves, 31 de julio de 2008

Complicidad del calor Sevilla-Barcelona


Querida Concha: No sé si se le ocurrirá a alguna autoridad municipal, convenientemente asesorada por diseñadores de sueños de una noche de verano. Pero seguro que a quienes planteen el eje entre Sevilla y Barcelona, les parecería un tónico de los músculos sentimentales comparar esas sensaciones de supervivencia en Sevilla con las que se experimentan en Barcelona. Junto al mar, el aire ni siquiera es compasivo en las horas nocturnas. Arrastra una humedad que te rodea el cuerpo y te amordaza los poros. Y se produce un ambiente de solidaridad, como siempre que el sufrimiento se reparte, de modo que puedes cruzarte con los ojos desalentados de cualquier persona desconocida. "Una mirada al azar, un roce al paso, bastan para que el cuerpo se abra en dos...". Vadeando el aire líquido, la respiración de quien pasea cerca de ti te comunica algo parecido a una confidencia. Sólo esas palabras ocultas, esa magia del silencio a medias, te bastan para sentirte en compañía de una sensación compartida. Curiosa forma de atravesar el corazón de la soledad con una bala de plata. "Aunque sólo sea una esperanza. Porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe". Besos, Ferran.