Lo que voy a contar son escenas reales que he presenciado en esta última semana.Voy a un gimnasio (si, amigos, lo confieso, y como dice mi hermano no sé qué será lo próximo que haga en este camino de degradación) a la hora en que asiste un público variopinto compuesto por infartados, amas de casa y forofos de las carreras. En mi sala, que es de maquinas, abunda el público masculino pero en los vestuarios coincidimos mujeres de todas las activades. El otro día escuché la siguiente conversación:
- Te he traído un regalo de Roma -le dice una mujer a otra mientras se visten.
- !Qué bien!¿Qué es?
- Una cosita del Papa
- Vaya...pero...¿de qué Papa?
- De este...-chasquea los dedos.
- ¿Del Papa bueno o del Papa malo? porque yo si es del malo no lo quiero
- No, chiquilla, no. Del bueno...del bueno.
A los dos días a mi lado hay dos mujeres hablando de los hijos, del calor. Se desnudan y se duchan. Aparecen de nuevo y empiezan a vestirse lentamente.Como sabéis la intimidad en los vestuarios es inexistente. Me llama la atención que una de ellas se coloca una falda o un vestido excesivamente largo y amplio. Se ajusta encima una especie de sayal oscuro y...finalmente...!una toca rigurosa de monja!
Toda mi niñez intrigada por cómo sería el pelo y la ropa interior de una monja y casi me lo he perdido, a excepción de ese pelo muy corto, casi rapado.
Creo que la vida pasa sobre todas las imposiciones, los criterios objetivamente establecidos y que es, afortunadamente, diversa y divertida (tengo que mirar si ambas palabras tienen la misma raíz etimológica).
- Te he traído un regalo de Roma -le dice una mujer a otra mientras se visten.
- !Qué bien!¿Qué es?
- Una cosita del Papa
- Vaya...pero...¿de qué Papa?
- De este...-chasquea los dedos.
- ¿Del Papa bueno o del Papa malo? porque yo si es del malo no lo quiero
- No, chiquilla, no. Del bueno...del bueno.
A los dos días a mi lado hay dos mujeres hablando de los hijos, del calor. Se desnudan y se duchan. Aparecen de nuevo y empiezan a vestirse lentamente.Como sabéis la intimidad en los vestuarios es inexistente. Me llama la atención que una de ellas se coloca una falda o un vestido excesivamente largo y amplio. Se ajusta encima una especie de sayal oscuro y...finalmente...!una toca rigurosa de monja!
Toda mi niñez intrigada por cómo sería el pelo y la ropa interior de una monja y casi me lo he perdido, a excepción de ese pelo muy corto, casi rapado.
Creo que la vida pasa sobre todas las imposiciones, los criterios objetivamente establecidos y que es, afortunadamente, diversa y divertida (tengo que mirar si ambas palabras tienen la misma raíz etimológica).