Las niñas y jóvenes andaluzas entre 10 y 25 años dedican el doble de tiempo que sus congéneres masculinos al cuidado del hogar y de la familia. Así se deduce del estudio "Aprendiendo a Trabajar: género y capacidad en los jóvenes andaluces" elaborado por la profesora Lina Gálvez y otros de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
Las tranquilas aguas del conformismo existente (también en algunos sectores del feminismo) deberían conmoverse ante noticias como ésta que no sólo nos indican la persistencia de discriminación sino la posibilidad de su perpetuación en el futuro.
Las autoras del informe han escogido este tramo de edad porque no existen aún las responsabilidades familiares propias y la presión de los roles sociales puede mostrarse en estado puro. !Y vaya si se muestran!
Más del 80 por ciento de las niñas realizan trabajo doméstico y familiar, mientras que solo el 52 por ciento de los niños lo hacen. El tiempo diario empleado es de más de dos horas en las mujeres y una sola hora en los hombres que los realizan (que como hemos dicho son solo la mitad de la población).
Me queda sin resolver una pregunta aún más peliaguda y es si estas diferencias no serán aún más abismales en las clases populares y podemos estar asistiendo, en silencio, a un grave dualismo social esta vez en materia de igualdad de género. No me cabe duda de que, las dos horas de media que las niñas andaluzas dedican al trabajo doméstico se convierten en tres o cuatro horas en barrios como La Chana, Las Tres Mil Viviendas o cualquier otro barrio popular de Andalucía.
Aún así, el rendimiento educativo de las niñas es superior, en todos los tramos, a sus congéneres. Las mujeres "compensan" su mayor dedicación doméstica con menos tiempo empleado en las aficiones y en el deporte.
Pero huyamos de toda complacencia. No hay en este uso del tiempo ninguna demostración de libertad o de inclinación natural, es simplemente la continuación de los viejos papeles sociales y del tiempo no compartido entre los géneros.
Pero, lo que es más grave, esta división sexista del trabajo perpetua los viejos modelos sociales y se prolonga, peligrosamente, al mundo laboral, en el que, de no tomar medidas oportunas, las nuevas generaciones de mujeres y hombres en Andalucía continuarán perpetuando los roles de mujeres cuidadoras y hombres sustentadores económicos de las familias.
En los tramos de edad superiores, la situación es peor, y así se indica que en Andalucía cuando un hombre pasa a vivir en pareja reduce su tiempo dedicado a las tareas del hogar mientras que las mujeres lo aumentan considerablemente.
Si quieres ver los estudios están aquí: