miércoles, 30 de diciembre de 2009

El tiempo no existe



La repetición de los ritos, acompañado de los ciclos de las estaciones, nos transmite la idea de inmortalidad, de circularidad de nuestra propia vida. Nos hace creer que la infancia está a un paso de nosotros y el futuro unos metros más allá, tras los anuncios de meta que hemos colocado.
La ilustración que acompaña este texto es una foto de mi álbum familiar tomada, imagino, hacia los años veinte del siglo pasado. Un grupo de personas acomodadas toma chocolate y posan sonrientes ante la cámara. Todos dan la espalda a los tres sirvientes que les atienden. Los hombres aparecen seguros de si mismos y las mujeres empiezan a mostrar una pequeña rebeldía en su forma de vestir y de peinarse. Ninguno es consciente de que en pocos años su forma de vida será puesta en cuestión de forma radical. Creían que el tiempo era lineal, como una carretera bien trazada y que la desigualdad extrema era connatural al ser humano. Muchos de ellos comprenderían de forma trágica su error. Aún así, el niño de la escalera y la mujer del traje de cuadros parecen querer asomarse al futuro.
Por eso he puesto la foto, aunque en realidad solo quería desearos felicidad y un tiempo nuevo, más justo y hermoso.