jueves, 4 de marzo de 2010

Identidad en guante de seda

La investigación en ciencias sociales nos indica que los colectivos con identidad difusa, no sólo no son menos reales, sino más estables y acogedores y menos quebradizos. La identidad difusa de Andalucía permite ser andaluz por nacimiento, por gusto o por vocación. No distingue entre nacimiento y adopción. Realmente un andaluz puede nacer en cualquier rincón de España e incluso del mundo. Para empezar el ser andaluz no tiene rival. No se opone a ser europeo, español o gaditano. Acepta las sumas, las multiplicaciones, los matices de situación y permite asumir libremente el grado de identificación.

La particular historia de Andalucía ha determinado que seamos una fuente inagotable de creación de capital simbólico. Un capital apropiado, convertido a la fuerza en la cara amable del ser español, desligado a veces de la producción real, pero que permanece vivo a fuerza de ser variable y de mostrar una capacidad de reinvención permanente.

No hace falta referirse a la tradición literaria y artística de Andalucía, de donde surge con idéntica fuerza la tradición y la vanguardia más rompedora, sino también a nuestra reciente historia y a la mejor parte de nuestro presente.

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