lunes, 30 de marzo de 2009

El fantasma del sectarismo



Hace pocos días un amigo definió en un acto público lo que significaba ser de izquierdas de esta manera: “Es la posibilidad de que alguien te diga que eres un traidor”.
La idea de la traición, de la búsqueda del infiel en el campo propio y de la depuración parece desgraciadamente intrínseca en nuestra organización. Es más, sin este juego maniqueo de buenos y malos, de persecución del disidente podrían peligrar los aparatos burocráticos que garantizan “la pureza de la organización” y la ponen a salvo de la peligrosa posibilidad de que crezca.
Este fin de semana han sido expulsados de IU dos compañeros de Jaén, Francisco Checa y José Luís Angulo -diputado provincial y alcalde respectivamente-, que nunca han hecho otra cosa que trabajar por las ideas de la izquierda. Unos días atrás fue expulsado también de la organización el concejal de Málaga, Antonio Serrano, bajo la acusación de no ser leal a los acuerdos del grupo municipal, ¡que tiene solo dos concejales! Meses atrás fueron expulsados de la organización más de un centenar de afiliados de Bollullos -una organización que ha sido puntera en su actividad política- bajo la acusación de pactar con el PP mientras que en la vecina localidad de Camas, los que pactaron con el PP expulsan al actual alcalde y varios concejales por lo contrario. El caso es expulsar, limpiar el patio, quedarse con los más afines.
Un fantasma recorre la izquierda. Se llama sectarismo y amenaza con destruir cualquier tipo de futuro para la izquierda y para el proyecto de IU que nació con vocación de ser un lugar de encuentro, de debate y de propuesta de la izquierda alternativa. Compruebo, con horror, como el sectarismo se ha adueñado de casi todo el espectro de la izquierda transformadora, donde el odio, la desconfianza, la maledicencia ha tomado carta de naturaleza y en la que se han olvidado las coincidencias, las ideas comunes, la aportación positiva.
Las personas expulsadas, removidas, silenciadas, autoexcluidas - ¡qué maldad de término!- son hoy ya mayoría. Solo una ínfima parte de ellas han cambiado de ideología. A casi todos podemos verlos en las manifestaciones de los foros mundiales, en la protesta contra las guerras, en la actividad de todos los movimientos sociales. Para mi continúan siendo mis compañeros de ideas, de sueños y de aspiraciones. Como siga así la cosa habrá que exclamar: “Expulsados de todo el mundo: ¡uníos!”

viernes, 27 de marzo de 2009

Ea



Acabo de hablar con un amigo de Jaén y me ha intercalado unos veinte “eas” en la conversación. Yo he recuperado la costumbre y he ensartado otros ocho o diez. Para quien no haya vivido en Jaén, o no tenga amigos de allí, la expresión “Ea” estará desprovista de sentido, sin embargo es la exclamación más usada en toda esta tierra. Ya se sabe que la lengua necesita signos vacíos a los que solo el contexto, la entonación o la fuerza, llenan de sentido. Entre todos estos signos vacíos no creo que haya ninguno de tan amplio espectro, tan completo, feliz y eficaz como el “ea” jaenero.
Puedes utilizarlo para indicar que no estás ni bien ni mal, que las cosas van como siempre. Puedes usarlo para decir que sí y para decir que no. También sirve para indicar que se ha acabado una tarea, para regañar, para asentir, para indicar que te despides, para decir que estás descansando, para llevar la razón al que habla, para añadir alguna novedad y para manifestar que algo no tiene arreglo.
Son las situaciones las que le dan sentido a este “ea” jaenero. Si contestas “ea” a la pregunta de cómo estas, quiere decir que estás como siempre, ni peor ni mejor, pero si te preguntan qué haces y respondes “ea”, puede significar “¿no lo estás viendo?” o simplemente “nada”. Si pronuncias “ea” al terminar una tarea, significa satisfacción. Si la pronuncias de forma parecida a “Ea…ya estamos con lo mismo”, manifiesta cansancio o regañina. Si dices “ea” seguido de “pues”, significa que te vas a ir de la reunión o que la conversación ha terminado, así “ea, pues nos vamos”.
Si te dicen un halago o un piropo y contestas “ea” significa que estás muy satisfecha con ese rasgo y que ya lo sabes. Pero también puedes usarlo para llevar la contraria por la vía de la reafirmación. Si te dicen, “No tienes arreglo” y tú respondes “ea” ya has zanjado el tema sin explicaciones.
Y es que, quizá, la esencia del “ea” sea la insumisión a explicar lo que sucede, un estar en el mundo sin complicaciones. Todo lo contrario de otras frases típicas con las que comparte espectro, pero a las que gana ampliamente en significación. Me refiero al “…ni pollas”. Ea.

Algo de música

Pongo aquí el reproductor porque algunos tienen dificultad para acceder al que está colocado en el lateral.




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jueves, 26 de marzo de 2009

Salir de la soledad



Sevilla huele a azahar. Por todos los rincones te asalta ese perfume entre dulce y ácido, como íntimo, que aquí nos retorna a la infancia cada año. Mi amiga y yo estamos enfrascadas en una conversación particular, que nos evade del ruido ambiental, de la música excesivamente alta, de las voces de los demás que charlan animadamente de política. Es curioso, como la comunicación es capaz incluso de modificar el espacio y el tiempo. Cuando de verdad una conversación interesa se amortiguan los ruidos de alrededor, se acorta el tiempo, se produce una burbuja que hace que no escuchemos siquiera las voces de los que tenemos al lado.
Hablábamos de la soledad. Mantiene mi amiga, que ese afán de sentirnos únicos, especiales, irremplazables, es solo un efecto de la soledad. Que esa presentación obsesiva del yo que preside todo el entramado social no es más que una demostración multitudinaria de soledades. Cree, mi amiga, que la idea de sentirnos únicos, tan trabajada en la nueva identidad, no es sino la cara oculta de la moneda de sentirnos solos. Conversábamos sobre esta idea y le añadíamos, como a un lienzo recién empezado a pintar, nuevos detalles: nos consideramos seres que han surgido de su propia energía, que no deben nada a nadie solo a su esfuerzo, a su inteligencia o a la astucia social.
Propone, por el contrario, mi amiga combatir esta soledad con el reconocimiento de todas aquellas personas que han influido positivamente en nuestra vida: ese profesor que nos hizo amar la literatura, esa mujer que nos abrió caminos nuevos, ese hombre que nos enseñó a amar…No se trata de reconocimientos remotos, históricos. No hablábamos de reconocer el valor de Shakespeare, ni de las sufragistas, ni de los mitos heroicos de la lucha por la libertad, sino del reconocimiento sencillo, inmediato de la gente que ha pasado por nuestra vida y a la que debemos, en buena parte, aquello que somos o, por lo menos, nuestros mejores sueños. Solo así, mantiene ella, podemos reconocernos en otros, sentir que formamos parte de una historia, que hemos crecido en la tierra y con el sustrato de muchos otros. Solo así conjuraremos el fantasma de la soledad.
Si seguís este enlace de El Correo de Andalucía, podréis ver una versión más completa del mismo texto.

sábado, 21 de marzo de 2009

A los obispos, ni caso

Hace pocos días un profesor al que admiro me dijo que la batalla entre religión y Estado no era nuestro problema, que eso debía haberlo solucionado la burguesía hace más de cien años, pero… ¿quién nos iba a decir que el siglo XXI, el de los grandes avances técnicos, iba a conocer un auge sin precedentes de los integrismos religiosos en el mundo entero?
Tengo una gran incultura religiosa. No me sé los mandamientos, ni las oraciones, ni los apóstoles. Confundo los pecados capitales con los diez mandamientos. Me pierdo en las conversaciones en las que se citan parábolas o comparaciones con temas bíblicos. De la religión solo recuerdo vagas frases que me resultan enigmáticas como “renuncio a Satanás, a sus pompas y a sus obras” y los bisbiseos del rosario solo me traen el recuerdo del miedo a las tormentas en el campo, en el que algunas beatas suplicaban el “ora pro nobis” entre invocaciones latinas con ritmo de rap suave. No me motivan las obras de cine, teatro o literarias que versan sobre materia religiosa, aunque sea para ensalzar el laicismo y me resulta francamente ridículo que hombres vestidos con sotanas, que no saben lo que es el sexo, ni la familia, ni la paternidad (aunque se hayan curiosamente apropiado de la palabra) intenten dictar normas sobre estas materias.
Cuando apenas tenía ocho años me obligaron a asistir a una especie de ejercicios espirituales que me espantaron. El cura alzaba los brazos y la voz para inculcarnos el miedo a la muerte y la necesidad del arrepentimiento. Tanto me impresionó que decidí hacer penitencia poniendo un puñado de garbanzos en los zapatos que estrenaba el domingo de ramos. El dolor que me causaban no me dejaba caminar, pero yo creía estar salvando mi alma…hasta que mi madre, que no comprendía mi dolor, me descalzó y se quedó atónita por el sacrificio. Cuando le confesé mi miedo a la muerte y a las cosas horribles que podían pasarme por mis pecados, mi madre dijo: “Ni caso, tonta. Ni caso”. Y así acabó mi aventura religiosa.

PD.- Aquí está el enlace a una página llamada LAS LINCES y que aborda el tema en profundidad

viernes, 20 de marzo de 2009

Cuatro instantes de la primavera (2)


Primavera exterior, no me atormentes,
desatando en mis brazos vino y nieve,
corola y ramo roto de pesares,
dame por hoy el sueño de las hojas
nocturnas, la noche en que se encuentran
los muertos, los metales, las raíces,
y tantas primaveras extinguidas
que despiertan en cada primavera.
Pablo Neruda


… porque no hay en la tierra, todavía,
nada que sea tan dulce como una habitación
para dos, si es tuya y mía;
porque hasta el tiempo, ese pariente pobre
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,
cantemos, alegría!

Y luego levantémonos más tarde,
como domingo. Que la mañana plena
se nos vaya en hacer otra vez el amor,
pero mejor: de otra manera
que la noche no puede imaginarse,
mientras el cuarto se nos puebla
de sol y vecindad tranquila, igual que el tiempo,
y de historia serena.
Jaime Gil de Biedma

Tú y yo, silenciosamente,
trabajamos , compañera,
en esta noche de marzo,
hilo a hilo, letra a letra
¡con cuánto amor! mientras duerme
el campo de primavera

Tejidos sois de primavera , amantes,
de tierra y agua y viento y sol tejidos.
La sierra en vuestros ojos los campos florecidos,
pasead vuestra mutua primavera,
y aún bebed sin temor la dulce leche
que os brida hoy la lúbrica pantera,
antes que, torva, en el camino aceche.
Antonio Machado


Es tan poco el trabajo de la hierba,
esa esfera de simple verde:
sólo criar mariposas
y entretener abejas.

Todo el día bailar al ritmo de las lindas
tonadas que las brisas traen
y recibir el sol en el regazo
y a todo decir sí, inclinándose.

Y, al morir, deshacerse
en fragancias divinas,
como humildes especias que se quedan dormidas
o como nardos que perecen.

Es tan poco el trabajo de la hierba.
Yo quisiera ser heno.

Emily Dickinson

Cuatro instantes de la primavera




La fragilidad del Parlamento



Hoy publico este artículo en el Correo de Andalucía:
La política espectáculo está teniendo consecuencias imprevisibles sobre el papel de los parlamentos y, muy especialmente, sobre el de Andalucía. De ser la representación del pueblo ha pasado a ser un trasunto de las ruedas de prensa de la oposición y de las declaraciones institucionales del gobierno.
Cuando se asiste a un pleno se tiene la impresión de estar en la repetición de una obra de teatro que ya ha sido estrenada ante un público más fiel y con aplausos más cerrados. El gobierno ya no anuncia los planes ante el Parlamento sino en decorados más íntimos, sin la molestia de un contraste de ideas que considera una pérdida de tiempo y sin que nadie puede contestar o contrastar la bondad de las propuestas que se hacen en tono solemne. La oposición, por su parte, realiza las mayores denuncias ante los medios de comunicación, se rasga las vestiduras en ruedas de prensa convocadas ex profeso y cuando llega a la “función” parlamentaria tiene los titulares agotados y el gesto cansado.
Se percibe una enorme falta de autenticidad en el debate parlamentario. E incluso, las sesiones de control son solo un recuento de titulares de prensa acumulados en los últimos días en las que falta no solo la novedad, sino también la sinceridad del que interpela o del que responde.
A modo de ejemplo, esta última semana se han hecho declaraciones desmesuradas, para bien y para mal, sobre la deuda histórica de Andalucía. El gobierno saltaba de alborozo –o al menos se esforzaba en hacerlo-, mientras la oposición hablaba de una traición sin precedentes. Pues bien, tres días antes de que se firmara el acuerdo, se produjo la sesión de control del Parlamento andaluz sin que ni el partido del gobierno, ni oposición le preguntaran al Presidente de la Junta de Andalucía sobre este tema, relegando el tema a un debate casi clandestino a altas horas de la noche.
Es cierto que este solapamiento del papel del Parlamento no es nuevo y que se agrava con una crisis económica en la que –inexplicablemente a mi entender- se disuelve el papel de las instituciones andaluzas y su contribución a la salida de esta situación. También es verdad que la propia institución parlamentaria contribuye escasamente a estar en el día a día de la sociedad andaluza, y no es capaz de desprenderse del olor a cerrado, a moqueta y a tiempo sin tiempo, con antiguallas tales como las vacaciones parlamentarias o los largos trámites burocráticos para la gestión de los tiempos políticos. Pero, dicho esto, también hay una peligrosa muerte de las ideas, de la política en su sentido más hermoso, que no es sino una autorización del pueblo para ser representados. Apenas se debaten ideas y propuestas, sino que los autonominados líderes se creen dueños -que no representantes- de espacios políticos y el Parlamento se reduce a un recinto en el que se libran combates de esgrima de salón.
Los parlamentos, y especialmente los autonómicos, son las instituciones más frágiles de la democracia. El poder ejecutivo de los gobiernos se defiende con la pura gestión de los recursos.Sin embargo, el papel de los parlamentos depende de su vitalidad, de su capacidad legislativa y de su conexión con la sociedad. Elementos todos ellos muy frágiles si se persiste en estrategias políticas que solo buscan aplausos de los correligionarios y titulares en los medios de comunicación (afines).

lunes, 16 de marzo de 2009

La metáfora del Sur



Ando a la búsqueda de un título que de sentido al libro que está en edición y acabo enredada en la metáfora del Sur, del paraíso, de las luces y los contrastes que iluminan este trozo de realidad llamado Andalucía o Sevilla.
No he ido al encuentro de esta metáfora, sino que ha venido a mí a través de textos cuyo recorrido abarca dos mil años de historia y he encontrado ecos de mi niñez en cada uno de ellos.
Solo apreciamos en la literatura este inconsciente de luz, de lento transcurrir del tiempo, de ausencia de dolor que ha sido sustancial a nuestras vidas. El pensamiento racional tiende a quitar importancia a esas experiencias vitales, las considera banales o intrascendentes. En el plano político, esa cualidad difusa del sur no da materia para construir fronteras, sino sueños, paraísos abiertos poco propicios para construcciones cerradamente identitarias.
Para los que habitan en cualquier tipo de Norte, el Sur es una huída, una aventura, una promesa de felicidad inalcanzable; para los que vivimos aquí, el Sur es la infancia, son las tardes extendidas, es el tiempo sin tiempo, la ausencia de dolor, el culto a la belleza de unas macetas en flor, de un patio, de una calle en sombra… Nuestro sur es sensorial, se percibe sin esfuerzo pero compromete todos nuestros sentidos y compone una teoría especial del tiempo. Cada uno lo hemos sentido en un momento diferente, en el que no ocurrió nada -excepto una percepción aguda de la luz, de la belleza o del tiempo- y, sin embargo, se nos ha quedado clavado para siempre como el paraíso perdido.
Quizá tenga que ver, como dicen algunos, con nuestra falta de industrialización, con los restos de una sociedad rural que ha pervivido hasta nuestros días, pero ese Sur está repleto de cualidades de futuro, de gozosa existencia, de ser y no de tener, de una experiencia única de sentirnos vivos, sin exaltación aparente, disfrutando de una fiesta íntima que sabemos compartida.

PD. A propósito de un texto de nuestro querido ausente Manuel Vázquez Montalbán, titulado “La metáfora del Sur”. También se puede ver este artículo de Luis García Montero que trata sobre el mismo tema.

viernes, 13 de marzo de 2009

Deuda de la historia



Hoy publico este artículo en el Correo de Andalucía:


La deuda histórica no es, como se suele afirmar, un dinero que se adeuda a Andalucía por la mala valoración de las transferencias que se hicieron, al comienzo de la autonomía. Esto ocurrió con todas las comunidades y no es distintivo de Andalucía. La deuda histórica hace referencia a que, en el momento en que se transfirieron estos servicios, su calidad y su extensión eran menores en la Comunidad Autónoma Andaluza que en el resto del Estado. Tiene que ver con un desarrollo desigual de España, especialmente durante la dictadura, por el cual, la riqueza y los servicios se habían repartido de forma desequilibrada, de manera que se habían concentrado en el norte las inversiones, la industria y los servicios. Así Andalucía, al comienzo de su autonomía, tenía en torno a un 30 por ciento menos de camas hospitalarias, de personal sanitario, de centros de enseñanza y profesorado mientras tenía los peores niveles de renta, el porcentaje más alto de paro y la más débil industrialización.
Esto determinó que Andalucía tuviera que hacer un esfuerzo extraordinario, no para mantener los servicios existentes, sino para llegar a niveles similares de calidad y de extensión que otras comunidades. Esa diferencia es lo que se llama Deuda Histórica.
No se trata, por tanto, de un capricho, de una reivindicación vacía de contenido. Tiene que ver con nuestra historia, con una comunidad cuyos trabajadores contribuyeron al desarrollo de toda España y buena parte de Europa sin recibir ninguna compensación.
Aquellos que se empeñan en minimizarla, que la presentan como una antigualla carente de sentido, están dando carpetazo a la historia de nuestra tierra y al carácter fuertemente reivindicativo y nivelador de la autonomía andaluza.
El hecho de que sea todavía necesario explicar este derecho de Andalucía ante el resto de las comunidades, a los sucesivos ministros de los diferentes gobiernos, e incluso a buena parte de los políticos andaluces, nos habla del bajo nivel de estima política de Andalucía y de la falta de determinación de sus gobernantes para exigir al poder central lo que nos corresponde. Este derecho de Andalucía nunca ha sido reclamado con sinceridad, sino como ariete político del gobierno o de la oposición. Así, el PSOE la negó cuando sus homólogos gobernaban el Estado y la reclamó en el momento del gobierno de Aznar. El PP, por su parte, hizo lo mismo pero a la inversa en idénticos momentos políticos.
Pues bien, veintisiete años después del primer texto estatutario, y gracias a una –en mi opinión- débil cláusula del nuevo Estatuto, ha llegado el momento de pagar esa deuda y hacer honor a nuestra historia y nuestras necesidades. Todavía hoy, los niveles de servicios públicos de la Comunidad andaluza, aunque han mejorado sensiblemente, son inferiores a la media del Estado, de forma que tenemos menos camas hospitalarias por habitantes, menos médicos, menos escolarización y mayor número de alumnos por aula que la media española. El dinero de la deuda histórica debería acabar con este diferencial. Pero no es solamente una cuestión de carácter económico, sino también simbólico y político. Acordar, tras tan larga espera, una cantidad ridícula, insignificante, en concepto de deuda no solo nos priva de recursos necesarios sino que nos quita la razón histórica y el deseo de igualdad en que se funda nuestra autonomía.

miércoles, 11 de marzo de 2009

A propósito de The reader


Unos cuantos post más abajo, en uno denominado Revolucionary Road, venimos desarrollando una especie de debate sobre la película El lector. Hace pocos días que la vi y me pareció inquietante de una forma que todavía no he conseguido expresar bien. Mi amigo Ferrán Gallego, hace sin embargo este análisis que me parece muy interesante y que transcribo, aunque todavía no he podido responderle de forma razonada ya que mi primera reacción ha sido casi institintiva:

No estoy de acuerdo, Concha, en la carencia de sentido de la película (de no ser por la interpretación de Winslet). Se trata de examinar una lógica de la barbarie asentada en una determinada concepción de la cultura. Sólo podemos entender el nazismo si consideramos la normalización de una sociedad que incluía por la vía de la exclusión, siendo ambos factores los complementarios de un proceso de afirmación comunitaria, de reconocimiento social, que resulta en una verdadera patología de la modernidad: conseguir convencer a un sector muy importante de la sociedad de que el conflicto deja de ser interno para ser algo ajeno al organismo nacional. Que el adversario es un elemento extraño al cuerpo político nacional, a la comunidad de camaradas de sangre. Y frente a esa conciencia nazi, que seduce de una forma muy distinta a los recursos de propaganda que acostumbramos a reconocer (para hacerlo en una lluvia fina que se inicia antes de 1933 y se acelera a partir de ese momento), permitir que determinados temas dejen de ser "conflictivos", para ser "funcionales". Lo terrible de Hanna no es que se encuentra al final de una cadena de mando: lo terrible es que una persona de escasa formación tiene, en cambio, una perfecta construcción cultural de lo que es ella y de lo que es su país. Esa ausencia de culpabilidad procede de una lenta construcción de una conciencia, de una representación de lo que uno es, del significado de la propia existencia social, que no corresponde a doctrinarios, sino a quienes viven cotidianamente en un sistema que va radicalizando sus mecanismos de exclusión, a medida que pueden ser digeridos con normalidad por un país que dispone de esa conciencia. Aconsejo una lectura como "La conciencia nazi", de Claudia Koonz (Paidós), para poder comprender esa visión del alemán ordinario, incluyendo al que no es guardián de un campo de exterminio, pero que ha otorgado su voto, su movilización o su apoyo tranquilo a la instauración de un régimen que puede llegar hasta ahí. ¿Crees que carece de sentido una película en la que se nos plantea algo tan estremecedor como la protesta de Hanna: "llegaban todos los días, no sabíamos qué hacer con tantas", cuando la documentación que he estudiado me sorprendió por esa perfecta organización ideológica de una deportación que crea un problema de superpoblación resuelto con un exterminio, precisamente, SELECTIVO? La sorpresa del personaje procede de una formación cultural honda, inserta en su analfabetismo sin problema alguno, en el que una ciudadana puede no saber leer, pero ha adquirido una cultura en la que los judíos, los gitanos, los asociales, los eslavos, han dejado de tener derechos, desde la libertad hasta la vida. Y lo grave, lo desconcertante, la utilidad de la película y el libro, no es la empatía que se cree con el individuo (ahí, Lena Olin, en el papel de antigua prisionera, está genial), sino en el descubrimiento de que esa sensibilidad es una espantosa constatación de que la cultura, como antes decía, no implica necesariamente una afirmación de la equivalencia y la dignidad de los seres humanos. Concha, tú misma lo has dicho: en caso contrario ¿cómo entenderíamos a ´Céline, a Drieu La Rochelle, a Pound, a Pirandello o a Stefan George? Lo pavoroso es que todo eso se hiciera en nombre de una Cultura por parte de los altos perpetradores del genocidio (como todo imperialismo, actuó en defensa de la cultura); y que se llegara a asumir una forma de vivir esa cultura como vida cotidiana de diferenciación, de escisión de los seres humanos, incluso por parte de una analfabeta.

martes, 10 de marzo de 2009

El género del yog



Dice un buen amigo, que ya no existe el “yo” sino el “blog”, que todos andamos convirtiendo nuestros antiguos diarios en los que relatábamos las peripecias del yo, en un yog que se mueve en el espacio virtual.
A este paso los millones de diarios personales, de blogs en el espacio, compondrán una sinfonía de yoes flotando en el vacío a la espera de que alguien nos entienda y nos envíe un gesto, una señal de que se ha comprendido la especial cualidad de nuestra existencia.
Si los blogs forman parte del mismo género que los diarios personales, no comprendo mi afición a este formato. Como todos, de pequeña compré un cuaderno de diario con su correspondiente llave para ponerlo a salvo de la voracidad informativa de mis hermanos. Mis amigas me recomendaron que anotara en él todo lo que me iba sucediendo durante el día y que, así que pasaran unos meses, tendría un relato interesante de mi propia existencia. Empecé a hacerlo con gran dedicación pero, muy pronto, me di cuenta de que mi vida era tremendamente monótona. Apuntaba con precisión lo que había hecho durante días que eran iguales como gotas de agua. La redacción del diario me recordaba las molestas confesiones con los curas en las que me daban ganas de inventarme pecados para no repetir la retahíla de una vida aburrida: “Sí, me he peleado con uno de mis hermanos, he desobedecido a mi madre. ¿Algo más? –me preguntaba con tono insinuante- No, nada. Pues dos padresnuestros y tres avemarías”. Siempre tres avemarías. Estaba muy decepcionada de mi misma y de mi propia existencia porque las cosas importantes les ocurrían a los otros. Poco tiempo después descubrí que lo realmente interesante no era lo que me ocurría a mí sino lo que sucedía a mi alrededor o lo que podría inventarme y, sin darme cuenta, me pasé al campo de la literatura y abandoné para siempre el viejo diario de anotaciones sin sentido.
Excepto alguna experiencia dramática en la que he recurrido más como terapia que como ejercicio literario a esa forma narrativa, nunca ha vuelto a escribir un diario. Me gustó, sin embargo, una idea de Ferrán Gallego que cultivaba una especie de diario de lecturas y reflexiones literarias que le pido desde aquí que publique. Porque estos espacios sirven para hacer públicos, para compartir experiencias , reflexiones y aficiones. Y son desinteresados y gratis. O es la última gran explosión de soledades, ahora que la literatura solo escribe de nostalgias.
PD.- La foto es de mi amigo Jesus Marín y es el atardecer en la Dehesa de Abajo

sábado, 7 de marzo de 2009

Tarea inacabada



Ante el Día Internacional de la Mujer trabajadora, tengo algunas preguntas sin respuesta:

1.- ¿Por qué las mujeres somos invisibles en la crisis económica?
2.- ¿Por qué no se interviene ante las “argucias sutiles y artimañas” con las que se despide a las mujeres, sobre todo a las embarazadas?
3.- ¿Por qué algunos hombres siguen asesinando a sus parejas cuando éstas los abandonan?
4.- ¿Por qué, muchos de ellos, se suicidan después del asesinato y no antes?
5.- ¿Por qué siguen regateando la libre decisión de la mujer de recurrir al aborto?
6.- ¿Por qué las mujeres, incluso las más jóvenes, continúan dedicando más del doble de su tiempo a las labores domésticas que sus congéneres?
7.- ¿Por qué el 90 por ciento de las cuidadoras de enfermos, mayores, discapacitados y dependientes, son mujeres?
8.- ¿Por qué los medios siguen asignando papeles tradicionales a las mujeres en su programación y no hay apenas mujeres que dirijan medios de comunicación?
9.- ¿Por qué no hay mujeres en los ámbitos de decisión económica de los gobiernos y las empresas?
10.- ¿Por qué las estructuras de poder de los partidos y sindicatos son masculinas y cual es la razón de que las mujeres pasen por la política y los hombres se queden?

viernes, 6 de marzo de 2009

¿Qué fue de los ricos?

Hoy publico en El Correo este artículo:
Proliferan las noticias sobre las personas paradas y el aumento de la pobreza en nuestro país. No hay día en el que los informativos no muestren las colas del paro, el incremento de personas en los comedores sociales o los estragos que esta crisis está provocando en hombres y mujeres que, hasta hace pocos meses, se creían a cubierto de las inclemencias sociales.
Sabemos la cifra exacta de parados en Andalucía y en España, aunque de nada vale memorizar los datos porque en pocos días, los dígitos se disparan como si contempláramos un contador salvaje cuya numeración cambia antes de que la vista lo retenga. Conocemos cuántas personas paradas cobran subsidio, cuántas están a punto de agotarlo, cuánto ganan y cómo viven.
En contraposición, no sabemos nada de los ricos. Alguien decía que sólo hay una forma de ser pobre y muchas maneras de ser rico. Será eso, pues la riqueza escapa al escrutinio social como un pez vivo en las manos de un niño. El gobierno ha reconocido que no tiene la más remota idea, ni por supuesto control, de lo que ganan los directivos de los bancos españoles, de sus primas y de su participación en dividendos. Los técnicos del Ministerio de Hacienda publicaban, hace pocos meses, que el ochenta y seis por ciento de las grandes fortunas se escapaban al control del fisco y que “era indescifrable” el patrimonio de los más ricos al estar escondido en una intrincada ingeniería financiera. Tampoco las autoridades tienen una explicación razonada de por qué en nuestro país circulaba el mayor número de billetes de 500 euros de toda la Unión Europea, mucho más que todos los billetes de este tipo que lo hacían en Francia, Alemania y Holanda juntas. Tampoco sabemos nada de aquellos afortunados que en los últimos años entraron en las cifras mundiales de millonarios y que hicieron que España formara parte del “Top Ten” de los países con mayor número de ricos en un tiempo record. La explicación para este ascenso vertiginoso de ricos españoles se fundaba en “las ganancias expansivas en bolsa y el auge del sector inmobiliario” además de una subida espectacular de las ganancias de los banqueros.
Durante los últimos ocho años –y son datos publicados- la venta de yates, viviendas de alto standing, objetos suntuarios y diseño exclusivo no dejó de multiplicarse. La venta de oro y diamantes creció menos por considerar que lo más “cool” era gastar el dinero en bolsos, arte-decoración, complementos y bienes más perecederos.
Pues bien, los responsables de esta crisis han desaparecido de escena bruscamente. Solo algunos de sus testaferros aparecen, con cara seria y compungida, para exigir reformas laborales, contención de los salarios o despidos más baratos, como si no supiésemos que el contador endemoniado del paro es el mismo, y tiene la misma lógica, que el contador de sus ganancias desorbitadas en los años de bonanza económica. Por eso tengo verdadero interés en saber qué ha sido de los ricos, dónde tienen sus ganancias, cómo se las apañan para hacernos creer que son pérdidas los beneficios no obtenidos, cómo consiguen vendernos el dinero al doble o al triple de lo que les cuesta en el mercado interbancario y, sobre todo, de qué han tenido que privarse en estos tiempos que ellos han hecho tan duros.
PD.- Las cifras hay que leerlas como miles de millones de dólares

martes, 3 de marzo de 2009

A punto de volar



La primavera nos engaña en Sevilla todos los años. En pleno mes de febrero el aire se vuelve ligero y, a rachas, sopla un suave viento templado. Suele ocurrir después de unas semanas de cielos encapotados. Entonces celebramos este breve espacio de luz y de anticipo de la primavera despojándonos de la parafernalia invernal. Abrimos puertas y ventanas, abandonamos la ropa de abrigo y salimos a la calle con una sonrisa, como si hubiésemos dejado definitivamente atrás el invierno. A los pocos días el tiempo vuelve atrás, como si solo hubiera sido un ensayo, un pequeño anticipo, y nos devuelve a los días fríos y encapotados que creíamos haber vencido.
Todos los años nos engaña este amago de primavera, pero también los árboles se han dejado seducir por esta ilusión. Los naranjos han empezado a brotar azahar, los limones lucen redondos en la copa del árbol, los nísperos y albaricoques redondean sus frutos sin aprender que las heladas cortarán en seco esta equivocada floración.
Las golondrinas llevan ya un mes colgadas a las vigas de la entrada adecentando sus nidos, heladas de frío. Casi al mismo tiempo que yo, decidieron que éste era su hogar, y cada vez llegan en mayor número, atravesando los océanos con mi dirección escrita en sus genes. Cada año pienso en acabar con sus nidos y cada año sonrío con la aparición de sus picos negros y sus buches blancos.
Aquí habitamos todos, con la primavera suspendida sobre nuestro ánimo, en un paréntesis del tiempo en el que todo está contenido, pero latente: pájaros a punto de volar, árboles a punto de florecer, tiempos a punto de cambiar.

lunes, 2 de marzo de 2009

Entrevista al maestro



Desde hace algunos días preparo una entrevista con Juan Carlos Rodríguez para su publicación en el próximo número de la revista de pensamiento político andaluz Paralelo36. Como proyecto interesado de forma especial en la teoría, nos resultaba esencial poder publicar una extensa conversación con el que es, en mi opinión, el teórico más importante de nuestro país no solo de literatura, sino de todos los campos relacionados con la producción ideológica y cultural.
Muchas personas no lo conocen. No es un habitual de los medios de comunicación, ni ha aprovechado su condición de crítico al sistema para ocupar alguno de los pequeños nichos culturales que se reservan como prueba de la democracia y de la pluralidad de pensamiento de nuestros aparatos culturales.
La crítica de Juan Carlos Rodríguez es completa y compleja. Conoce los mecanismos de dominación y de elaboración cultural y sabe que su funcionamiento no es simplista, ni ajeno, que no basta tomar postura política a favor de la izquierda para escapar de la ideología dominante y que, en sentido contrario, la historicidad de cualquier texto literario y sus contradicciones, puede abrir grietas y hendiduras en el propio sistema.
“Si no existieran contradicciones –nos dice- no tendríamos siquiera la necesidad de escribir”.
Mantiene Juan Carlos Rodríguez, y perdonad la simplificación, que existen resquicios para quebrantar la norma literaria y cultural, para una resistencia o, al menos para una transgresión. No lo dudo, pero las muestras de esta cultura crítica son cada vez más reducidas y escasas, aunque en apariencia la libertad de los creadores es hoy mucho mayor que en años o en siglos pasados. La literatura se refugia en el pasado y en las certezas antiguas, se acomoda al entretenimiento sin ninguna reserva, se convierte en mercancía o en añoranza, recuenta su propia historia como si no existiera la realidad, ni el presente ni el futuro.
Tendré que preguntarle por todo esto. Y sigo preparando la entrevista, con la inseguridad que da el entrevistar al maestro, el que nos decía que lo importante es pensar en las preguntas antes de todas las preguntas.