sábado, 18 de octubre de 2008

Palabras feas en noche de luna


Mantiene mi hermana Marina que hay una confabulación de nombres feos para hablar del cuerpo de las mujeres. Estamos sentados en una terraza con vistas al campo. Es más de medianoche y luce una triunfante luna frente a jirones de nubes.
- Si.. si… vosotros os lo tomáis a broma pero es una confabulación –dice con sorna.
- Explícate - dice mi hermano.
- Para empezar, la palabra menstruación…¡qué fea!…suena a monstruo…¡Ya está aquí el monstruo…! –dice mi hermana ahuecando la voz.
- Muy fea, muy fea –nos reímos.
- Otra, otra…menopausia…que suena como que ya eres menos y sirve como insulto..."anda ya, menopaúsica".
- O peor que esa, climaterio…suena como a convento: “fulanita ya está en el climaterio”, ¿no os suena a un convento de clausura?
Estallamos en risas.
- Es verdad –decimos- suena a monja castigada al silencio.
- Otra: las ubres… ¡por favor! ¡las ubres! Si no habrá palabra más fea en el diccionario.
- A mi casi me da un ataque, cuando después de tener un hijo me dijeron que estaba en “el puerperio”. ¿Qué estoy en qué…? –le dije.
- Bueno, por que no te dijeron lo de “los calostros”.
- ¡Qué horror! ¡No sigas! –palmeamos sobre la mesa.
- Lo de útero también es feo –dice mi hermana- pero... ¿qué me decís de tener en el cuerpo unas “trompas de Falopio”? Acojona, ¿eh?
No podemos dejar de reírnos. Nos ha convencido: no puede ser casualidad que para hablar de nuestros procesos se tomen las letras más feas del alfabeto, y ese amontonamiento de consonantes siniestras. Tabú, tabú, tabú, el cuerpo de las mujeres cuando no es para el uso de los hombres.