jueves, 10 de julio de 2008

UNA MANTIS RELIGIOSA EN MI TELEVISOR





Mis amigos se ríen de mí cuando cuento algunas historias. Creen que me las invento para divertirlos y cuando no tienen nada que decir me preguntan:
-Concha… ¿qué te ha pasado últimamente?
Hace dos días estaba con unas amigas en una terraza y me hicieron la pregunta.
-Nada, que he dormido la siesta con una mantis religiosa –les contesté.
-¡Anda ya…¡
-En serio –les contesto-. Estaba viendo la tele y de pronto me di cuenta de que un bichejo estaba sobre el televisor. Me acerqué y era una mantis religiosa.
-¡No puede ser! –palmotea alguna sobre la mesa.
-¿Y qué hiciste?
-Fui a por la cámara de fotos, pero estaba descargada –les digo.
-¿Ves como se lo inventa? –dice una de ellas.
-No, no…de verdad. La puse a cargar y procuré no hacer ruido para que no se fuera. A los pocos minutos me acerqué y le hice unas fotos.
-A ver, ¿dónde están?
-La mantis se enfadó, -continué mi relato sin hacerles caso-, se apoyó en sus dos patas, levantó la cabeza y me amenazaba con los brazos extendidos.
Mis amigas se ríen con todas las ganas
-No os riáis. Me pareció una metáfora perfecta sobre el poder de la televisión.
No se creen nada, pero insisten en que les cuente cómo siguió la historia.
-Nada. Me dormí y estuve soñando con una enorme mantis que me comía la cabeza. Cuando me desperté la mantis no estaba. Le conté a Antonio que había tenido pesadillas con ella.
-¿Y qué te dijo?
-Que como soy una hembra no tengo nada que temer, que solo le comen la cabeza a los machos.
Se lo pasaron bien con mi pequeña historia, pero no la creyeron. No saben que hay gente que atrae enfermedades, otras accidentes, y en mi caso, anécdotas algo surrealistas. Ahí está la prueba

DELINCUENTES NO COMUNES


Mi madre mantenía que la frase “lo engañó con su mejor amigo”, era una redundancia. “¿Con quién -decía mi madre- lo iba a engañar sino con el más cercano, con el que tiene más a mano?”
Leo hoy en la prensa noticias cerradas, como mundos alternativos de Borges. La primera es, “Tres militares españoles de la base de Rota son condenados por un delito de incendio intencionado y asesinato” Al parecer, estos tres militares se sintieron engañados en la compraventa de unas dosis de cocaína y no tuvieron mejor idea que ir, en la noche, armados con varios litros de gasolina y prender fuego al edificio en el que vivía el traficante. El resultado es que asesinaron a un padre y su hija de 11 meses, ajenos completamente a estas actividades.
La segunda, noticia procede de Sevilla, en la que el dueño de una guardería, “la Arboleda Happy” ha sido condenado por abusar de un menor. Finalmente, y para completar el cuadro de traiciones de aquellos que nos deberían proteger en el Aeropuerto de Barajas han detenido a once personas, entre ellas cinco trabajadores del aeródromo, por formar parte de una banda especializada en el tráfico de cocaína.
Lo digo porque en la “ideología de la inseguridad” que se expande, el delincuente es el extraño, el forastero, el marginal. Sin embargo, cómo diría mi madre, ¿quién tiene la tentación más cerca que el policía, mayor sensación de impunidad que el militar, más encubrimiento de la pederastia que un instructor de guardería, más posibilidades de entrar en el mundo del narcotráfico que el que trabaja en un aeropuerto o una aduana, más ofrecimientos de corrupción que un concejal de urbanismo?

Hago mis cuentas y calculo que solo el asesor del Ayuntamiento de Marbella robó más dinero que todos los delincuentes acusados por este delito en las cárceles andaluzas. La diferencia con éstos consiste en que, cuando salga en libertad, le esperan varias cuentas secretas en paraísos fiscales que le harán olvidar sus tristes días de prisión. Y es que, hasta en el crimen hay clases.