Desde hace dos años existe un puente nuevo en Paris que lleva el nombre de Simone de Beauvoir. Se trata de una pasarela peatonal de roble, con una estructura ondulada, que atraviesa el Sena sin ningún pilar intermedio y que alberga en su centro un lugar de lectura. Ya sabemos la afición francesa, no siempre feliz, de convertir en arquitectura su historia y su ideología. En este caso el puente simboliza una vida con pleno sentido, que abrió nuevos caminos por los que caminan incluso sus máximos detractores.
Los medios de comunicación franceses más tradicionales se han ensañado con la figura de Simone de Beauvoir en este centenario. Con la intención de ofenderla, han ilustrado incluso sus publicaciones con esta foto de Simone desnuda que a ella no habría escandalizado en absoluto.No hay ni una línea en esta “contracelebración” que ella misma no hubiese apuntado en sus escritos: la inicial indiferencia ante la guerra fue analizada por Simone en dos de sus obras; sobre sus numerosos amantes, dio testimonio incluso con la publicación de buena parte de su correspondencia; sus dudas literarias y la mezcla a veces soberbia y otras aburrida de géneros literarios y filosóficos están expresados por ella.Por otra parte el esfuerzo en destruir el mito de la pareja Simone y Sartre es inútil, nunca se habían proclamado perfectos, solo unidos, incluso en su descenso a los infiernos (en el que las mentes obtusas solo quieren ver escatología, cuando hay tanto dolor y humildad) de la Ceremonia del adiós.
No voy a decir, como afirman sus exégetas, que debemos a Simone de Beauvoir todas las conquistas en el camino de la igualdad de las mujeres, pero sin ella el camino hubiera sido más difícil y lento. Su vida y su obra son una exaltación continua de la libertad, una invitación a construir –desde la acción, desde la reflexión- una nueva identidad femenina libre de opresiones y de imposiciones, ya fueran estas políticas, económicas, culturales o simplemente físicas. El feminismo actual, (diverso, conflictivo) transita por las veredas abiertas por Simone, los movimientos sociales se nutren todavía del caudal de hacer política la opresión privada. Todos caminamos por la pasarela abierta, sin pilares, construida por el esfuerzo y la contradicción de quien se atrevió a inaugurar los tiempos modernos.
Los medios de comunicación franceses más tradicionales se han ensañado con la figura de Simone de Beauvoir en este centenario. Con la intención de ofenderla, han ilustrado incluso sus publicaciones con esta foto de Simone desnuda que a ella no habría escandalizado en absoluto.No hay ni una línea en esta “contracelebración” que ella misma no hubiese apuntado en sus escritos: la inicial indiferencia ante la guerra fue analizada por Simone en dos de sus obras; sobre sus numerosos amantes, dio testimonio incluso con la publicación de buena parte de su correspondencia; sus dudas literarias y la mezcla a veces soberbia y otras aburrida de géneros literarios y filosóficos están expresados por ella.Por otra parte el esfuerzo en destruir el mito de la pareja Simone y Sartre es inútil, nunca se habían proclamado perfectos, solo unidos, incluso en su descenso a los infiernos (en el que las mentes obtusas solo quieren ver escatología, cuando hay tanto dolor y humildad) de la Ceremonia del adiós.
No voy a decir, como afirman sus exégetas, que debemos a Simone de Beauvoir todas las conquistas en el camino de la igualdad de las mujeres, pero sin ella el camino hubiera sido más difícil y lento. Su vida y su obra son una exaltación continua de la libertad, una invitación a construir –desde la acción, desde la reflexión- una nueva identidad femenina libre de opresiones y de imposiciones, ya fueran estas políticas, económicas, culturales o simplemente físicas. El feminismo actual, (diverso, conflictivo) transita por las veredas abiertas por Simone, los movimientos sociales se nutren todavía del caudal de hacer política la opresión privada. Todos caminamos por la pasarela abierta, sin pilares, construida por el esfuerzo y la contradicción de quien se atrevió a inaugurar los tiempos modernos.