La historia se ensañó con ellos. El pueblo elegido de Dios se convirtió en la diana del odio de los humanos. Atravesaron siglos y territorios. Padecieron razzias, asaltos, infinitos exilios. Consiguieron llegar al siglo XX y, dispersos, se creyeron a salvo. Dieron sus mejores frutos en ese paréntesis histórico. Los buitres del nazismo cayeron sobre ellos en misión de exterminio. Y se agotaron las lágrimas de contemplar tanto horror.
Ahora repiten historia al otro lado del espejo, en el lado oscuro. Las empalizadas de alambre espino se levantan contra el pueblo palestino. Los ghettos, la escasez, la miseria, son ahora instrumentos que utilizan para defender su “espacio vital”, como Hitler argumentó el suyo. Los exilios han quedado al otro lado y, de noche, se hacen acometidas salvajes que dejan paisajes de terror, tan similares a los de otros tiempos que el alma se sobrecoge.
Mueren niños, soldados, mujeres, presos, enfermos. Se planifican escarmientos ejemplares. El dolor es ajeno. Como el que sentían los carceleros de Auswitch en sus cómodos refugios mientras fuera, una lluvia de ceniza caía sobre los campos, poniendo fin a toda esperanza humana.
8 comentarios:
Hace unos años, Saramago comparó al estado de Israel con los nazis. El premio Nobel aseguró que el pueblo judío ya no merecía simpatía por los sufrimientos que pasó, porque está aplicando a los palestinos los mismos delitos, los mismos abusos de los que fue víctima. Saramago sostenía que era abusivo que los sionistas quisieran vivir a costa del Holocausto, queriendo que se perdone todo lo que hacen en nombre de lo que sufrieron. Parece que no aprendieron nada con el sufrimiento de sus padres y abuelos. El escritor portugués criticó en su día la decisión de Israel de construir un muro para separar a los palestinos. Esa barrera, nos obliga a recordar los guetos en los que eran obligados a vivir los judíos durante el régimen nazi. “Israel está haciendo perder el capital de compasión, de admiración y de respeto que el pueblo judío merecía por los sufrimientos por los que pasó. Ya no son dignos de ese capital”. Saramago considera que “existe una guerra completamente desproporcionada entre uno de los más poderosos ejércitos del mundo y un grupo de gente a la que se decidió llamar terroristas; en fin, que tienen bombas, que se suicidan, que tiran piedras”. Hay poco que añadir o que corregir a esto y a tu comentario.
Y encima hablan de sentimiento antisemita... Son sencillamente, sin eufemismo posible, asesinos masivos, nuevos nazis.
He escrito un mail, siquiera testimonial, a la embajada israelí en Madrid diciéndoles que dan asco.
Tendríamos que hacerlo millones de veces.
Rigoletto
No dejo de pensar en algo que tiembla en ´la memoria o allí donde el corazón tiene la suya. Tengo demasiadas veces, por mi dedicación profesional a la historia del nazismo, las imágenes complementarias del espanto y de la cordialidad o el entusiasmo. Lo que menos vemos es la forma en que alemanes que se sentían cómodos con su gobierno transitaban por aquella experiencia con un aire feliz, de comunidad elegida, de solidaridad entre gentes del mismo Volk. Llevaban a sus hijos a la escuela, donde éstos aprendían, en ejercicios de aritmética elemental, en qué podría emplearse el dinero que se empleaba en atender a los enfermos incurables. Consideraban normal la existencia, desde el 14 de julio de 1933, de los Tribunales de Salud Hereditaria, que decidían la esterilización de quienes tenían enfermedades que podían transmitir a sus hijos, entre ellas la "debilidad mental" demostrada en un test una de cuyas preguntas era "¿qué tipo de gobierno existe en Alemania?". Podían sentarse en bancos donde estaba prohibido que lo hicieran los judíos o bañarse en balnearios donde no se permitía la entrada de esos marginados. Conocieron las leyes de Nuremberg de 1935 y vieron como los judíos fueron apartados sistemáticamente de todas las profesiones, empezando por los funcionarios en abril de 1933. Junto a esta cordialidad, el entusiasmo de quienes saludaban, exaltados, a los dirigentes de aquel movimiento repulsivo. Pasolini le dijo al Papa que la fe y la esperanza, sin caridad, conducen al fascismo. Esas personas estaban cargadas del entusiasmo de una fe y de la convicción de una esperanza desordenadas, pero no tenían compasión, que no puede ejercerse de forma selectiva.
Pero, además de estos documentos, que me llevan a lo siniestro de una situación de "normalidad", he contemplado las imágenes que todos conocéis. Me temo que la acumulación de las mismas puede conducir a un efecto anestésico y, sobrte todo, a convertirlas en un espectáculo aislado, una escena de horror que no conecta con una lógica y unas responsabilidades sociales.
Son demasiadas las veces en que la fotografía escapa a su posición en el libro. ¡Y son tantas! Los cuerpos que sufrieron la muerte de uno en uno, en una experiencia que no es comunicable, ahora convertidos en materia orgánica sin conciencia, formando un solo cuerpo de indignidad en que la desnudez los unifica y los rebaja. Muestran su suciedad impuesta y sufrida, su quebrantada delgadez, su lección de anatomía que detecta sus huesos en relieve alzando la piel pálida. Quedan los ojos de los supervivientes, con una mirada que sólo parece contemplar la esencia de las cosas, como si después de haber contemplado el mal fuera imposible apreciar las apariencias de armonía con que el mundo trata de distraerlos. Queda el pavor de la fotografía de Auschwitz: la puerta de la muerte, por la que entrada el tren y donde se seleccionaban los muertos inmediatos, lanzados todos a una producción en cadena, a un fordismo eficiente para racionalizar la fábrica de esa mercancía sin valor de uso ni valor de cambio que es un cadáver. Puede escucharse, en el silencio de la fotografía, los gritos de los guardianes en un idioma áspero, los ladridos de los perros, se puede oler el miedo, las heces en los vagones, el hedor de los muertos en el trayecto. Se siente en frío de la nieve sucia, del cielo abrigado en nubes constantes. Se adivina el olor aún más infame de las chimeneas, mientras la vida se vuelve polvo que no es polvo enamorado ni ceniza que tendrá sentido. Paul Celan escribía: "La muerte es un maestro de Alemania, nos hace cavar tumbas en el aire...": el aire, hacia donde volaban los párrafos de sangre hechos copos de ceniza.
LO que me atormenta ahora es la vergüenza de esas personas, que murieron, por lo menos, con el orgullo de los inocentes. Quienes fueron cicatrizados con un número y señalados con una estrella de David. Quienes creyeron, en el último momento, que su fe les hacía justos por una muerte injusta. Pienso en la vergüenza que habrían sentido, en la tristeza de su momento final, en el espanto de sus últimos segundos de vida, si hubieran podido ver a un niño palestino aplastado por una bomba. Una bomba con un mensaje en hebreo y con esa misma estrella, ahora obscena y poderosa, anotada en el vientre de un instrumento destinado a matar a los nuevos inocentes, a los siempre justos.
Besos
Ferran
Leo en el Diario de Sevilla que durante su paso en julio por la ciudad israelí de Sderot,frecuentemente atacada por Hamas, el entonces candidato Obama asumió la defensa de Israel frente a Hamas."Si alguien tirara misiles sobre mi casa donde duermen cada noche mis dos hijas, haría todo lo que estuviera en mi poder para que eso terminara".
Saramago le sugiere en su blog que le cuente a éstas,la historia de un barco que transportaba cuatro toneladas de medicamentos para socorrer la población de Gaza en la terrible situación sanitaria en la que se encuentra, y que ese barco, Dignidad era su nombre, ha sido destruido por fuerzas israeliés con el pretexto de que no tenían autorización para atracar en sus costas("creía yo, ignorante redomado,que las costas de Gaza eran palestinas"...).
Para ser honesto, le tendría que contar las dos partes:la que he leído en el periódico y la que cuenta Saramago.
Título del cuento:"Complicidad en el crimen".
Besos,Rocío
¿Es necesario comparar el nazismo con el Estado de Israel para criticar a este último?
Creo que no. Uno puede estar en desacuerdo con las políticas de un país sin demonizarlo, sin hacerle el juego a los mismos que, desde Israel, contestan a cualquier crítica con "sois antisemitas".
Israel es un país soberano, una democracia cuyos actos deben ser juzgados como cualquier otro país.
Quizás por alusiones. No se trata de comparar el nazismo con el Estado de Israel. Había alemanes que no eran nazis, como háy una minoría que no aprueba los hechos de Gaza (el 70% los aprueba).
Lo que debe considerarse es que la justificación del Estado de Israel (que no es la declaración Balfour, que sólo hablaba de proporcionar un hogar judío en el ámbito de una reorganización de Palestina que ya se vio cómo se hizo en 1918) proviene, en buena parte, de la carga de responsabilidad moral que sintieron todos los ciudadanos decentes del mundo por el exterminio a manos de los nazis. Por ello, consideré oportuno referirme a la vergüenza que los perseguidos en los años del holocausto podrían haber sentido por lo que hacen personas en cuya educación y en cuya legitimidad como Estado siempre se ha hallado presente el recuerdo de la persecución del nazismo.
Si Israel no se hubiera presentado ante el mundo como objetivo exclusivo del nazismo, los paralelismos serían menos obvios. Un porcentaje mayor de gitanos pereció en Auschwitz o fue liquidado por los ustechi croatas. Un número de eslavos mayor fue liquidado a manos de la Wehrmacht o de los Einsatzgruppe de las SS. Pero nadie relaciona a gitanos o a eslavos con víctimas del nacionalsocialismo, aunque en la propaganda de la Alemania de Hitler y del propio NSDAP antes de llegar al poder, tales grupos eran presentados como enemigos a batir, a veces incluso con mayor profusión én los discursos que lo que hacía referencia a los judíos, como puede verse estudiando con detalle los temas de propaganda nazi entre 1930 y 1932, los años de su máximo crecimiento, en tres campañas electorales distintas. Tampoco se señala a los comunistas como el objetivo prioritario del exterminio nazi en los primeros meses de su presencia en el poder, y nadie relaciona el nazismo con el comunismo, salvo esos curiosos personajes que dicen que son dos caras de la misma moneda.
Por tanto, la referencia es obligada. Y, según lo creo, si el "nazismo" ha llegado a servir para calificar cualquier elemento de limpieza étnica (recuérdese lo dicho contra Serbia en los años 90), no creo que debamos ocultar tal vocablo cuando nos referimos a la política del gobierno de Israel, apoyada por la mayor parte de sus ciudadanos, de proceder a acciones que no se limitan a la violencia de estos días, sino a la reclusión de un pueblo en condiciones comparables a los ghettos centroeuropeos de los años 40 que, recordémoslo, tenían sus propias policías y autoridades.
Cuando en Israel gobierne un gabinete que no sea votado, precisamente, por la derecha más extrema del país, podremos considerar tomárnoslo de otra manera.
Saludos
Ferran
Comprendo la rabia de FERRAN por la injusticia que vive el pueblo palestino...es más,yo siento el odio por ese gobierno criminal de Israel.Pero la historia no se manipula para compararlo con el nazismo...siento por ello tanto repudio como por la cruel guerra contra Palestina.Cómo se puede comparar el nazismo con lo que ahora hace Israel,con ser execrable...No es cierto que todas las minorías que enumeras sufrieran el mismo destino que el pueblo judío,eso es falso.Gaza,con ser humillante su actual realidad,nada tiene que ver con el guetto de Varsovia o Cracovia...por favor,honores,recuerdo,memoria y justicia para todos los deportados a campos de esterminio,y asco,repudio,incluso odio,para el gobierno de Israel.Un paseo por los campos de exterminio,Ferrán,un simple paseo pòr ellos como homenaje a la memoria de todos,pero especialmente judíos.Cada cosa en su sitio,compañero.
Pues debo de haberme expresado muy mal. ?He dicho en algún momento que yo establecía una analogía similar? He tratado de explicar por qué se ha hecho y se sigue haciendo. Como comprenderás, mis conocimientos sobre el nazismo son demasiado escasos, a estas alturas de mi vida académica, después de haber dedicado veinte años y diez libros al tema, a discutir algunas de tus afirmaciones en el campo estricto de los acontecimientos históricos. Desde luego, no en lo que hace referencia al juicio moral de un exterminio. ¿Sabes qué porcentaje de gitanos fue exterminado? ¿Tienes idea de cuál fue el nivel de represión y liquidación del KPD, con sus cinco millones de votantes reducidos a la nada (¿dónde estaban en 1949 esos cientos de miles de votantes de Hamburgo, Berlín o de la cuenca del Ruhr?)? ¿Sabes cuántos prisioneros -y qué porcentaje de los mismos- soviéticos fueron exterminados por la Wehrmacht? ¿Crees que alguien vincula la política racial del nazismo con los eslavos o con los gitanos, o incluso con los comunistas, acusados de tener una tara genética y de sufrir, por tanto, una dolencia racial, cosa que permitía su esterilización?
Cada cosa en su sitio...Eso precisamente. El antisemitismo y el holocausto judío, sin que enmudezcan los exterminios paralelos de colectivos, no de individuos aislados. Es decir, de personas que morían por lo que eran: rusos, polacos, gitanos, homosexuales, comunistas, socialdemócratas...
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