martes, 17 de febrero de 2009

Nadie hablará de sus despidos


“Cuando cierran una empresa, nosotros redactamos la información y, mejor o peor, se publica en nuestros medios de comunicación pero… ¿quién informará de nuestros despidos cuando nos lleguen?” – me dice un veterano profesional, angustiado tras conocer los despidos silenciosos de centenares de periodistas. La pregunta no tiene respuesta.
Se estima, según cálculos de las asociaciones de la prensa, que en estos últimos meses se han producido cerca de dos mil despidos de periodistas y que se alcanzará la cifra de cinco mil a lo largo de este año. Como en todos los sectores laborales, las personas “idóneas” para recibir la carta de despido son aquellas que tienen muchos años de experiencia laboral y han conseguido una retribución digna. Sus puestos serán ocupados ahora por jóvenes becarios con retribuciones ínfimas, suministrados en muchas ocasiones por las Universidades que cavan así la tumba de su autodestrucción.
En Granada, en Cádiz, en Málaga, en Sevilla se desmontan rotativas, se conciertan despidos sin que se mueva un átomo de la pesada maquinaria sindical.
Pero no se trata solo de puestos de trabajo sino del derecho a la información de la ciudadanía. Quizá, con estos despidos, estemos diciendo adiós también a los últimos vestigios de una profesión.
Es posible que vivamos una nueva era informativa en la que se recorte aún más la capacidad y la autonomía de las personas que trabajan en la información. Tras el éxito cosechado por técnicos de telefonía que no tienen ni idea de para qué sirve cada cable, operadoras telefónicas que apenas entienden nuestro idioma, servicios de atención al cliente que no saben responderte si no formulas la pregunta tal como está en el manual que consultan, vendrá la figura de redactor informativo multiuso que copiará y pegará teletipos, relatará sucesos y ecos de sociedad o transcribirá comunicados oficiales. Quizá no solo estén despidiendo periodistas, sino acabando para siempre con un profesión molesta, que a veces contrasta fuentes, que tiene opiniones, que escribe entre líneas. Lo único que salva a los medios de comunicación de caer en el simple mercantilismo o en la propaganda directa es la delgada línea roja de esos incómodos mediadores llamados periodistas y que ahora, gracias a la crisis y al individualismo feroz de esa profesión, pueden tener sus días contados.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Esperemos que no Concha. Hay que ver la paradoja, corre peligro esta profesión justo ahora, cuando a través de los blogs, todos somos un poco redactores-jefe.
Rigoletto

José Pedro Cabello dijo...

Un post, quizás algo ¿iluso?, sí, porque creo que el periodismo de verdad, el que buscaba la noticia, el que la contrasta, ha acabado ya, hace tiempo, sólo interesa lo que vende, da igual todo lo demás, da igual las personas, los acontecimientos, sólo se quiere el morbo, la violencia, ..., en fin, que te voy a contar a ti, que tú no sepas ya. Saludos.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Jose Pedro. Ademas, a veces cuando leo ciertos testimonios sobre la crisis me entran escalofrios. No es cierto que esta crisis sea igual para todo el pais, ya que por muy de izquierdas que sea una persona y muy implicado que se este en la lucha social, si se tiene un techo, un trabajo y el estomago lleno, no se sabe lo que es la crisis...

Hoy son los periodistas, ayer eran los camareros, antes de ayer los albañiles, etc... Una cadena en la que todos caeran, si no se le pone freno (excepto funcionarios, politicos y banqueros, claro!).

Yo no entiendo mucho de economia y cada vez menos de politica, pero ¿no se hubiese paralizado la crisis si el dinero que se le ha dado a los bancos se hubiese destinado a cubrir la caida de la construccion haciendo viviendas de proteccion oficial?? Asi el sector inmobiliario no hubiese caido originando la cadena de desempleo y tambien asi se hubiese fomentado un derecho constitucional que es el de tener una vivienda digna.

En fin, la vida suena cada vez mas a Bertolt Brecht...

Salud.

Anónimo dijo...

La cosa va así. Los que mandan en los periódicos no molestan a quienes pagan la publicidad. Tampoco los periódicos se meten con 'las cosas empresariales' de los otros periódicos (quizás porque mañana hagan lo mismo). Y curiosamente para los políticos los EREs de los medios son como invisibles.Una perversa cadena de intereses.Qué tristeza para esta profesión que necesita tanta vocación. Y corrijo el titular. Afortunadamente "sí hay quien habla de sus despidos". Aunque sea en este rinconcito.

Anónimo dijo...

Creo que hay una desvalorización intencionada del periodismo. Las grandes cadenas los han sustituído por famosos, comunicadores o turbios expertos en sucesos. Pero existen, creedme, periodistas de vocación que intentan hacer bien su trabajo, contrastar fuentes, expresar con rigor la actualidad. Personas que, seguramente, no van a ser ascendidas en sus puestos de trabajo pero que son "la red" que todavía sustenta la información. Mi temor es que sean precisamente estos los que desaparezcan de la comunicación.

Anónimo dijo...

Concha: ¿no tenemos el problema de la indiferencia ante la información de la prensa escrita, la que se puede comprar en quiosco, la que tiene que vender ahí porque, si no es así, no puede mantenerse? En nuestro país hemos visto desaparecer TRIUNFO y LA CALLE, sobrevive, agonizando, EL VIEJO TOPO. Es que ni siquiera los votantes de Izquierda Unida y de un sector del PSOE son capaces de comprender que la supervivencia de estos órganos fue fundamental para el advenimiento de la democracia y lo habrían sido, en los dos primeros casos, para mantener una atenta vigilancia a sus insuficiencias? ¿Te imaginas lo que sería nuestro mundo con TRIUNFO a mano? Después de haber estado trabajando en el libro de la transición, con el vaciado de esta revista o de CUADERNOS PARA EL DIALOGO, uno se da cuenta de que no se trata sólo de lo que hemos perdido, sino de lo que se ha perdido por nuestra propia dejadez. ¿Qué narices pasa? ¿Es que entre los tumultuosos antiglobalización eso de leer no se lleva? Porque, de ser así, de meterse en esa distribución de compras alguno de los 800.000 votantes del escueto espacio de IU, aquí podrían sobrevivir publicaciones críticas que no son capaces, como le ocurre a EL VIEJO TOPO, de poder vender más de 300 libros de cada título que saca sobre esos temas que, según se dice en cada reunión, son indispensables. Y que nadie me diga que no tiene recursos para comprar UNA revista: porque, de venderse 80.000 ejemplares de cualquiera de ellas, incluso el precio podría rebajarse. Por tanto, el sistema es responsable hasta donde lo es. En lo demás, como en tantas cosas que hemos hablado, estamos nosotros, los que permitirmos el silencio por la indiferencia, por el desapego a la palabra escrita, por los miles de falsos pretextos para no leer, para no pagar, como se pagaba hace unos años, por conseguir una publicación. Por esa maldita desidia que, cómo no, es aprovechada por ELLOS para aposentarse. ¿Les vamos a reprochar que los periodistas de primera no asciendan en su empresa cuando hemos sido incapaces de mantener nuestro propio espacio de análisis, de resistencia, de reflexión? ¿No nos damos cuenta de que una de las cosas que le sucede a esta izquierda europea a la defensiva desde hace demasiados años, de que ha perdido una de las virtudes de las clases populares, que era el afán por la formación? ¿Cómo diablos cree la gente que los libertarios de los años 30 conseguían tener su propia voz? ¿Cómo creen que TRIUNFO pudo mantenerse tanto tiempo? ¿Nos atrevemos con nuestra incoherencia o vamos a suplir el reproche metiéndonos con la coherencia de quienes mandan?

besos
Ferran

Anónimo dijo...

Querida Concha: con lo que ha pasado con personas echadas al agua, desperdicios sociales, superfluos habitantes de este planeta sucio, recupero, con tu permiso, este poema de "Al otro lado del paraíso. Poemas para después de una guerra" que publiqué en el 2004. Fue la imagen de una muchacha muerta por los bombardeos (sin víctimas) de aquella primavera cruel, del mes más cruel, del año más cruel:


UNA MUJER APENAS

"Oh vida por vivir y ya vivida"
Octavio Paz



Nunca verás el mar del sur, el agua tensa,
la humedad emboscada en sus hojas azules.
Ni el aire entumeciendo los peñascos del norte
que suenan como el gesto de un instante cautivo.

Nunca alzará su vuelo el vientre de las nubes
para que pongas nombre a sus formas fingidas.
Ni la lluvia pondrá sus manos empapadas
sobre la longitud nupcial de tu sonrisa.

Nunca descenderá tu pelo innumerable
para asombrar el templo vacío de una boca.
Ni contendrán tus muslos la sensación de espera
con que un paisaje aguarda la estación que lo rompa.

Nunca conocerás el frío de las tardes
que te esperan a solas con tu ropa de invierno,
ni sabrás de qué forma se amortigua en el aire
tu paso ya invisible de un ave transparente,

Nunca podrás abrir tus ojos deportados
ni cancelar el cuero que ha crecido en tus labios.
Nadie devolverá la espuma a tu mirada
ni el cansancio a tud dedos, ni el rubor a tu sangre.

Nunca sabrás qué poco pesarán tus recuerdos
al sepultar tu carne diezmada y silenciosa.
Nunca derramarán arena por tu frente
para que no te vean llorar los que ya han muerto.

Anónimo dijo...

Cito a un afamado periodista, Joan Tapia sobre el actual holocausto de la profesión:"Tal como acaba de declarar el antiguo ex director de The Times de Londres, el gerente de una orquesta que pretendiera bajar costes despidiendo a la mitad de los violines demostraría que no sabe lo que es una orquesta y no es digno del cargo que ocupa. Y algunas empresas periodísticas parecen que quieren una orquesta sin violines".
Más claro, admirada Concha, imposible...