lunes, 30 de marzo de 2009

El fantasma del sectarismo



Hace pocos días un amigo definió en un acto público lo que significaba ser de izquierdas de esta manera: “Es la posibilidad de que alguien te diga que eres un traidor”.
La idea de la traición, de la búsqueda del infiel en el campo propio y de la depuración parece desgraciadamente intrínseca en nuestra organización. Es más, sin este juego maniqueo de buenos y malos, de persecución del disidente podrían peligrar los aparatos burocráticos que garantizan “la pureza de la organización” y la ponen a salvo de la peligrosa posibilidad de que crezca.
Este fin de semana han sido expulsados de IU dos compañeros de Jaén, Francisco Checa y José Luís Angulo -diputado provincial y alcalde respectivamente-, que nunca han hecho otra cosa que trabajar por las ideas de la izquierda. Unos días atrás fue expulsado también de la organización el concejal de Málaga, Antonio Serrano, bajo la acusación de no ser leal a los acuerdos del grupo municipal, ¡que tiene solo dos concejales! Meses atrás fueron expulsados de la organización más de un centenar de afiliados de Bollullos -una organización que ha sido puntera en su actividad política- bajo la acusación de pactar con el PP mientras que en la vecina localidad de Camas, los que pactaron con el PP expulsan al actual alcalde y varios concejales por lo contrario. El caso es expulsar, limpiar el patio, quedarse con los más afines.
Un fantasma recorre la izquierda. Se llama sectarismo y amenaza con destruir cualquier tipo de futuro para la izquierda y para el proyecto de IU que nació con vocación de ser un lugar de encuentro, de debate y de propuesta de la izquierda alternativa. Compruebo, con horror, como el sectarismo se ha adueñado de casi todo el espectro de la izquierda transformadora, donde el odio, la desconfianza, la maledicencia ha tomado carta de naturaleza y en la que se han olvidado las coincidencias, las ideas comunes, la aportación positiva.
Las personas expulsadas, removidas, silenciadas, autoexcluidas - ¡qué maldad de término!- son hoy ya mayoría. Solo una ínfima parte de ellas han cambiado de ideología. A casi todos podemos verlos en las manifestaciones de los foros mundiales, en la protesta contra las guerras, en la actividad de todos los movimientos sociales. Para mi continúan siendo mis compañeros de ideas, de sueños y de aspiraciones. Como siga así la cosa habrá que exclamar: “Expulsados de todo el mundo: ¡uníos!”

8 comentarios:

José Pedro Butrón Caballero dijo...

¿Fantasma?... lamentablemente es más real que tú y que yo Concha.

Concha Caballero dijo...

Jose Pedro, ¿en qué situación estás tu ahora mismo? ¿es definitiva tu expulsión?

José Pedro Butrón Caballero dijo...

Estoy... según nosotros en el pleno goce de nuestros derechos como afiliados. Según Diego... autoexcluidos... Curiosa nomenclatura, ¿ no crees?. Curiosa porque no aparece en ningún sitio de los estatutos ni de las leyes aplicables al caso. Y esto desde el pasado 10 de septiembre, cuando antes, desde las elecciones de junio de 2007 nos decían que estabamos expulsados. Parece ser que no era cierto, igual que no es cierto ahora. No se ha pronunciado todavía la Comisión de Garantías y además, cuando lo haga, estará prescrita la infracción y caducados los expedientes. En fin, que se han inventado esto de la autoexclusión... vamos, que nos vamos por propia voluntad.. Aunque eso no casa muy bien con la demanda que, hartos de estar hartos de maltratos públicos y privados y de que pisotearan nuestros derechos como militantes planteamos en noviembre. Por cierto, que creo que Diego tiene que ir a declarar el 29 de abril a Chiclana en relación a este tema, está citado por el juez, espero que acuda y explique que es eso de la "autoexclusión". Ya ves, es una historia tan larga que da para mucho más, incluso para un libro me dicen los compañeros. A nosotros el problema principal que les damos a algunos es que no nos aburrimos y nos vamos. Son otros los que tienen que recapacitar. Tenemos que caber todos, que ya parece que hay más gente de izquierdas fuera que dentro de Izquierda Unida. Eso no es lo que se pensó hace 23 años.

Rodolfo Serrano dijo...

Querida Concha: No sé las razones de esas expulsiones, pero siempre he estado en contra de cualquier expulsión. Creo que cualquier desidencia cabe en cualquier proyecto. Lo malo es que ewstas cosas crean desencanto en la gente y falta de confianza en la política. Te paso unas declaraciones de mi hijo Ismael en Argentina que, me parece vienen al pelo:

"Pero lo malo no es el desencanto de la clase política, sino cuando la gente duda de las instituciones, porque cuando se devalúan las instituciones no sólo se devalúa la política, sino también la democracia: la gente entiende que con su voto no puede cambiar nada. Creo que esto se debe a que los cambios no son estructurales, a que no se revisa el sistema.

Me resulta extraño cómo a veces los derechos otorgados son considerados como dádivas, como gracias que el magnánimo gobernante otorga a los ciudadanos: no se porqué la ciudadanía lo permite. La ciudadanía no es conciente de su capacidad a la hora de decidir y de la que tiene cuando participa. Pero mucho más me sorprende que la participación no ocurra cuando es crucial que las instituciones den respuesta a esas ilusiones, a esas esperanzas. Se deben avanzar con modelos alternativos a los neoliberales, que a la vista de la crisis actual han demostrado ser un fracaso".
Besos

Concha Caballero dijo...

Rodolfo, qué alegría verte por aquí. Te sigo con mucho interés a ti y a tu hijo Ismael, que cada día me parece más inteligente y fuerte. ¿Qué has hecho para conseguir ese pedazo de artista y de ser humano?
No me gusta escribir sobre el interno de IU. Cada vez me gusta menos y lo hago menos. Cuando lo hago es solo por un sentimiento de solidaridad con personas de la organización que creo están injustamente tratadas y para que no se sientan tan solas. Mira el compañero que escribe anteriormente.
Me duelen, especialmente, los casos que implican expulsiones colectivas como Bollullos o, de otra forma Jódar. Durante años no tuvimos organización en esta localidad. Tras muchos viajes y reuniones conseguimos que un nutrido grupo de personas ingresaran en nuestra organización y ahora...se expulsa al alcalde...no puedo comprenderlo. Son gente sencilla, luchadores, que tienen la esperanza de un mundo mejor. ¿Acaso no nos hacen falta?

Sanantonio dijo...

Compañera Concha, te agradezco como bollullero y como víctima del sectarismo tus palabras de apoyo y solidaridad.
Aquí en Bollullos no hemos sido sólo damnificados del sectarismo de la dirigencia. Aquí ha habido un componente de tipo personal embadurnado de orgullo.
¡Cómo podía DV consentir que "sus hijos" se les subiera a las barbas!
Su "alta situación" ya no lo permite ver que es todo lo contrario: él es hijo de la Asamblea y no al revés.
¡Lo que ciega el poder!

Ferran Gallego dijo...

Sólo recordarte, Concha, y recordarlo a todos, que ese mismo sectarismo se cargó al PSU de Catalunya. Un partido-movimiento que sólo tenía votos porque las elecciones eran el reflejo de su impacto social. No es que "nada se moviera si el PSUC no quería": es que a la gente que estaba en los movimientos sociales de aquel momento, el vecinal y el obrero, nadie le preguntaba de qué partido era, y nadie iba a los sitios a reclutar. Iba a trabajar y, finalmente, se daba el voto a quienes se conocía por su implicación diaria. Con eso se resistió hasta un 20%. Con eso se sacaron resultados de más del 50% en las municipales, en ciudades más grandes que capitales de provincia, como Sabadell o Cornellá. Se confiaba en aquel tipo de partido, en su forma de comprender que era el partido que venía de la unidad, no de la escisión; el partido que había inventado la Assemblea de Catalunya, probablemente el movimiento unitario más importante que se dio durante la dictadura. Los militantes nos cosimos a navajazos. ¿Sabes, Concha? Siempre comento lo mismo y quizás te lo he comentado alguna vez: no me asustó lo que me hacían "los otros": me asustó lo que yo mismo estaba dispuesto a hacerles.

La fuerza se expresó como generosidad. La debilidad, la inseguridad política, la derrota, se expresó buscando al enemigo interno. Y la sociedad nos perdió el respeto a los que nos quedamos a uno u otro lado de esa barrera. Pero siempre ha conservado el respeto por la experiencia maravillosa que fue el PSUC, como no creo que en Italia se olvide nunca al PCI. Con el PSU, nunca habríamos llegado a la falta de densidad política de este país, a la quiebra de la socialdemocracia, a la hipertrofia del misticismo nacionalista conservador.

Aquello lo llamábamos, en momentos de pompa y circunstancias, "hegemonía". Creo que en las alturas de la edad y de las pérdidas, se llamaba la sensatez de la política digna de ese nombre.

Anónimo dijo...

Os pido que estéis atentos al caso de María Jesús Manzano, en El Ejido (Almería)