martes, 16 de junio de 2009

Rafael de Cózar: Piel iluminada

Mi amigo Rafael de Cózar me envía su nueva edición de los poemas "Piel Iluminada", con la advertencia de que no me deje arrastrar por el tobogán de lujuria y pecado que sus poesías visuales representan:


Cuando un nuevo siglo
recorra mis venas
y entre mis dedos
la nueva tierra
cobre un sentido diferente…
Cuando las horas mueran
en un murmullo de líquidas palabras
y el agua de la edad
pase a la historia…
Cuando el grito del olvido
se torne al fin silencio,
sólo me restará regar mi vida
con el retorno único del tiempo.

4 comentarios:

Capitán Clostridium dijo...

Lo interpreto como un poema muy triste y una curiosa forma de hablar de la muerte (corrígame si me equivoco, soy de Ciencias Puras).
Para mí ha sido todo un honor que usted haya visitado mi blog. Espero que haya reído y disfrutado (nunca mejor dicho) en el viaje o travesía.
Llevo poco tiempo en la blogosfera, pero presiento que, tras todos estos años grises de expresión escrita callada, de este curioso "planeta Blog" no me echa nadie.

Miguel Cobo dijo...

Es curioso, pero creo que late la misma idea subyacente en mi poema "Qué silencio sustituirá tu voz". Podéis verlo en mi recién estrenado blog, con el que me lanzo a navegar por el ciberocéano infinito.

http://riografia.blogspot.com/

Concha Caballero dijo...

A los dos felicidades por vuestro blog. Ya dejé en mensaje a C.Clostridium, en cuanto a Miguel Cobo acabo de visitar su blog y es estupendo.
Ánimo que esto de los blogs tiene su "gusanillo" y en el peor de los casos, sirve para obligarnos a escribir.
Saludos cordiales

Anónimo dijo...

Querida Concha, me alegro de ver tu página, y agradezco los dos comentarios del Capitán y de Miguel Cobo. Solo me gustaría aclarar que más que la tristeza del poema (dice el gran poeta M. Mantero que los poetas andaluces somos siempre tristes), yo creo que la realidad puede ser trite, no un texto, pero el quejío flamenco puede resultar triste porque es catarsis, una forma de recuperarse de la tristeza. Un abrazo y felicidades por tu blog. Rafael de Cózar