lunes, 4 de enero de 2010

El novelista Serrano

A propósito de las declaraciones del Juez Serrano y de la campaña mediática posterior, he publicado hoy este artículo en El País. Podeís verlo pinchando aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay todo un sutil mensaje corrosivo ultraconservador: los políticos, todos corruptos; las mujeres, siguen buascando su propia ruina y la de su parejas (pobreticos); la tradición puede, incluso debe, servir para legitimar la barbarie, la exclusión o la discriminación (pregúntaselo a los ultras del día de la toma); Franco y su régimen tampoco fueron tan malos como se dice; la memoria histórica es abrir viejas heridas...
Llegan a ser mil pequeñas pinceladas que nos están llevando a una regresión política que pudiera justificar que la derecha más reaccionaria llegue al poder, con ganas de revancha, con ganas de darse mil homenajes, que esta gente es muy uya...
Miedo me da, Concha.
Rigoletto

Unknown dijo...

Es más fácil mirar para otro lado y no querer ver la realidad que asumirla con toda su crudeza. La verdad duele, y más para quien no la quiere ver.
Vd. tiene tanta razón como el Juez Serrano, ambos tienen dos masas de individuos e individuas que están convencidos de sus creencias y estarían dispuestos a seguir sus ideas hasta las últimas consecuencias.
¿Cuándo van a dejar de promover la crispación y la lucha de género?
¿Cuándo van a hacer leyes que juzguen a las personas por el delito que cometen y no por el sexo que poseen?
¿Durante cuánto tiempo van a permitir que la ley de violencia de género vulnere el principio constitucional de presunción de inocencia?
¿Por qué las denuncias falsas son sobreseídas sin sanción a pesar del grave daño que causan a las personas en general y a la obstaculización de la justicia?
Son muchas preguntas sin contestar y muchas injusticias las que se están causando, las cuales acarrearán unas consecuencias muy tristes y desagradables.
Ustedes lo que se dedican a la política viven en una burbuja y no escuchan al pueblo ni sus reivindicaciones.
Saludos
Julia G.