La ideología de la sospecha es sumamente querida por aquellos que practican el resentimiento. Si alguien, con una postura de izquierdas, triunfa en la sociedad actual será inmediatamente tachado de traidor y de vendido. Stalin fue un mago en la utilización de este principio. Cuando se acabó la II Guerra Mundial y volvieron a sus países algunos de los militantes comunistas que habían vivido las atrocidades de los campos de concentración, Stalin no dudó un momento: si habían sobrevivido al horror del nazismo era porque, de alguna forma,habían colaborado. Por tanto, envió a los campos de concentración soviéticos, o directamente a la muerte, a los que tuvieron la suerte de sobrevivir al horror nazi.
El profesor Fortes aplica esta dialéctica a todo su discurso crítico: si algún escritor obtiene un importante éxito editorial es porque se ha vendido o porque -aunque pueda parecer lo contrario- esconde una ideología burguesa e incluso fascista. Así, la figura de Lorca representa “el nacionalsocialismo” y su muerte, por tanto, es una anomalía histórica.
Lejos de crear nada, el profesor Fortes destruye obras, reputaciones, historias vitales con la certeza de ser un gran inquisidor de las letras.
Tardó demasiado Luis García Montero en reaccionar frente a este acoso continuado; encogió los hombros ante las acusaciones de ser un “vendido al capitalismo”; se enfadó ante los insultos a su familia y estalló cuando hizo circular que el suicidio de Javier Egea se había producido por culpa de su traición a los ideales revolucionarios (como si no supiéramos todos la larga búsqueda de la muerte que había iniciado desde su juventud). Ahora un juez castiga a Luis García Montero por haber llamado públicamente perturbado a este profesor. En respuesta, Luis ha anunciado que abandona la docencia en la Universidad de Granada, en una especie de exilio intelectual voluntario que tiene la virtud de poner de relieve la injusticia de la sentencia pero también la indefensión de la razón.
No sé por qué intuyo que en esta decisión pesa tanto la victoria judicial del verdadero agresor como la indiferencia de una comunidad universitaria que tampoco tolera en exceso el éxito literario o el reconocimiento externo de su profesorado. Es la misma Universidad que regateó, durante años, la cátedra al mejor y más genial crítico de la literatura: Juan Carlos Rodríguez. Pero, perdón, de esto no se habla, es el tabú universitario, lo callado, oculto en la escalera del escalafón. El resultado es que la Universidad de Granada, en la que tanto he aprendido, no contará con el lujo de este gran poeta en sus aulas.
20 comentarios:
No sólo en el año 1945, querida Concha. ¿Recuerdas el caso Kravtchenko, cuando l?Humanité presentó una querella contra el autor de "Yo escogí la libertad"? Sin duda, era un libro oportunista de sus financiadores, pero la experiencia del personaje era aterradora y el PCF hizo el ridículo insultando a quienes se presentaban como testigos de la defensa. Entre estas personas se encontraba una mujer, miembro del KPD en la República de Weimar, que escapó a la URSS en el momento de la llegada de Hitler, con su marido. El marido, situado en posiciones críticas de izquierda comunista, perdió la vida en un campo de concentración. Después, al llegar el pacto germanosoviético, la mujer fue devuelta a Alemania, junto a numerosos cuadros comunistas reclamados por Hitler, e internada en Sachsenhausen, en donde pudo sobrevivir. No veas cómo la puso el diario comunista francés...es aterrador asomarse a aquel periodo.
En lo que respecta a Luis García Montero. ¿Cómo olvidar la impresión que me causó el primer libro suyo que cayó en mis manos, "El jardín extranjero"? Me emocionó desde el primer verso ¿recuerdas? "Será porque el amor tenía entonces/el color de las lámparas de gas." Ya sabes que iniciar un poema con fuerza y sin aspavientos es una de las cosas más difíciles, y tenemos ejemplos notables, entre los que se encuentra este hallazgo que te sujeta a la lectura del poema entero. Algo parecido al "Porque no pienso volver jamás..." que Eliot medio copiaba a Cavalcanti o "En mi principio está mi fin" que leyó en el lema de Ma´ría Estuardo y convirtió en una reflexión abrumadora sobre el paso del tiempo y la continuidad en la que crecemos.
Mi admiración por Luis García Montero no ha dejado de consolidarse, incluso cuando algunas cosas me han gustado menos, sencillamente porque me interesa lo que Manolo Vázquez Montalbán llamaba "la estrategia poética". Me interesa el conjunto: algunas cosas me entusiasman y otras, como es lógico, las considero menores, como supongo que el propio Luis hace. Pero el tono, eso que crea al poeta, lo tiene ganado en sus mismos inicios, una sabiduría que poco tiene que ver con el aprendizaje y mucho con la intuición, la que permite leer (entendiendo lo que se lee) y la que permite escribir (y no limitarse a redactar).
Lo que se ha contado de ese presunto radical capaz de condenar al exilio a quienes hacen "concesiones" al sistema es repugnante. Hablar del populismo de Lorca como un falangismo extraviado me recuerda a los conservadores que hacen chistes fáciles con el nacionalSOCIALISMO y con el socialismo. Tienes razón: ¡qué sospechoso es el éxito! Pero la poesía, que no tiene público, sino lectores, como decía un poeta andaluz del grupo Cántico, creo que no entiende de éxito, sino de proyección, de complicidad, de una intimidad que se comparte con quienes han leído un libro de un género tan especial. Acusar a García Montero de cualquier cosa que tenga que ver con el oportunismo es miserable: ¿a quién defiende políticamente Luis, sino a una fuerza reducida algo de lo que deberíamos decir: serán ceniza, más tendrán sentido...serán polvo, mas polvo enamorado? No como otros, desde luego, no como otros.
Pero hay algo muy importante en lo que dices: la impunidad con que se actúa en los medios universitarios. El exilio previo a esa petición de excedencia: el más duro, porque responde al encogimiento de hombros y a la devaluación moral de un ámbito que debería saltar de la silla en cuanto oye cosas semejantes. Pero, claro...que se defienda a solas el poeta leído, el ciudadano de izquierdas de verdad, el que tiene voz y no suena a eco. Sin que nadie haya reprochado a ese individuo sus acusaciones refugiadas en lo más siniestro del sectarismo que no merece situarse en ningún lugar convencional de la divisoria de izquierda y derecha.
Con Luis hemos degustado los placeres prohibidos de la poesía que nos brinda...nunca se encontrará donde habite el olvido, aunque la sentencia y el aislamiento académico puedan haberle provocado una cierta desolación de la quimera...Brindémosle nuestra espléndida solidaridad de individuos que nos queremos por lo que somos y, también, por lo que nunca seremos.
Besos
Ferran
Está claro que es el tema de debate en la blogosfera. Supongo que te habrás paseado y habrás visto. Concha, ni blanco ni negro. Me gustan los matices y en esta historia puede que haya muchos, demasiados.
Una vez más, se pierde la fe en la justicia, en la ley y en el sistema. Este profesorsucho de tercera, al que generosamente Luis llamó perturbado, debió ser inhabilitado hace ya mucho tiempo.
Pero si la justicia está podrida, dado que una justicia lenta hace que no haya justicia, cabría hablar un poco más de la podredumbre cultural de la UGR. Donde una minoría, entre la cual incluyo a Luis, tira del carro del prestigio en forma de creatividad, la investigación, y publicaciones, mientras el resto duerme en el limbo de la irresponsabilidad, o simplemente disfrutan de la anomalía endogámica que al igual que la monarquía, los ha perpetuado en un empleo que no merecen.
Querido Lodeiro, el que Tu no hayas salido al paso el primero en defensa de Luis, te quita el Excmo. y el Magnifico, y te deja en el Señor Lolailo.
Lolailo I el mudo.
Entre esto y la paralización de las exhumaciones....
Sin discrepar ni un ápice respecto al valor literario de la poesía e LGM, sí que discrepo en cuanto a la visión de conjunto de los hechos.
Luis se ha ganado, con cierto divismo de guru mediático, la antipatía de mucha gente de su departamento, gente que ha considerado pisado su campo de trabajo. No se trata de envidia, sino de falta de un endiosamiento por parte de LGM.
Comp4endo que Fortes ha provocado, pero llegar al libelo, al insulto planificado en los medios, me parece que no es de recibo. Se sea poeta laureado o peón albañil. Sencillamente ha habido una querella y la ha perdido.
Finalmente, la salida de la Universidad, me parece una pataleta inmadura: como la de los críos de mi colegio de Primaria.
Seguirépensando que Fortes ha ofendido, que también lo ha hecho Luis y que la Universidad no tiene nada que ver en la decisión final (y acalorada: o yo o el caos) de Luis, del que seguiré leyendo poesía con franca admiración.
Y veo una absoluta y partidista toma de postura de los medios, que sólo acentuará mi impresión de que Luis se los trabaja muy bien.
Rigoletto
Hola, Rigoletto:
Como bien dices, la poesía de LGM no es lo que está en discusión. Comprendo lo que quieres señalar con lo del "divismo", aun cuando no sé si ello responde al autor (no conozco en absoluto su situación en la UGR), aunque tengo opiniones diversas de personas que han sido alumnos suyos. Como son eso, diversas, no creo tener elementos suficientes para emitir un juicio sobre lo que LGM puede haber despertado de irritación entre sus compañeros. Creo que el divismo ha podido ser inculcado a los medios por otras cosas que precisamente tienen que ver con la poesía. Por ejemplo, considerarlo prácticamente el mejor poeta desde la generación de los 50, cosa que no creo que sea, si es que puede establecerse un ránking. LGM ha tenido la fortuna de, en un género tan minoritario, recibir una atención que otros no han tenido. Creo, con todo, que la lucidez de su poesía ha ayudado a que se le considere por encima de opciones poéticas que, sencilamente, han llegado a menos gente, a pesar de ser muy valiosas. El problema es situar con excactitud el terreno del divismo y el campo de la envidia. Quizás ha llegado a haber una cierta autorrepresentación de ser un poeta de época imprescindible: lo admito. Pero, desde luego, deberás admitir la envidia, que a veces no muestra una expresión violenta, sino de sentirse menospreciado por un sistema de comunicación pública de la actividad cultural que a uno no le hace caso en favor del otro.
He querido destacar en mi comentario, porque así me lo parece, que existen dos elementos graves. Uno, las consideraciones acerca de la estética lorquiana y el fascismo. ¿Pretende plantearse un imposible paralelismo de Lorca con el expresionismo alemán? En este caso, se trataba de los temas. En el de Lorca, de un populismo que puede incluirse en la propuesta cultural falangista. Como sugerencia es discutible académicamente, pero con un bisturí lo suficientemente diestro como para no entrar nunca en el riesgo de pasar de la estética lorquiana a Lorca. Y, desde luego, creo que ni siquiera entrando en la estética de lorquiana, ya que el falangismo prefirió, entre otros episodios más bien lamentables, una estética que ni siquiera Rosales quiso mantener. El vanguardismo falangista iba por otros caminos, como el de Samuel Ros o Antonio Obregón, como sabes. Y, como ha sido estudiado, incluso algunos factores populistas de la poesía de Lorca pueden considerarse la construcción de espacios de identidad antiburguesa, como esa comunidad gitana imaginada en el Romancero.
Pero, yendo al segundo punto: LGM ha optado por defender a Izquierda Unida como opción más digna del panorama político español. No es frecuente que eso ocurra en los intelectuales queridos por los medios. Recordemos que algún otro escritor andaluz de renombre, dedicado a tareas que poco tienen que ver ya con la creación, han sido proyectados con mucha ´más potencia, incluyendo la administrativa, siempre y cuando realicen condenas altivas de cualquier "radicalismo". No creo, por tanto, que su posición sea más cómoda en ese ámbito. Y podría haberlo sido.
Es un debate triste, en todo caso, porque pone en cuestión muchas cosas...
Abrazos
Ferran
A Bomarzo: ¿Y cuáles son esos matices? Porque insinuar que los hay sin desvelarlos sólo contribuye a sembrar dudas sobre el único damnificado de esta historia: García Montero
Sinceramente, no sé en qué consiste el divismo de Luis García Montero. Lo conozco y es accesible, amable, más bien modesto. Precisamente todo esto contrasta con las actitudes de otros profesores universitarios que se consideran por encima de todos. Luis ha trabajado en la Universidad de Granada, lo ha hecho con rigor y con mucha dedicación, de hecho sus cursos son seguidos por un gran número de alumnos. ¿No está el divismo en los ojos de los que contemplan?
Sin embargo, me parece que la actitud del profesor Fortes es de un neo-estalinismo ramplón y de un sectarismo atroz.
La literatura es un producto cultural complejo. No se puede reducir a fórmulas políticas e ideológicas reduccionistas y mucho menos con estas claves.
¿Qué diríamos de Faulkner, que es un borracho segregacionista y machista? ¿y de Cervantes, un oportunista y ladrón? ¿y de Bécquer,un censor que quería trepar? ¡Venga ya! La literatura es otra cosa. Por cierto, Ferrán es especialista en los discursos culturales del nacionalsocialismo. ¿Se puede llamar nacionalsocialista a Lorca? ¡Por favor!
Finalmente, a la libertad de cátedra le corresponde la libertad de crítica a la cátedra. Fortes, sin embargo, ha recurrido a los tribunales.
Un "NO" crucial no ha aparecido en mi comentario: el que se refiere al populismo de Lorca que NO puede ser incluido en la estética falangista. Ya puestos: ¿por qué no el castellanismo de un andaluz como Antonio Machado, que por cierto, era reivindicado CONTRA Lorca por los intelectuales orgánicos del falangismo de los años 40? A pesar, como es obvio, del propio Machado, que no podía defenderse. Como dice Concha, algo sé de los espacios de complicidad entre intelectuales y nacionalsocialismo. Espacios que no son los de la militancia, sino los de la elaboración de discurso aprovechable por el nazismo. Pues bien: que se busque en Lorca el equivalente a lo que escriben Gottfried Benn o Stephan George. Incluso lo que escribieron, antes de prever la posibilidad del fascismo, personas tan complejas como Trakl, fascinadas por una estética de la muerte que tan poca cosa tiene que ver con la forma en que Lorca incluyó esa sentencia vital en su obra poética y en sus dramas. ¿Pero es que a alguien se le ocurre imaginar a un Pemán escribiendo "La casa de Bernarda Alba", ni por inteligencia literaria ni por orientación ideológica? ¿Es que nos hemos vuelto locos? Además, ES QUE NO HABRÍA PROBLEMA (sí, pongo mayúsculas porque estoy gritando, no a vostros, compañeros de blog, sino al mundo). Creo que Céline es uno de los mejores novelistas franceses del siglo XX. Creo que el Faulkner borracho y confederado es el mejor escritor americano previo a los años 50, con el permiso del olvidado Sherwood Anderson y con la compañía, a poquísima distancia, de McCullers. Y creo que Stephan George es un poeta extraordinario, como lo es un Eliot que simpatizaba con el franquismo. Y a quien le parezca que las opciones políticas de estos personajes no son más que el resultado de lo compleja que es la experiencia artística y su relación con las actitudes políticas, que reconsidere su comprensión de la cultura, o las pasará canutas.
Tengo constancia de la "normalidad" (¡hasta dónde tenemos que llegar...!) de García Montero. Y, si hubiera en él vanidad, en nada empañaría su estatura literaria: la considero de acuerdo con mis gustos. Es imprescindible en mi propia formación, aunque hay otros poetas que me gustan más. Pero esta es una cuestión que tiene que ver con ese factor de preferencia literaria y nada más. Algún alumno me expresó que no estaba de acuerdo con el tipo de ´crítica literaria que Luis hacía en su clase: se trataba de alumnos inclinados a comprender la crítica como se entendía la cirugía en el siglo XIII. Destripar el texto sin anestesia, en busca de los humores malignos. Creo que García Montero recurre a otra forma de lectura, que es la mía.
Y lo del divismo, ya he dicho que creo que es una proyección de los medios que lo han hecho salir más que a muchos otros poetas, en especial de su generación: lo que, evidentemente, puede crear frustraciones legítimas. Pero, sin conocerlo personalmente, personas de confianza (no sus alumnos, sino sus amigos), me indican que conoce el valor de un trabajo que se toma en serio, sabe que vale la pena lo que hace, e incluso puede pensar que lo hace mejor que otros. Pero que eso nada tiene que ver con el valor de cambio de su persona. Y, como no he dejado de decir desde el primer momento, en este blog y en otros, su respeto al PCE cuando era objeto de chirigotas complacientes de otras izquierdas mejor recompensadas, o su actual defensa de lo que queda de una esperanza de la izquierda hecha añicos, me resulta difícilmente encajable en el carrerismo de otros a los que tendremos que acabar por señalar con nombres y apellidos, preguntándoles dónde estaba su sensibilidad exquisita y siempre "equidistante" entre izquierdas y derechas en la primera mitad de los años 70.
Dicho esto, Concha, continúo considerando que es todo bastante triste: da la impresión de estar siempre levantando la guardia para taparnos la cara de los golpes ajenos, esta vez en la forma pintoresca de un discurso petrificado que, curiosamente, utiliza los aparatos del Estado cuando todo podría resolverse en un debate abierto, como ocurría en los buenos tiempos de la cultura. Por ejemplo, en los tiempos en que Lorca escribía, antes de que le fusilaran, al parecer, tras haber puesto letra a la música del fascismo.
Besos
Ferran
Qué vergüenza, que infamia, que importe más si Luis Gª Montero debió o no medir sus palabras que la actitud de ese pseudo profesor que miente sobre Lorca y Ayala y llena la cabeza de sus alumnos de falsedades desde su posición en la universidad. Menos mal que la lectura detallada de la obra de Lorca, sus artículos, sus cartas y sus entrevistas hablan por sí solos. La belleza de las palabras de los poetas sobrevuelan, y dejarán atrás la carroña de la mentira. El nombre de Fortes se lo llevará el olvido, el de Luis G. Montero y el de Lorca no. Un blog muy interesante. Un saludo
Todo es según el tamaño de la mediocridad con que se envidia, sospecho.
Concha, lo siento, por el cariño y el aprecio que a la persona y a la figura pública que representas le tengo, pero tengo que aclarar algunas cuestiones: 1) “hizo circular que el suicidio de Javier Egea”, Falso, no es verdad, y espero las pruebas de esta terrible afirmación y que, como he podido leer por ahí, sólo sirve de utilización de un muerto para una batallita A mí personalmente, me produce vergüenza ajena. Dejad a Javier en paz, por favor. 2) Confundes, y creo porque estás muy mal informada y asesorada, todos los términos, las investigaciones críticas de Fortes (que, me temo, desconoces) y las posiciones ideológicas de los distintos protagonistas de esta historia. Pensaba que eras algo más rigurosa en tus opiniones. Lo siento, sinceramente. Pues insisto: jamás, jamás el profesor Fortes ha realizado una simpleza de tamaño calibre y, espero, que sus investigaciones, en las que lleva más de 20 años trabajando, sobre Lorca salgan a la luz para desmitificar muchas, demasiadas, afirmaciones sobre este poeta que historiográficamente NO son nada rigurosas y, en muchos casos, faltan a la verdad histórica … Y 3) Precisamente, algunos de los que ahora apoyan a Luis García Montero, son los que, en su momento, impidieron el acceso a la condición de catedrático de Juan Carlos Rodríguez ¿No te haces preguntas sobre esta paradoja histórica?. Siento que hayas entrado como elefante en una cacharrería en este asunto, deberías haber sido, repito, más rigurosa. ¿No sé? Sólo siento algo de tristeza ante este error. Saludos.
Estoy de acuerdo en una primera afirmación: Dejemos de utilizar a Javier Egea, él habló con su vida y con su muerte. Nadie tiene derecho a ponerlo de su parte en disputas literarias ni de ninguna otra naturaleza.
En segundo lugar, es posible que como dice el comentario anterior me falte alguna información sobre los detalles de esta polémica. Sin embargo no hablo de oídas, ni por lo que se ha publicado en los medios de comunicación.
He leído los escasos textos disponibles del profesor Fortes (esperemos como publique su trabajo completo) y si bien no dice en ellos que Lorca sea un fascista, sí que afirma que la obra de Lorca se corresponde con la ideología nacionalsocialista. Dice el profesor Fortes que aunque personalmente Lorca no dió el paso de colaborar con el fascismo, su obra contribuyó decisivamente a la formación de la ideologia fascista.Concluye, el profesor Fortes, afirmando que se trata de una literatura para el fascismo.
Pues bien, me muestro rotundamente en contra de esta tesis que es simplemente una reducción, simplificación y sectarización de cualquier aparato crítico marxista. Me parece que esta forma unilateral de análisis de textos es una especie de estalinismo cultural carente de sentido.
Finalmente, creo que es el profesor Fortes el que ha cometido un tremendo error acudiendo a los tribunales para que decidan sobre una polémica cultural. Como dije en otro comentario, el complemento a la libertad de cátedra es la libertad de crítica a las tesis expuestas. Si utilizara el mismo argumento del comentario anterior, ¿no es sospechoso que el aparato judicial le de la razón a Fortes?
Te agradezco, en primer lugar, que dejemos a Javier en paz. Es como debemos honrar a ese magnífico poeta. Gracias. En segundo lugar, también te agradezco que entres a discutir las tesis del profesor Fortes, algo que el propio Luis no hizo en su artículo de El País (te recuerdo, y a todos los lectores, que el mismo Defensor del lector de El País, mediante un artículo en el periódico a los pocos días, tuvo que salir al paso de la intervención de Luis señalando la inconveniencia de haber publicado el citado artículo ya que no contenía ideas…) y no ha hecho hasta ahora, un error por su parte. Al hilo de esto y según tus afirmaciones te indico: A) dices: “sí que afirma que la obra de Lorca se corresponde con la ideología nacionalsocialista.” Lo siento pero creo que es un error de lectura. El nacionalsocialismo no se corresponde con la sectorialidad de la ideología fascista en España (salvo el minúsculo grupito de Ledesma Ramos, que pronto se desgajo de Falange). El término “corresponde” indicaría identificación, igualdad a, y, por lo tanto, tal como señalas, sería una contradicción en la lógica que intentas establecer. Pero es que, además, Fortes lo sitúa en ámbitos de “populismo”, término con un amplio desarrollo en la teoría ideológica y política, y ahí, yo al menos, sí estoy muy de acuerdo: en el populismo tradicionalista de la mayor parte de la obra de Lorca. Eso mismo, en su tiempo histórico, se informaba, se señalaba desde la prensa de izquierdas (en su amplio espectro: anarquista, marxista, comunista… incluso liberal republicana) y que se ha silenciado sistemáticamente por parte de la gran mayoría de historiadores… De nuevo te agradezco que entremos a donde hay que ir: a discutir de historia y conocimiento, no al insulto; y B) también afirmas: “afirmando que se trata de una literatura para el fascismo.” No, tampoco, la significa como literatura “en fascismo” dentro de ese populismo tradicionalista (repito ya indicado por críticos y reseñistas en el momento republicano) que produce una relativa fácil asimilación por ciertos sectores tradicionalistas que, éstos, sí darán el salto al fascismo. No, nunca Lorca. La riqueza de esta interpretación, los materiales hitoriográficos y la base teórica gramsciana, desde un marxismo heterodoxo, al menos, a mí, me parece rica en contenido y, al menos, adecuada para su discusión en la búsqueda de nuevas caminos para el conocimiento de aquellos años y las posiciones de los intelectuales republicanos liberales (sector ideológico en el que se movía Lorca…) Por último, afirmas: “creo que es el profesor Fortes el que ha cometido un tremendo error acudiendo a los tribunales para que decidan sobre una polémica cultural.” También aquí te hago alguna matización. El artículo famoso de El País (y te ruego leas la intervención del Defensor del lector del citado periódico) no contenía ninguna idea, ninguna refutación, ninguna opinión cultural, consistía en la llamada “a poner en su lugar a este profesor” (con un cierto tono de llamada a la depuración ideológica) y en base a una calificación psiquiátrica de éste (“rozando el deliriums tremens”). Lo siento, pero es literal del artículo de Luis. por lo que NO se trataba de una “polémica cultural”, tal como ha evaluado el juez. Por otra parte, ante estas descalificaciones el profesor Fortes, como cualquier ciudadano, asesorado por su abogado, ha tomado la decisión que ha creído conveniente. Algo que no estamos respetando mucho, creo. Como comprenderás no puedo estar de acuerdo con esta salida de pata de banco de Luis. Lo que tú estás haciendo, discutir y buscar la mínima verdad historiográfica es lo que debería haber hecho también él. Aquí finalizo esta ya larga parrafada. Salud y saludos para ti y para todos los lectores.
Hola Concha. Creo que Garcia Montero se equivoco gravemente al hacer uso de El Pais para saldar una cuenta personal y solo personal, y que los dirigentes y cargos publicos de IU os equivocais tb al no hacerselo ver.
No hace falta decirle a un@ militante de IU que una noticia u opinion publicada en el El Pais o en cualquier otro medio de fabricacion de realidad puede conducir a la condena social o al linchamiento moral, como en este caso. La respuesta de Fortes recurriendo a la administracion de justicia es proporcional.
Ahora sugieres, en respuesta a un comentario anterior, la posible existencia de ciertos intereses turbios tras la sentencia, pero al tiempo sigues mirando para otro lado ante la evidente manipulacion que los medios de comunicacion han hecho de este asunto, tambien en perjuicio de nuestra organizacion y de toda la izquierda. Por otro lado sigues sosteniendo un discurso que subvierte el papel de victima y verdugo, cuando esta clarisimo quien disfruta de los resortes del poder mediatico y del reconocimiento social.
No estoy de acuerdo con la lectura que haces de Fortes. Pero no voy a discutir sobre la cuestion academica o ideologica porque ahí no esta el problema.
Saludos desde el exilio.
jc
Pues estoy deseando, dado mi interés por las complicidades entre literatura y fascismo, incluyendo la de aquellos poetas que, sin ser fascistas de carnet, proporcionan munición ideológica al fascismo, que estos trabajos nos abran los ojos para comprender ese aspecto de la obra de Lorca. Estando tan acostumbrado a leer textos de magníficos autores que militaron en el fascismo, y también de quienes nunca lo hicieron, de quienes murieron antes de la invención del nacionalsocialismo, pero fueron usados por éste, espero con ansiedad esa revelación.
E insisto en algo: ¿vamos a considerar o no a Machado como intelectual cuya obra fue utilizada por el falangismo de los años cuarenta? Porque de eso sí que hay pruebas abundantes. Vamos, si hasta Suárez utilizó un fragmento de Machado en su discurso de junio de 1976 en defensa de las asociaciones políticas, cuando era secretario general del Movimiento: "Ni está el mañana (ni el ayer) escrito". ¿Y las alusiones a la Castilla que debe salvar a España que encantaban a los falangistas más radicales como Ridruejo o Laín?
Bueno, elefantes en la cacharrería somos todos, que estamos a la espera de ese trabajo iluminador que nos descubra, ya era hora, que la obra de Lorca tenía elementos de populismo aprovechables por Falange. ¿Se aprovecharon? No recuerdo que se le hiciera demasiado caso en la retórica del régimen, y éste chupaba casi todo lo que podía, especialmente de las "generaciones" del 98 y del 27: en especial de la primera, pero yendo a rescatar a los "buenos" de la segunda (que eran pocos y los peores). Si hubieran tenido al mejor en sus manos...¿lo habrían desdeñado? Claro, es posible que ni siquiera los falangistas se dieran cuenta. ¿Y la imagen que tenemos de Lorca falta a la verdad histórica? ¿Llevamos, más de sesenta años después de su muerte, engañándonos todos, incluyendo a los críticos literarios que saben menos que el profesor Fortes? Porque, si sobre un tema se ha trabajado poco, convengamos que es sobre Lorca...en España y fuera de España.
Quizás la publicación de esas tesis investigadas durante 20 años podrían ser más contundentes, en una polémica con García Montero, que una sentencia judicial.
Y lo del acceso a cátedra vetado por algunos que ahora defienden a García Montero...¿Vamos a venir con ese tipo de batallitas que los que trabajamos en el mundo universitario nos conocemos como la parte miserable de vencedores y vencidos?
Besos, Concha
Ferran
Poeta en Nueva York es tradicionalismo populista...? ¿Lo es el LLanto...? ¿No es tradicionalismo populista la primera obra de Alberti? ¿No es esa calificación, la hiciera quien la hiciera en los años 20 o 30, una muestra de "señalización" de la actitud POLITICA de Lorca, que está haciendo un discurso poético que no puede ser inocente? ¿Es que fue inocente para sus verdugos?
¿Qué categorías gramscianas se aplican a este tipo de literatura? Quizás podría pensarse en las categorías de Pasolini al hablar de lo popular´.
Por cierto, Ramiro Ledesma no es nacionalsocialista. Las JONS fueron nacionalsindicalistas en su mismo nombre, y las simpatías de Ledesma nunca se inclinaron más que la del resto de fascistas españoles por Alemania que por otros fascismos europeos. Y la distinción entre nacionalsocialismo y nacionalsindicalismo no es poca cosa: tiene que ver con algo tan importante como la concepción del sindicalismo fascista o la abolición de cualquier tipo de sindicalismo, incluso del vertical, en el proyecto nazi. Esto último, era solo un apunte.
Una sola pregunta: ¿se le prohibió al profesor Fortes publicar una respuesta a García Montero en EL PAIS?
Besos
Ferran
POR SU INTERÉS LES TRASLADO ESTE ARTÍCULO PUBLICADO EN REBELION.ORG
(CON ENLACE A LA SENCENTIA EN PDF)
Polémica sobre Lorca y manipulación informativa
Fortes-García Montero: los hechos son los siguientes
Santiago Alba, Pascual Serrano, Constantino Bértolo, Belén Gopegui, César de Vicente e I. Echevarria
Rebelión
Los hechos son los siguientes. Un oscuro profesor revisionista de la Universidad de Granada llamó “fascista” a García Lorca, asegurando además que “lo habían matado por maricón”. Sin pensárselo dos veces, uno de los “nuestros”, el laureado poeta Luis García Montero, salió valientemente en defensa del genio granadino fusilado en 1936, en defensa de la memoria histórica, de la libertad de expresión y de los más altos valores compartidos por todos los que nos consideramos de izquierdas. Su coraje cívico y su conciencia política lo convirtieron entonces –como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia- en objeto de una intolerable persecución legal. Denunciado ante los tribunales por el oscuro profesor revisionista, un juez de dudosa filiación ideológica, rescoldo superviviente de los aparatos del franquismo, condenó a Luis García Montero, el cual se vio obligado además a renunciar a la docencia universitaria. Inmediatamente, todos los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia, escandalizados por este atropello contra la libertad de expresión, y una espontánea campaña de solidaridad se puso en marcha para denunciar el acto de barbarie y manifestar su apoyo al poeta condenado. Su última clase en la facultad de Granada, el pasado viernes, se transformó en un emocionante acto de desagravio y homenaje; durante el mismo se leyó el comunicado redactado por la Plataforma de Apoyo creada al efecto y que han firmado ya 4.000 personas, entre ellas –para marcar la dimensión internacional del escándalo- Ernesto Cardenal y Juan Gelman.
Estos son los hechos. No. Esta es una narración mitológica construida desde El País, repetida de manera enteramente acrítica por medios nacionales y locales de toda España y sincopada por la noble credulidad de grupos y personalidades de izquierda que han servido a su vez de excipiente y legitimación de esta bonita e inexacta historia. Un relato bastante minucioso de la misma puede encontrarse en “Luis García Montero y José Antonio Fortes: información contra manipulación (o el insulto justificado)”, de Matías Escalera Cordero, por lo que aquí nos limitaremos a un breve resumen. Dos profesores de la misma universidad, los dos especialistas en literatura, los dos expertos en Lorca, mantenían desde hacía años una relación pugnaz en la que se mezclaban –como ocurre tan a menudo en nuestras facultades- las diferencias ideológicas, las literarias y las personales. Hace dos años, uno de ellos, Luis García Montero, insultó al otro, José Antonio Fortes, en una reunión de departamento cuyas asperezas el primero trasladó a un foro donde el segundo no podía seguirle y donde no podía defenderse: la edición andaluza de El País, en la que García Montero publicó el 14 de octubre de 2006 un artículo titulado Lorca era un fascista, un texto muy bronco y visceral en el que, entre otras cosas, llamaba “tonto indecente” y “profesor perturbado” a José Antonio Fortes y en el que acababa pidiendo la intervención de la Universidad de Granada contra sus “disparates”. Sintiéndose agredido e indefenso, Fortes acudió a los tribunales, los cuales le dieron la razón el pasado día 11 de noviembre, condenando al profesor García Montero a multa e indemnización (1.800 y 3.000 euros respectivamente) por un delito de injurias graves con publicidad.
Como ni los medios ni los ingenuos solidarios se han tomado la molestia de la más somera investigación, quizás conviene aclarar que José Antonio Fortes no es un “oscuro profesor revisionista” ni ha llamado a Lorca “fascista” ni, desde luego, ha justificado su asesinato porque fuera un “maricón”. Es un crítico y escritor de formación marxista del que podemos leer unas interesantes reflexiones en la muy izquierdista revista Youkali e incluso algún que otro texto en las páginas de Rebelión. Sus críticas a Lorca, publicadas originalmente en la revista no digital El nudo de la Red pueden leerse además en la revista de cultura cubana La Jiribilla, y forman parte de un controvertido, pero minucioso, erudito y riguroso análisis del “populismo literario” desde la perspectiva de clase; es decir, como instrumento despolitizador de las confrontaciones sociales y, por lo tanto, como aliado objetivo de la burguesía capitalista. Para Fortes, los temas lorquianos por excelencia –la madre, los gitanos, el pueblo, la raza, la sangre, la sexualidad reproductora, el irracionalismo- se inscribirían dentro de este marco populista antimarxista. En medio del absoluto silencio mediático sobre la figura y la obra de Fortes, identificado siempre como “revisionista” (por oposición al “izquierdista” García Montero), es necesario acudir a algunos comentarios de los lectores en los bajos de una muy poco profesional noticia de Público –pues asume con naturalidad la narración mitológica- para encontrar un poco de información al respecto (Ver García Montero, condenado por injurias, deja la universidad). Pero hay que alejarse del ruido de los medios, para poder leer un comunicado bastante esclarecedor (acerca de las posiciones teóricas de Fortes) firmado por algunos de sus alumnos: Acerca del enfrentamiento entre José Antonio Fortes y Luis García Montero. Pensar la literatura.
En cuanto al juez Miguel Angel Torres, se ha limitado a aplicar la misma doctrina penal que tanto justo alborozo nos produce cuando condena hasta cuatro veces a Jiménez Losantos por sus intolerables exabruptos injuriosos. No sabemos cuál es la ideología del juez, pero la sentencia que condena a García Montero nos parece difícilmente objetable desde el punto de vista del derecho vigente, el cual considera, más allá de las valoraciones sobre Lorca, que la justicia debe garantizar a la libertad de expresión el derecho al intercambio de opiniones y no al linchamiento público e impune de un rival. Como “hechos probados”, el texto de la sentencia recoge la decisión de Luis García Montero, tras su agresión verbal a Fortes en la reunión del departamento el 20 de septiembre de 2006, de “continuar su enfrentamiento en varios medios de comunicación mediante la publicación de entrevistas y artículos de opinión”, reproducidos parcialmente por otros medios y periódicos, entre los que la sentencia cita Ideal, La Opinión de Granada y ABC. Respecto de la agresión verbal en la reunión del departamento (en la que García Montero llamó a Fortes “hijo de puta, cretino, mequetrefe, sinvergüenza, cabrón”), el juez Torres recuerda la diferencia entre la libertad de expresión y el insulto. En cuanto al artículo publicado en El País el 14 de octubre de 2006, la sentencia señala que “es más que dudoso que para defender a Lorca se tenga que insultar al profesor Fortes y descalificarlo”; y llama la atención sobre el hecho curioso de que “el artículo comience y termine defendiendo la libertad de expresión y que a su vez pida que se tomen medidas contra el profesor Fortes por lo que dice o piensa”.
Las tesis literarias de Fortes son sin duda cuestionables y quizás merezcan una amplia y sesuda respuesta por parte de historiadores y críticos de la literatura en el marco de debates académicos y publicaciones especializadas. No parece que la sentencia del juez Torres impida este tipo de respuestas: reconoce, al contrario, que García Montero está “legitimado para criticar las clases y las ideas del señor Fortes”, “mostrar su abierto desacuerdo con su compañero de Departamento” y utilizar para ello El País o cualquier otro medio público; le invita a “defenderse en los tribunales, en los medios de comunicación y mediante su talento para la palabra y la escritura”. Lo que le censura es “utilizar en público el insulto y la descalificación y aprovechar que publica sus opiniones en un importante medio escrito para insultar al señor Fortes”. La sentencia no cuestiona el derecho a la libertad de expresión del acusado: ni expulsa a García Montero de la universidad, para lo que no tendría competencias, ni le prohíbe seguir escribiendo ensayos sobre García Lorca o contra José Antonio Fortes. Se limita a imponerle una modestísima pena por haber menoscabado el ámbito de la libertad de expresión rebajándolo a puro vehículo de manifestaciones injuriosas o vejatorias sin relación con “las ideas u opiniones” expuestas (de acuerdo con las sentencias del Tribunal Constitucional de 20 de enero de 2002, 26 de febrero de 2001, 25 de mayo de 2000 o 17 de enero de 2000).
Las tesis literarias de Fortes pueden legítimamente no gustar o incluso molestar. Pero lo que desde luego resulta más que cuestionable, en el orden moral y en el político, y no sólo en el jurídico, es la decisión de García Montero de trasladar una rivalidad literario-personal a un ámbito público (el de ciertos medios de comunicación) desde donde puede atacar acorazado y sin respuesta, así como el comportamiento de esos mismos medios que utilizan su monopolio del relato para, una vez más, traicionar los más elementales principios de la deontología periodística.
García Montero y El País (con sus metástasis en otros medios, incluido el decepcionante Público, que titulaba una noticia del 20 de octubre con un majestuoso “El poeta García Montero, a juicio por defender a Lorca”) han convertido un insignificante conflicto privado en un caso político. O mejor: en un ejemplo de manual de manipulación informativa. Es esto, y no las causas privadas o literarias del contencioso, lo que exige de la izquierda una respuesta y una denuncia. No es la figura de Lorca ni la memoria histórica ni la libertad de expresión lo que están en juego en este asunto sino la suplantación total de la realidad por parte de esos grandes medios de comunicación que pueden convertir a las víctimas en agresores sin la menor resistencia y convencer a miles de personas de la bondad de una causa injusta. A muy pequeña escala –y por eso es un ejemplo- es lo que ocurre todos los días cuando esos mismos medios nos hablan de Iraq, de Palestina, del País Vasco, de Venezuela o de la crisis económica global. Pero si frente a estos temas la izquierda y sus intelectuales siempre han demostrado un loable nivel de alerta y desconfianza preventiva, en este pequeño caso ejemplar han demostrado una credulidad tan aparatosa como el ejercicio de manipulación de que han sido víctimas. No sabemos quién es más de izquierdas, si García Montero o Fortes; lo que sí sabemos es que es más de izquierdas –porque es sencillamente más honesto y justo- denunciar lo que ha hecho García Montero aupado por el grupo PRISA, que denunciar lo que no ha hecho José Antonio Fortes, al que no han dejado ni siquiera defenderse. Por eso nosotros queremos denunciarlo aquí.
Sentencia íntegra (en formato pdf - 13 Mb)
A Fortes no se le puede recriminar por haber acudido a los tribunales para defenderse ante graves insultos personales vertidos por Luis García Montero, al que admiro y respeto.No ha acudido, querida Concha, para dirimir una disputa "literaria", como dices. Es muy lícito lo q ha hecho ya que no ha contado con el mismo eco mediático para defenderse, y la justicia le ha dado la razón.Yo tampoco estoy de acuerdo con la opinión de Fortes sobre Lorca, pero él argumenta su razonamiento.El tema es más complicado de lo que parece y me temo que se han tergiversado muchas cosas en contra de Fortes.
Cierto día tuve la suerte de encontrar a la inspectora de mi centro, hablamos, me contó que ya algo mayor quiso hacer filología hispánica, que tuvo la poca gracia de encontrarse con Fortes y...¡pasmense! que este buen hombre los tuvo ese curso buscando indicios biográficos de Lorca que lo unieran al fascismo para, en caso de 'éxito', proceder él mismo a la publicación. ¡Verídico, palabrita del niño Jesús!
Esa es la costumbre establecida en la inmensa mayoría de los concursos literarios y eso es lo que ocurrió en el Premio Ciudad de Burgos». De la misma forma que en las bases se especifica que el fallo es cosa del jurado, en ningún punto de las mismas se hace referencia a esa ‘costumbre’ de la que habla García Montero.
¿Conclusión?
Para los denunciantes, la actitud del jurado «confirma las sospechas que se ciernen sobre la credibilidad, honestidad y limpieza de los premios literarios en España. La impunidad, desvergüenza y amiguismo en el que se amparan algunas editoriales de poesía, de renombre y prestigio, en connivencia con determinados poetas no viene sino a confirmar la lamentable forma de actuar de estos cómplices de la corrupción e indecencia literaria».
Para Montero, éstos «han olvidado cuál era su misión y han querido actuar como jurados. No sé, porque no conozco a las personas, qué experiencia personal y qué suerte literaria sostiene la furia de estos preseleccionadores. Sí sé que con su soberbia y su agresión ensucian el nombre público de personas respetables y desaniman a las instituciones que deciden apostar por la poesía en tiempos difíciles para la cultura. El Premio ‘Ciudad de Burgos’ no se merece esta actitud». Daniel Rodríguez Moya es granadino como Montero y ya ha publicado en Visor. La pelota está en el tejado del IMC. Ayer DB intentó contactar con su presidente, Fernando Gómez, pero estaba apagado o fuera de cobertura.
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