martes, 25 de mayo de 2010

Two lovers



No sé si para los cinéfilos, la atmósfera es tan importante cómo para la literatura. Mi recuerdo de algunas películas está ligado a interiores perfectos, que no parecen decorados de cine sino viviendas reales donde han ocurrido cosas y donde te parece que hasta los cajones estén repletos de objetos. Recuerdo, por ejemplo, el despacho de trabajo de la película "Una mente maravillosa" o la vivienda de la protagonista de "Las horas" en plenos preparativos de la celebración. Con Two lovers me ha pasado algo parecido: el apartamento donde se desarrolla buena parte de la acción se sale de la pantalla y resulta absolutamente real con su pared de fotos familiares, el desordenado cuarto del protagonista y los patios interiores. Frente a un cine espectacular, Two Lovers es un proyecto intimista, de seres desprotegidos que buscan un poco de felicidad. Se desarrolla en Nueva York y no hay un solo plano heroico, orgulloso, vertical. . Una magnífica escena entre el protagonista y su madre al pie de la escalera nos habla de la modesta aspiración de felicidad de los personajes. Sin embargo un repentino giro de la historia final nos devuelve al centro de la realidad. Aún así los personajes no juzgan, no etiquetan, no condenan. Joaquin Phoenix parece vivir, desde siempre, entre esas calles y esas paredes. Es una sinfonía interpretativa y un enigma. ¿Cómo hay que afrontar la vida? -me pregunto al salir del cine.

2 comentarios:

Alberto Granados dijo...

Jolines, Concha, me descuido dos días y llenas el blog. De lo cual me alegro, que llevabas uhna racha de letras a plazo fijo: tu columna de El País (que no es que sea poco) y nada más.
Me encanta tu reflexión soibre esta peli, que no he visot. Jesús Lens la ponía el otro día por la snubes. Beso.
Alberto

PS Si no hay problemas, mañana habrá nuevo elatillo, una vez más sobre un personaje en fase de derrota...

Concha Caballero dijo...

Llevas razón, Alberto, que estoy muy vaga en cuanto al blog se refiere. Sin embargo no quiero perder el contacto ni la costumbre de escribir reflexiones dispersas en este blog, de una forma más personal y dispersa que los artículos periodísticos. Un beso. Te visito enseguida.