En 1986 el transbordador espacial Challenger se desintegró, con siete tripulantes a bordo, pocos segundos después de su lanzamiento. Desde entonces se vienen investigando las causas de este accidente, así como de algunos otros tan terribles como Chernobil o el incendio de la estación de King Cross. Los estudios más avanzados, como el de Vaughan, no se detienen solo en los fallos técnicos sino en los fallos del sistema y de la organización social que les dieron origen.
Resumo sus conclusiones:
1.- La teoría del responsable individual o del chivo expiatorio, no solo no explica los accidentes sino que es el campo de cultivo de nuevas catástrofes. “Es mucho más fácil señalar la responsabilidad individual de un accidente que estudiar y, por tanto, modificar, los fallos de la organización y del sistema”.
2.- En la práctica, ninguna catástrofe responde a una sola causa, sino a una cadena de errores y de fallos en la organización. En todos los casos no hubo una única decisión para hacer algo mal sino, en su inicio, una serie de aparentemente inofensivas decisiones equivocadas.
3.- Hay una norma que debe seguirse para la investigación y es llegar tan lejos en el tiempo como sea posible para identificar las causas del accidente. Reducir el tiempo a los últimos acontecimientos es una forma de ocultar los verdaderos motivos y las relaciones que los produjeron.
4.- En todos los graves accidentes, se silenciaron, se evitaron o se minimizaron los “sectores críticos” del sistema que alertaron de riesgos o fallos. Así, en el caso del Challenger, en vez de preguntar a los ingenieros si el despegue era seguro, retaron a los ingenieros “díscolos” a probar que no lo era y prescindieron de su presencia en las decisiones finales.
5.- Los investigadores han demostrado en el caso del Challenger, que lejos de haber habido errores individuales, omisiones del protocolo e incumplimientos, fue precisamente seguir estas al pie de la letra (con todos los errores acumulados) los que desencadenaron la tragedia. “No fueron los calculadores y amorales managers, violadores de reglas quienes fueron responsables de la tragedia: Fue la conformidad” –concluyen.
Este fue el diálogo que mantuvimos durante la Asamblea Andaluza Manolo Lay, Felipe Villa (y otro compañero que imperdonablemente no consigo recordar), mientras el proyecto de inicial de IU se hacía añicos entre acometidas personales, gritos y simplificaciones políticas.
8 comentarios:
Tristes guerras...
La verdad es que es lamentable que semejante proyecto se vaya al traste. En lo que discrepo es en pensar que esto es de ahora. Creo que está tocada hace muchos años.
Toda la alegoría del Challenger es apasionante, Concha.
Rigoletto
Querida Concha, en la comisión que estudió el accidente del Challenger estuvo uno de los tipos más inteligentes y brillantes que han pasado por el siglo XX: Richard Feyman.
Aquí puedes encontrar su biografía:
http://www.astrocosmo.cl/biografi/b-r-p_feynman.htm.
O aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Feynman
Escribió un libro fantástico sobre esta experiencia.
¿Qué te importa lo que piensen los demás?
Fue un bellísimo ejemplo de Libertad intelectual!.
Un gran análisis, muy meditado y con una buena prosa. Sólo un matiz, los cohetes no hablan. A los cohetes no se les da unas normas, como mucho unas coordenadas, para después no cumplirlas. A los cohetes no se les expulsan despues de quedarse con el dinero que mandan para, según las normas, ponerse al corriente de la cuota. En definitva los cohetes son cohetes y no personas y están tienen sentimientos y muchos tiros dados, casi todos por las espalda y muchos de ellos dados por la izquierda, esa presunta.
Pero llevas razón, las voces eluden el debate, pero el debate, este como otro estaba amañado. En definitiva, un cohete les metía yo algunos, pero no para que se desintegren. Por cierto, IU ya está desintegrada, si este cohete no salta hecho añicos, no va a ser el referente político de muchas y muchos, me refiero a la hora de voto.
Salud y República.
Yo prefiero pensar en el talante positivo de todo sentido crítico pero en vuestro caso(el de la "corriente" digo), a veces es imposible identificarlo.Es una gran noticia y un paso importante el resultado de la Asamblea Andaluza, no sólo por la ampliación de la mayoría respecto a la anterior Asamblea sino por el gran retroceso experimentado por la llamada corriente crítica, que en tantas ocasiones ha atentado contra la propia dirección andaluza, contra la organización del PCA y contra todo órgano con el que confronte políticamente, enarbolando cínicamente la bandera del pluralismo y el victimismo político. La premisa de la unidad de fuerzas en la lucha, que sin duda compartimos todos los que nos organizamos en torno a un compromiso por defender los intereses de la clase obrera, por el socialismo y en contra del capitalismo, no debe nunca empañarnos la visión para distinguir a aquellos que aún compartiendo buena parte de los objetivos, son verdaderos enemigos y obstáculos en el camino hacia estas conquistas. Se ha dado pues un paso importante para despejar este camino. No se trata de excluir a quien no piensa igual, todo lo contrario, sino de afirmar la determinación de actuar contra aquellos que sin hacer valer legítima y democráticamente sus postulados intentan hacerlos prevalecer por encima de la mayoría de la organización.Y así es como actúa la "corriente". Pluralidad en el debate pero también unidad en la acción. Hablar de pluralidad en el seno de cualquier organización sin vincularla a la unidad de acción es desvirtuar por completo la virtud de dicho concepto. Muy bien haría esta denominada “corriente crítica” en convertirse en “corriente autocrítica” y en lugar de apresurarse, como han hecho ya algunos de sus más destacados paladines, en criticar el proceso de la reciente Asamblea y tildar al reelegido Coordinador Andaluz de “posibilista”, “hipócrita” y otras lindezas, deberían plantearse qué hacen ellos por la integración y la unidad dentro de IU, a parte de manipular censos, arremeter contra compañeros y cargos de IU que no les son afines, usar los medios de comunicación (incluso los vinculados a la derecha) para confrontaciones políticas internas, difamar a miembros y órganos de IU en estos medios y anteponer sistemáticamente su protagonismo a la salud orgánica y democrática de la organización. El reciente resultado de la Asamblea Andaluza debe entenderse por la corriente como una bofetada de la organización a su trayectoria. Y si hay quien se resiste a entenderlo así le vendría bien recordar aquello que decía el poeta Neruda: “para que nada nos separe, que nada nos una”.
Dos metáforas maravillosas para hablar de IU. Me gusta el "Farewell" de Neruda apuntado. Lo aprendí de memoria porque, en una historia de la literatura universal que se apretaba en los pocos libros que había en la casa de mis padres, se había escogido precisamente ese poema, que ahora puede aplicarse a la tragedia de la izquierda española: "Desde el fondo de ti, y arrodillado,/un niño triste, como yo, nos mira./ Por esa vida que arderá en sus venas/ tendrían que amarrarse nuestras vidas./ Por sus ojos abiertos en la tierra/ veré en los tuyos lágrimas un día./Yo no lo quiero, amada:/ para que nada nos amarre/ que no nos una nada./ Ni la palabra que aromó tu boca/ ni lo que no dijeron las palabras."
Un acto de amor, de deseo, de expresión de la complacencia por habernos conocido, de gratitud al azar de habernos encontrado y aceptado, nos permitió dar paso a una criatura. En este caso, le permitimos abrir sus ojos en la tierra y nos hartamos de llorar por ella, desde muy pronto. Entonces, al principio, se trataba de la agresión y las OPAs hostiles del PSOE, que premió a un impresentable cuyo nombre me niego a pronunciar, que defiende lo indefendible con la misma carencia de pulcritud moral con la que atacaba lo inatacable. ¿Cómo fiarse de quien quien quería mejorar un proyecto y se siente tan a gusto en otro, frente al que se constituyó precisamente Izquierda Unida? Salimos de la crisis de la transición echándonos la culpa de todo, sin tener en cuenta que la transición discurrió por las dimensiones de la democracia que convenía a la otra izquierda (y bien claro que lo dijeron en todas sus intervenciones públicas antes de 1977!). Se nos echó encima una crisis económica que pulverizó nuestra capacidad de resistencia y movilización, al tiempo que éramos un factor marginal institucional y, para completar el desastre, en el momento en que un cambio de ciclo mundial, el más importante desde 1945-50, pasaba a destruir las bases materiales y el prestigio cultural de quienes nos considerábamos no la izquierda del régimen, sino la izquierda que lo era por ir contra el régimen.
Entonces aparecieron las primeras muestras de nuestra capacidad de rompernos la cara, de escupir sobre nuestras tumbas. Prosoviéticos, banderas blancas, eurocomunistas, leninistas...La taxonomía de la izquierda verdadera poco tiene que envidiar al hostal Norman Bates, con Anthony Perkins disecando las actitudes de divergencia y asestándoles navajazos en la ducha.
Aguantamos lo indecible. Y, por qué no decirlo, nos comportamos de forma miserable en nombre de la unidad o en nombre de la escisión. No fuimos compasivos con una experiencia que se nos había transmitido, con esa cultura sedimentada en tanto tiempo de conflictos internos, pero también de una cálida solidaridad. La militancia dejó de tener esa mística de fraternidad que conocimos en el antifascismo y pasó a ser un incómodo recinto destinado a afirmar nuestro propio orgullo de secta, de tendencia, de grupito pasillero, mientras la sociedad empezaba a navegar a solas, como siempre lo ha hecho cuando nos creemos ángeles y acabamos siendo siendo demonios. Cuando creemos ser el cuerpo que encarna la idea y sólo somos la sombra que la repite con una inercia obcecada, insensata, esa historia llena de ruido y de furia contada por un idiota.
Nos quedamos porque nos negábamos a abandonar todo lo que aquella organización o aquella cultura contenía. Nos quedamos por debilidad, no por firmeza de carácter. Pero eso formaba parte de la ternura de la que hablaba Rosa Luxemburg, diciendo que no podían hacer la revolución quienes renunciaran a la sentimentalidad. Pero comprendimos que amábamos una cosa, un producto social cada vez más inerte, una reliquia. Y no nos queríamos como nos quisimos en otros tiempos, cuando un camarada o una camarada eran algo más que personas que compartían siglas. Nosotros, los de entonces, dejamos de ser los mismos. Ella, la cultura que teníamos el deber de proteger, fue dejada en una intemperie, fue estirada desde todos los sectores que querían apropiarse de sus despojos hasta que la convertimos en algo sin forma, en una caricatura de sí misma, en una materia orgánica sin más vida que la de su propio proceso de descomposición.
Nadie tuvo la culpa...Todos la tuvimos. Las generaciones que nos precedieron se merecían algo más. Incluso nosotros, a mitad de los cincuenta ya, nos merecíamos algo más. Nos merecíamos crear ese espacio de pertenencia que nos hiciera dignos de nosotros mismos, que nos dejara construir algo difícil, un amor en los tiempos del cólera paciente, con el esfuerzo minúsculo y la tenacidad del insecto ante su gigantesca tarea cotidiana. Con la obsesiva lucidez con la que se es fiel a la lentitud de los procesos históricos. Como quien espera el alba.
Besos
Ferran
Ya me sonaba a mí que en el "Farewell y los sollozos", del primer libro de Neruda, fallaba algo: falta un verso y no consigo recordar los dos finales.
Os lo brindo de nuevo, siempre me ha gustado:
Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.
Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por esa sangre que arderá en sus venas,
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.
Yo no lo quiero, amada:
para que nada nos amarre,
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca
ni lo que no dijeron las palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos
ni los sollozos junto a tu ventana.
Es de "Crepusculario", pero creo que la cosa era más extensa...en fin. Pero creo que sigue sirviendo para hablar de IU. De todas formas, que no nos venza la nostalgia vistiéndose de remordimiento; que no nos gane la tristeza con los galardones de la autocrítica; que nos arrincone la melancolía con la pedantería de la presunta lucidez; y que nunca nos aturda el elitismo con el sucio desprecio por la gente a la que hemos fallado. Tengamos la sobria alegría de haber conocido a tanta genta sana, de haber sido honestos, de habernos fascinado por el ejemplo de los mejores...Y repitamos, con Dylan Thomas: "And death shall have no dominion".
Besos, compañera
Ferran
Ayer leí la reflexion mas coherente que he leído sobre la Asamblea andaluza.
aquí la podeis leer:
http://fcanasveras.blogspot.com/2008/11/cronica-casi-sentimental-de-la-asamblea.html
Me gusta la metáfora. Alude con precisión a que un problema que inunda a una organización desde el norte al sur, con síntomas similares, no puede ser acto de una persona. Es el sistema en el que todo está estructurado el que permite o incluso fomenta que este desastre se esté produciendo.
Habría que hacer un buen y realista análisis del comportamiento humano para prever el tipo de situaciones en las que nos solemos ver envueltos y en donde las normas establecidas se vuelven en contra de lo que dicen defender.
Un ejemplo: ¿de qué sirve decir que siempre se ha de buscar la pluralidad y luego dar la opción a que todo se resuelva en una votación en la que siempre ganará la mayoría simple? Si la mayoría tiene la capacidad de ganar yendo a una votación, ¿por qué se va a molestar en ser plural?
Otro: Según estatutos, para ser de IU tienes que comulgar con TODAS las ideas políticas. Entonces, si uno es monárquico, por muy de izquierdas, socialista, igualitario y justo que se considere, en consecuencia no debería estar en una organización republicana. A lo mejor yo lo he leido mal. Pues bien, por muy feministas que nos declaremos, en el fondo, las actitudes, los comportamientos siguen siendo muy machistas. Otros despreciamos los valores ambientales cuando nos tocan el bolsillo. ¿No deberíamos abandonar todos esta formación por coherencia? Y si creemos que no, que aquí podemos hacer trabajo, ¿por qué no permitimos que cualquiera pueda trabajar con nosotros aunque incumpla estatutos?
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