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domingo, 11 de mayo de 2014

ENSAYO DE RUPTURA

Publicado en El País Andalucía

   En la madrugada de ayer se puso fin a la primera gran crisis del Gobierno andaluz. La presidenta de la Junta derogó el decreto de adjudicación de viviendas y se redujeron a ocho los realojos autorizados de la corrala La Utopía.

   A quien haya elegido este terreno de juego para la confrontación del Gobierno andaluz, la derecha debería hacerle un monumento. Si algo ha quedado claro con la crisis es la radical injusticia de la política de vivienda. Los datos son apabullantes: tres millones y medio de casas vacías y varios millones de personas sin hogar; más de 400.000 desahucios desde el inicio de la crisis, la mayor parte promovidos por la banca, mientras recibían 108.000 millones de euros de dinero público para compensar las pérdidas de su aventura especulativa salvaje. Por otra parte, el realojo de los vecinos de La Utopía correspondía al Ayuntamiento de Sevilla, que ha mantenido una actitud hostil a pesar de disponer de 528 viviendas municipales vacías. Pues nada, Ibercaja (la entidad bancaria que ha instado el desalojo) y el Ayuntamiento de Sevilla han salido de rositas en este conflicto, mientras contemplaban con fruición el radical enfrentamiento entre los miembros del Gobierno andaluz.

   Hemos asistido a un tristísimo debate entre los que tienen poco y los que no tienen nada. El que está pagando con mucho esfuerzo y sacrificio su hipoteca o alquiler, se siente ofendido porque se repartan llaves a los vecinos de La Corrala; el que está en la lista de espera-desespera, se lamenta de que hayan sido postergados y la derecha aprovecha para convertir la lucha por una vivienda digna en una causa indigna, egoísta e ilegal.

   En este terreno de juego los únicos ganadores del debate son quienes están en contra de las políticas públicas de vivienda; los que abominan de los movimientos sociales que defienden el derecho a vivir bajo un techo; los que consideran, en definitiva, que cada uno en la vida tiene lo que merece.
Es imperdonable que en un tema tan importante como este, los dos socios de Gobierno no se hayan comunicado, acordado, establecido unas pautas comunes de actuación pero, sobre todo, es absolutamente inexplicable que el realojo de ocho familias, haya puesto en cuestión un Gobierno de la izquierda cuya finalidad principal era mostrar la posibilidad de otra política frente a la ofensiva neoliberal. También es incomprensible que durante dos años no se haya solucionado la situación de los vecinos de la corrala La Utopía que, mucho antes de ser arrojados a la calle, vivían una situación de emergencia social en unas viviendas sin luz y sin agua.

   Por ahora la crisis de Gobierno se ha resuelto y ambas fuerzas hacen recuento de pérdidas y ganancias. Aunque las declaraciones públicas han sido muy sosegadas, ha habido un tremendo mar de fondo en el que se han vuelto a agitar los fantasmas de épocas pasadas. Ninguno de los dos socios reconoce haber cometido ningún error lo que hace menos verosímil la estabilidad de la paz recién alcanzada.
Si el PSOE cree que ha ganado prestigio y autoridad e IU apoyo social, están muy equivocados. Lo único que se ha fortalecido es la idea de que la izquierda, o llámese como se quiera, no puede entenderse; que el experimento andaluz tiene los días contados y que no será punto de referencia para conformar mayorías amplias en el Estado. Así las cosas, los únicos que pueden frotarse las manos (amén de una derecha que no sabía cómo aplaudir con más estruendo) son los sectores de IU opuestos a cualquier acuerdo con el PSOE desde el inicio y la vieja guardia del PSOE empeñada en defender una gran coalición con el PP. Ahora son Susana Díaz y Antonio Maillo —que apenas si se hablan o entienden—, quienes deben escribir el final de esta historia y decidir si revitalizan el pacto de Gobierno o van a acumular argumentos para certificar el fracaso de la experiencia andaluza.
@conchacaballler

viernes, 24 de enero de 2014

MUCHO RUIDO, POCAS LEYES



Publicado en El País de Andalucía

   Número de leyes en tramitación en el Parlamento de Andalucía: cero.

   No puede ser más desconcertante, a no ser que se trate de una hábil estrategia para despistar a la oposición política. En el caso de que la hubiera, claro, y no deambulara por todos los rincones solicitando un tiempo muerto de juego hasta que Mariano Rajoy disponga de un “momentico” para decidir qué persona puede encabezar el cada vez más derrotado ejército sureño.

   Cero leyes es casi una heroicidad. Debe ser difícil resistirse cada mañana a escribir unas cuantas líneas en el BOJA que tengan vocación de permanencia, valor de ley, cumplimiento obligado.
No legislar es casi un acto de desobediencia civil frente al furor legislativo del Gobierno central que, de una sola tacada ha aprobado el pasado año más de una treintena de leyes y que dispone de un arsenal, para este año, de otras 40 iniciativas legislativas.

   “Legislar, legislar, que la mayoría absoluta se va a acabar”, deben pensar en Génova. Y cada semana entregan a la imprenta un nuevo capítulo de iniciativas, recién sacadas del horno de la FAES o de los sectores económicos, sociales, religiosos o culturales más afines a este Gobierno. Bueno, culturales no, que de esos ya no les quedan. El resto meten prisa con lo suyo, no vaya a ser que se agoten los tiempos felices de la mayoría absoluta y del desconcierto social. Que si ya es hora de arreglar lo de las autonomías, lo del aborto, lo de la educación, las construcciones a pie de playa, lo de la seguridad… y que no se te olvide lo de la energía, Mariano.

   Es tal el hambre legislativa del Gobierno central que cuando no le caben más leyes en la alacena del Congreso de los Diputados, y cuando no quiere esperar el tiempo de cocción, preparan un plato exprés de decretos-ley, una especie de fast food legislativa que han servido con nocturnidad y cierta alevosía en 40 ocasiones. Todo un récord de difícil digestión para un sistema democrático y parlamentario.
Claro que su tarea es ardua: disponen de sólo cuatro años para desmontar las conquistas legislativas de los últimos 30 y volver chiquititas, reducidas, minimalistas, las prestaciones sociales públicas.

   Tiene cierta grandeza de miras este Gobierno que no se detiene ante los obstáculos ni ante la impopularidad de sus leyes. Con cada una de ellas es capaz de inmolar a un ministro y reducirlo a papilla, sociológicamente hablando. En la tabla baja de la calificación ministerial, se disputan a muerte la peor nota varias carteras y, cuando creíamos que había un vencedor absoluto, el inefable Wert, es desplazado por un sorprendente Gallardón que se alza ahora con la máxima calificación desaprobatoria.

   Nada de esto le ocurre al Gobierno andaluz. Ningún consejero, a excepción de la titular de Obras Públicas y Vivienda, ha escrito una sola línea en el BOJA. No importa que el Estatuto de Autonomía esté plagado de mandatos que requerirían un desarrollo normativo. “Si no hay dinero, no hay leyes”, deben pensar en las esferas del poder, aunque muchas iniciativas sólo requieren un esfuerzo de voluntad y de reorganización. O, es posible, quién sabe, que estén preparando un atracón legislativo para la próxima temporada, como ha indicado el portavoz de IU, quien no nos aclara la razón de esta sequía con la falta que hacen nuevos proyectos.

   Los viernes se reúne el Consejo de Gobierno en Madrid y suelen ser días fatídicos porque es raro que no se apruebe un nuevo recorte-ley. Ya saben la máxima: “legislar es recortar”. Por el contrario, los martes, fecha de reunión del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, son días plácidos en los que se anuncia si acaso la elaboración de un plan para atender tal o cual problema social.

   Puede ser que el Gobierno andaluz sufra un impasse creativo, el “síndrome de la hoja en blanco” que afecta a los escritores tras su primera obra, representada hoy en Madrid, con gran éxito, en la sede del Tribunal Constitucional y que inspira secuelas en diversas comunidades. Pero… ¿ni una ley en el Parlamento de Andalucía? No sé qué pensar. Los poderosos tienen quién les redacte sus leyes, disponen de agenda y objetivos. Los ciudadanos corrientes, de momento, no tienen quién les escriba. Y las palabras de amor verdadero se publican en el BOJA.

lunes, 25 de noviembre de 2013

DOS IZQUIERDAS, UN SOLO GOBIERNO


Publicado en El País Andalucía

   Al parecer hay una disputa soterrada dentro del Gobierno andaluz por ocupar el territorio de la izquierda. Susana Díaz, nada más llegar a la presidencia de la Junta de Andalucía, clavó su bandera sobre estos montículos y proclamó que no está dispuesta a dejárselos arrebatar. En realidad no se trata de ningún cambio de estrategia sino de táctica electoral. Cualquier estudio desapasionado sobre comunicación política indica que los recortes y decisiones duras de la gestión han recaído hasta el momento en el campo del PSOE mientras que las medidas más gráciles y sociales se atribuían a la acción de Izquierda Unida. Aunque es evidente que los despidos de funcionarios y los recortes sanitarios o educativos han sido motivados por el ajuste duro del Gobierno central, en su gestión diaria los costes han recaído sobre el PSOE mientras que los tímidos avances en materia de desahucios de viviendas o en protección social, se los ha anotado IU.

   La parte pesoística del Gobierno ha sido más bien torpe en no anotarse algunos contrapuntos interesantes a las políticas del PP como son la subasta de medicamentos, el mantenimiento de becas, la contención de las tasas universitarias que son las menores del Estado o la renuncia a medidas tan crueles como la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes. Sin embargo IU vendía sin esfuerzo los titulares de expropiación a los bancos de un centenar de viviendas por tiempo limitado o se anotaba la distribución de alimentos en las escuelas andaluzas.

   Lo que hasta ahora había sido una disimulada competencia, amenaza con convertirse en un malestar cierto ante la proximidad de las elecciones europeas, cuyo resultado en Andalucía se leerá con mucha atención. Por primera vez, tras esta durísima crisis, sabremos la respuesta del electorado andaluz a las políticas del PP y sabremos el grado exacto de apoyo que el pueblo otorga a cada una de las fuerzas que componen el Gobierno de coalición.

   La cercanía de estas elecciones va a provocar, sin duda, una mayor confrontación —o apariencia de ella— entre los socios de Gobierno del PSOE e IU. Ambos miran de reojo, cada vez con mayor insistencia, el marcador del partido. El problema, sin embargo, es que hay otros jugadores en la partida a los que no prestan la necesaria atención. O dicho de otro modo, que el PP en Andalucía esté descabezado y en un marasmo shakesperiano por la sucesión no supone, automáticamente, su descenso o su desaparición política.

   El PP andaluz, malversando a Cernuda, es un sueño que algunos necesitaron para seguir existiendo, pero la esencia del PP no es andaluza; no necesita líderes andaluces reconocidos para seguir existiendo; es un voto de la derecha política que no requiere de una existencia cierta en Andalucía para seguir vivo electoralmente.

   Como tampoco esa fuerza emergente del centralismo derechista posmoderno que es UPyD, necesita de líderes reconocidos en Andalucía para seguir creciendo en intención de voto.

   Otro elemento que los componentes del Gobierno andaluz no valoran convenientemente es el impacto que está causando la atractiva idea de salir de la crisis. De acuerdo que los datos sociales son demoledores pero este eslogan, repetido por el Gobierno, conecta con la esperanza ciudadana de poner fin a la pesadilla. La izquierda no puede eludir este debate de la salida de la crisis con la simple denuncia de la situación ni mucho menos con el dibujo espeluznante de mayores desastres futuros. La izquierda agorera que proclama que “lo peor de la crisis está por llegar” no puede ganar ninguna batalla. Solo la bandera de la esperanza podrá sacarnos de este presente aciago.

   Por eso, si el Gobierno andaluz quiere competir en el terreno de la izquierda sería mejor que lo hiciera de verdad: poniendo sobre la mesa no ocurrencias sino nuevos proyectos de empleo, de medioambiente y de gestión renovada de los servicios públicos. Si de verdad desea conquistar terreno social debería dejar de lado la resignación o la caridad y recuperar la ambición del cambio.
 @conchacaballer

lunes, 1 de julio de 2013

GRIÑÁN AGITA TODAS LAS AGUAS


Publicado en El País de Andalucía

   José Antonio Griñán anuncia que no se presentará a la reelección y provoca un terremoto en la política andaluza y estatal. Mientras la crisis arrecia y la ciudadanía consume sus últimas energías de indignación, nos estábamos acostumbrando a un tranquilo escenario institucional. En Madrid, la mayoría absoluta del PP garantiza votaciones mayoritarias de proyectos rechazados en la calle; en Andalucía, el gobierno bipartito garantiza una estabilidad institucional con un proyecto que pinta de rojo algunas rayas en el horizonte profundamente azul. En las instituciones, el naufragio de la política es lento. El PP se desangra y alimenta una rueda de recambio llamada UPyD. De forma incomprensible, el PSOE sigue perdiendo votantes, traspasados a IU o a la abstención más enfadada. Los primeros confían en que la crisis amaine, los segundos en que el pueblo vuelva a confiar en ellos por arte de magia. Incluso entonan algún baile atrevido de acuerdos institucionales en los grandes temas de Estado.

   La decisión de Griñán viene a poner en crisis este modelo, ese dolce far niente, esa nostalgia de que el pasado retorne, como las golondrinas, cuando las flechas macroeconómicas apunten hacia arriba, acallen la indignación y el bipartidismo reverdezca. Porque Griñán ha anunciado la muerte del pasado, el no retorno de los viejos tiempos, de sus políticos y de los modelos económicos. Y lo ha hecho inmolándose en la pira por pura cuestión de edad.

   Lo llevaba en absoluto secreto pero con una férrea determinación. Su decisión tiene efectos colaterales de todos los colores. El PP ha hecho el análisis previsto: Griñán se marcha por el caso de los ERE. Por simple razón electoral, el PP había convertido al presidente andaluz en la cabeza de turco del fraude, aunque la más elemental aritmética cronológica lo desmiente. De hecho, ni siquiera estaba en Andalucía mientras la trama empezaba sus andanzas. El caso de los ERE ha sido, sin duda, un sambenito del que Griñán no ha podido desprenderse, porque aunque no es suyo, es de los suyos. Pero no es la causa principal de su renuncia, aunque si una de sus razones. Sin embargo, la decisión de Griñán fuerza al PP de Andalucía a aclarar con rapidez su liderazgo y su proyecto.

   Por lo que respecta al IU, ha sido más que evidente su incomodidad con esta decisión. Nada le viene mejor a esta formación que esta transfusión lenta de votos sin riesgo alguno. Acaban de renovar su dirección y de elegir a Antonio Maíllo nuevo coordinador. Pero ahora la apuesta se queda corta. No basta con presentar un perfil más amable. Si quieren jugar en el terreno de la renovación tendrán que apostar mucho más fuerte por la apertura, las primarias, la autonomía del proyecto de IU respecto al Partido Comunista de Andalucía así como alguna asignatura incomprensiblemente pendiente, como el inexistente papel de las mujeres en esta formación.

   Pero el efecto más visible del terremoto Griñán es sobre el PSOE estatal, donde Rubalcaba administra los tiempos a paso de tortuga y se mantienen las líneas de fidelidades antiguas, de discursos oscilantes entre la oposición y la colaboración, y el temor a los cambios.

   Cuanto más se empeñan en afirmar que la decisión de Griñán “no alterará ni el calendario ni la agenda política prevista”, más claro parece que ha dado en la diana de una mayoría silenciosa o silenciada del PSOE. Es fácil agrupar las declaraciones de los líderes socialistas en racimos identificables: Rubalcaba, Chaves, Alfonso Guerra o el singular Rodríguez de la Borbolla han torcido el gesto ante el proceso andaluz. Frente a su evidente irritación, son fáciles de contraponer las sonrisas de Carme Chacón o de José María Barreda o la fruición con la que muchos militantes de base del PSOE citan las palabras de Griñán sobre la regeneración política, la celebración de primarias, la limitación de mandatos o el relevo generacional. Un toque de autocrítica hacia la trayectoria política del PSOE escrita con la piel de un presidente que tiene muchos años, pero que quizá ha olfateado los nuevos tiempos.
@conchacaballer

lunes, 12 de noviembre de 2012

¿DÓNDE ESTÁ EL PSOE?



Publicado en El País Andalucía  
(Imagen Nikolás García)

            ¿Se puede mantener un espacio político a la pata coja? ¿Es lógico simpatizar con las movilizaciones ciudadanas de protesta, pero ejercer de puros cronistas parlamentarios? ¿Es coherente mantener dos discursos sobre la crisis: uno de infinita comprensión con los objetivos de déficit y otro de crítica por los recortes que lo acompañan? ¿Está el PSOE en un limbo político, a la espera de que la herencia recibida se diluya y que el pueblo pida su vuelta al poder por el simple desgaste del Gobierno del PP?

              Los que creen que todos los tiempos tienen la misma sustancia, deberían leer más literatura. El tiempo externo se divide en horas, días y años de igual duración pero el tiempo interno, el que realmente vivimos, es de un material moldeable. La consistencia de este último año ha sido lenta y espesa, como andar por un cenagal de pesadilla. Han caído viejas certezas; se ha dinamitado la seguridad de nuestras vidas. Esta crisis ya no dispara con pólvora ajena, sino con el dolor de nuestros amigos, hermanos e hijos. Como dijo Neruda: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Excepto el PSOE que se debate entre el pretérito perfecto y el imperfecto, sin darse cuenta de la urgente llamada del presente.

               El bipartidismo que garantizaba la permanencia de dos grandes bloques conservador y progresista, está a punto de estallar y es posible que la distancia entre el poder y la irrelevancia política sea tan breve como un suspiro. Los resultados en el País Vasco y en Galicia solo son la consecuencia previsible de esta situación. Hubo un momento revelador del absurdo en el que naufraga la actual dirección del PSOE: el día que estalló la crisis de Bankia y sus dirigentes ni siquiera supieron qué actitud tomar al respecto.

                Mientras que en Cataluña el PSC se desangra por la herida independentista, por la impregnación de las teorías de las balanzas fiscales y la ambigüedad de sus posiciones; mientras que en el País Vasco se preguntan por la derrota sin caer en la cuenta de que estuvieron gobernando con el PP hasta hace 15 minutos o en Madrid se acumulan los fracasos políticos institucionales; Andalucía es la única comunidad que puede irrumpir en el debate territorial sin estar impregnada de centralismo o de independentismo, la síntesis de una propuesta federal, solidaria pero avanzada. Por eso resulta especialmente molesta su voz a los que se empeñan en mantener el eje Madrid-Cataluña como única referencia en el debate del modelo de Estado. Ni añejo españolismo unificador, ni disgregación territorial ni asimetrías que no esconden más que desigualdades de trato a favor de las rentas más elevadas.

              El hecho de que Andalucía salga con fuerza en el debate territorial es una necesidad para que no quede postergada pero también es la única posibilidad de que los valores de solidaridad, pluralidad y federalismo tengan algún futuro. No se trata de convertir Andalucía en un fortín anti-PP, ni de aupar al presidente de la comunidad al liderazgo del PSOE. Es que si el PSOE quiere seguir existiendo necesita un discurso político empoderado, pedagógico y comprometido con los de abajo. Ni siquiera es posible afirmar que en Andalucía el Gobierno esté llevando a cabo una práctica que se pueda calificar con estos cuatro adjetivos, pero es la única comunidad, el único liderazgo que en el espacio político del PSOE y en los tiempos presentes puede jugar este papel. En este sentido, cobra valor el discurso del presidente de la Junta que él llama de una socialdemocracia fuerte, opuesto a que los poderes económicos determinen las políticas públicas y ninguneen la democracia. Puede, además, desde el Gobierno de coalición con IU, no solo predicar valores, sino ejercerlos y demostrar —de forma mucho más contundente que hasta ahora—, que las crisis pueden ser gobernadas de otra manera. Cataluña reclama decidir sobre su propio futuro pero Andalucía reclama decidir sobre el futuro en común de todos los españoles. Por eso su voz es tan importante y molesta para los que buscan que nada cambie.

domingo, 1 de abril de 2012

INTELIGENCIA NATURAL

Artículo publicado en El País Andalucía

Contra todo pronóstico no ganó la derecha. Precipitadamente se escondieron banderas, se deshicieron titulares. Dispararon una lluvia de insultos a Andalucía por no haber sido convenientemente sumisa a los conquistadores; se tambalearon las columnas de opinión que sustentan el edificio de la derecha mediática. Los elogios desmesurados a Javier Arenas se tornaron amargas reflexiones, aceradas críticas que actualizaban el lamento de todas las derrotas: ¡Ay de los vencidos!


El mismo día, a la misma hora, creció una modesta esperanza que dibujó una sonrisa en gran parte de la sociedad andaluza. Andalucía no se suma al carro monocolor de la revolución conservadora, alienta nuevas salidas, y aparece como un contrapoder efectivo a la mayoría omnímoda del PP. Los andaluces resolvieron el domingo una complicada ecuación con la mayor inteligencia: restaron al PSOE casi una decena de diputados para darles una severa advertencia por su actuación respecto a los ERE y a la situación económica; aumentaron significativamente el voto a IU para dar fuerza al discurso social y a la utilidad de la izquierda y situaron al PP muy lejos de la mayoría absoluta para no dar resquicio a que se pusiera en cuestión el mandato de las urnas. Finalmente, repartieron la abstención entre votantes socialistas desencantados y electores de la derecha a los que no les gustan los excesos económicos ni políticos de este nuevo gobierno.

En toda España la izquierda respiró aliviada. No se trata de sentimentalismo político ni de emoción por la marea roja de Andalucía sino de una sencilla cuestión de simetría social: por fin un territorio grande y poderoso puede ejercer de contrapeso a las políticas restrictivas de la derecha; por fin desde algún lugar se puede demostrar que son posibles otras soluciones frente a la crisis que no pase por poner de rodillas a los más humildes.

No es una esperanza ilusa. Todo el mundo sabe que los tiempos son difíciles, que es difícil hacer nuevas políticas cuando las arcas están vacías, que es casi imposible sustraerse a la política española y europea que ha reducido su vocabulario a una sola palabra: recortes. Pero gobernar en tiempos difíciles desde la izquierda puede ser la mejor demostración de la validez de sus principios y de sus propuestas. No se trata solo de frenar las políticas de la derecha, ni de convertir el Parlamento en la oposición a las políticas de Rajoy, sino de abordar con decisión cambios urgentes.

Para hacerlo, pueden contar con más voluntades incluso que las expresadas en las urnas, porque la esperanza es compartida por el ecologismo político, por el andalucismo de izquierdas así como por la mayor parte de los movimientos sociales de nuestra tierra. Por primera vez desde hace decenios, hay una voluntad común por confluir en un proyecto de cambio andaluz; por primera vez desde el reivindicativo 28-F es posible plasmar una alianza social muy amplia, más allá de lo que representan la simple suma de siglas. Pero esta alianza está solo disponible para el cambio, que no para la continuidad de las mismas formas de gobernar o de las mismas políticas ni para la ensoñación radical ajena a la realidad.

Por todo esto, tanto PSOE como IU deben ser serios y rigurosos. La desesperanza se alimenta sola pero la esperanza necesita del empuje de la inteligencia. Ni un solo espectáculo que alimente la maquinaria pesada de la gran derecha y de la desesperanza. Aún comprendiendo los miedos, la reticencias mutuas, no hay lugar para el desencuentro. Por supuesto, resulta lógico exigir una limpieza inmediata y una regeneración sin paliativos. Pero la situación política no deja espacio para alambicadas estrategias que dependan cada semana de decisiones en el Parlamento de Andalucía. Lo urgente no es discutir el poder de cada formación política sino poner en común las soluciones a los problemas andaluces.

La única forma de corresponder a la heroicidad de las urnas, es haciendo este camino con inteligencia, generosidad y diálogo social. Solo así se podrá afrontar la brutal campaña que se desatará al menor tropiezo, al más mínimo desengaño, por parte de una derecha que no va a perdonar el desdén de Andalucía.

sábado, 16 de abril de 2011

La ética como principio

El artículo semanal en el País Andalucía

Hace algunos años, Marcelino Camacho vino a Sevilla invitado por Canal Sur Televisión. Cuando llegó a la estación de Atocha se dio cuenta de que el billete de AVE que le habían mandado eran de preferente o de club (no recuerdo con precisión). Ni corto ni perezoso lo cambió a clase turista. Nada más poner el pie en la estación de Santa Justa nos contó que había descambiado el billete porque no aceptaba ese gasto extraordinario. "Llama a Canal Sur y les das el dinero", me dijo. Le contesté que lo haría después, pero me obligó a telefonear en aquel momento. En la televisión pública estaban absolutamente desconcertados. No les importaba que hubiera descambiado el billete, pero el reintegro del dinero era complicado porque no había procedimiento administrativo para hacerlo.
Cada cierto tiempo Marcelino volvía a preguntarme si le había entregado el dinero a Canal Sur. Le propuse que podría donarlo a alguna organización social. No sé cómo terminó la historia porque Marcelino, cabezón como él solo, insistía en la devolución a toda costa.

Hoy esta anécdota parece una vieja historia de cuando los valores de la honradez o la austeridad, tenían una importancia vital para la izquierda. La recuerdo ahora, cuando los eurodiputados han protagonizado una sublevación para conservar su vuelo en clase business.
Es verdad que la falta de ética, el despilfarro o los delitos de corrupción tienen mayor eco cuando se trata de personajes de los partidos de la izquierda. No es solo achacable a la manipulación mayor o menor de los medios de comunicación. Es, simplemente, que el electorado de la izquierda soporta peor la corrupción que el electorado de la derecha. Lo cual, según se mire, no es nada malo si hablamos, claro está, en términos políticos ya que la ética no es un adorno sino un principio de la acción política. Si analizamos las encuestas de opinión, veremos como los valores de igualdad, justicia, derechos sociales o cuidado de los bienes públicos son adjudicados a la ideología de la izquierda, mientras que a la derecha se le adjudican los valores de gestión y eficacia. Por eso, el electorado de la derecha política se resiente en menor medida ante los casos de corrupción, mientras son un veneno mortal para el electorado de la izquierda.
Si analizamos la serie de resultados electorales, podemos ver que los gobiernos de la derecha no pagan apenas facturas por estos casos de corrupción, ni es probable que la imputadísima lista de Camps tenga costes graves en las urnas. Si fuera así, el PP no los presentaría. En el fondo de la ideología neoliberal, la corrupción es una sustancia que engrasa el sistema y lo que importa son los resultados, no los medios empleados. Por eso, rara vez produce escándalo social la imputación de empresarios, arquitectos o abogados. De hecho, el mayor caso de blanqueo de capital, Ballena Blanca, ha pasado sin pena ni gloria por los informativos y la conciencia social.
Un caso paradigmático de la falta de condena de estas conductas es el de CiU. Su participación en el cobro de comisiones ilegales por la obra pública no les pasa factura. Claro que era un sistema muy reglado, con mucho seny: el 3% o el 4% de los contratos. Los catalanes que son así de organizados.
Por el contrario, el electorado de izquierdas suele castigar con dureza los casos de corrupción, porque choca frontalmente con sus valores. La derecha lo sabe y por eso, en todos los países del mundo, van a la busca de este talón de Aquiles.
El PSOE, y ahora IU se quejan del desigual trato que reciben en sus respectivos casos. Yo sin embargo, me alegro de que el electorado de la izquierda sea intransigente con la corrupción en vez de tejer un manto de comprensión sobre "los nuestros". Cuando hay corrupción, tráfico de influencias o abusos de poder es porque, además de las leyes vigentes, se han vulnerado los principios de la izquierda, al menos presuntamente. Por eso, deberían cumplir su palabra de no llevar imputados en las listas y dar una lección de coherencia en vez de empeñarse en afirmar que "no es lo mismo".


(sigue)

lunes, 3 de noviembre de 2008

IU Y EL ACCIDENTE DEL CHALLENGER





En 1986 el transbordador espacial Challenger se desintegró, con siete tripulantes a bordo, pocos segundos después de su lanzamiento. Desde entonces se vienen investigando las causas de este accidente, así como de algunos otros tan terribles como Chernobil o el incendio de la estación de King Cross. Los estudios más avanzados, como el de Vaughan, no se detienen solo en los fallos técnicos sino en los fallos del sistema y de la organización social que les dieron origen.
Resumo sus conclusiones:
1.- La teoría del responsable individual o del chivo expiatorio, no solo no explica los accidentes sino que es el campo de cultivo de nuevas catástrofes. “Es mucho más fácil señalar la responsabilidad individual de un accidente que estudiar y, por tanto, modificar, los fallos de la organización y del sistema”.
2.- En la práctica, ninguna catástrofe responde a una sola causa, sino a una cadena de errores y de fallos en la organización. En todos los casos no hubo una única decisión para hacer algo mal sino, en su inicio, una serie de aparentemente inofensivas decisiones equivocadas.
3.- Hay una norma que debe seguirse para la investigación y es llegar tan lejos en el tiempo como sea posible para identificar las causas del accidente. Reducir el tiempo a los últimos acontecimientos es una forma de ocultar los verdaderos motivos y las relaciones que los produjeron.
4.- En todos los graves accidentes, se silenciaron, se evitaron o se minimizaron los “sectores críticos” del sistema que alertaron de riesgos o fallos. Así, en el caso del Challenger, en vez de preguntar a los ingenieros si el despegue era seguro, retaron a los ingenieros “díscolos” a probar que no lo era y prescindieron de su presencia en las decisiones finales.
5.- Los investigadores han demostrado en el caso del Challenger, que lejos de haber habido errores individuales, omisiones del protocolo e incumplimientos, fue precisamente seguir estas al pie de la letra (con todos los errores acumulados) los que desencadenaron la tragedia. “No fueron los calculadores y amorales managers, violadores de reglas quienes fueron responsables de la tragedia: Fue la conformidad” –concluyen.
Este fue el diálogo que mantuvimos durante la Asamblea Andaluza Manolo Lay, Felipe Villa (y otro compañero que imperdonablemente no consigo recordar), mientras el proyecto de inicial de IU se hacía añicos entre acometidas personales, gritos y simplificaciones políticas.

lunes, 2 de junio de 2008

¡VENTE AL ENCUENTRO DE LA IZQUIERDA!


1.- Porque creemos que existe, especialmente en Andalucía, un gran espacio político y social al que no renunciamos, más allá de la socialdemocracia.

2.- Porque no estamos solos. Miles de hombres y mujeres sienten con la izquierda, se rebelan contra la injusticia, se comprometen con los más débiles, trabajan por un nuevo modelo de desarrollo respetuoso con la naturaleza, en definitiva, construyen redes y acciones para un futuro mejor.

3.- Porque no se puede transformar la sociedad desde un solo pensamiento y porque nadie tiene todas las respuestas. Todos tenemos fragmentos de un espejo común que sería necesario empezar a unir.

4.- Porque para construir la izquierda del futuro hace falta mucha gente que está fuera de nuestra fuerza política, que están incluso fuera de la política porque la consideran inválida para el cambio social.

5.- Porque creemos en una izquierda participativa, abierta y no creemos que existan vanguardias que marquen el camino sino acciones y pensamientos que lo construyen

6.- Porque pensamos que hay que construir puentes entre la izquierda social y política, así como con la diversidad de pensamientos que la componen, en especial, el feminismo, el ecologismo, el andalucismo de izquierdas y el pacifismo.

7.- Porque creemos que para el futuro de la izquierda es necesario un cambio radical del modelo organizativo actual de IU, construido desde abajo pero, a la vez, abierto desde la base a propuestas, experiencias y nuevas incorporaciones.

8.- Porque queremos vivir nuestra militancia de izquierdas, no como una disciplina sino como un compromiso activo en el que se desplieguen las mejores energías y sea un hermoso camino a la utopía.

9.- Porque creemos que es necesario levantar una propuesta política andaluza que dé alternativas al PSOE y al PP y que se base en las capacidades de Andalucía tanto en lo social, cultural como en lo económico.

10.- Porque amamos el proyecto original de IZQUIERDA UNIDA y, precisamente para que sobreviva, tenemos que cambiarlo profundamente.

domingo, 4 de mayo de 2008

¿SE PUEDE REPRESENTAR A LA IZQUIERDA SIN MUJERES?




En el nuevo Estatuto de Autonomía hay quince artículos referidos a la igualdad de las mujeres, que abarcan desde la representación política hasta la igualdad laboral, la enseñanza o los medios de comunicación. La mayoría de ellos fueron propuestos por IU. De todos ellos, quizás el más importante (puesto que es el primer texto constitucional que lo incluye) es el 10.2 que establece como objetivo básico de la Comunidad la consecución de la democracia paritaria, y que fue incluido en la redacción final también a propuesta de IU.

Cuando se debatió la ley de igualdad y la ley electoral en el Parlamento de Andalucía, IU LV CA defendió las listas cremallera por considerar que la fórmula que proponía el PSOE (tramos de cinco) no garantizaba la paridad. Tuvimos la suerte de que se aceptaran nuestras enmiendas y puede decirse a estas alturas que la ley ha servido para todos, excepto para nuestra fuerza política. El Parlamento Andaluz contará con más mujeres que nunca, y ninguna de IU LV CA

No podemos decir que sea una sorpresa la absoluta representación masculina del actual grupo parlamentario. Todas las candidaturas, excepto la de Almería (que no tenía posibilidades reales de salir) estaban encabezadas por hombres y las mujeres habían sido relegadas al segundo puesto de las listas e incluso, hasta que comprendieron el alcance de la ley, algunas provincias habían propuesto a mujeres en puestos todavía inferiores.

Aún sin mujeres, la campaña de IU se ha realizado bajo la bandera color violeta y la prudencia (o la impotencia) nos ha hecho callar este sinsentido político.

Al grupo dirigente de IU LV CA no parece preocuparle esta cuestión, más allá de algún pequeño titular en los medios de comunicación. Lo consideran solo una “pequeña incomodidad”, e incluso alguno llegó a afirmar, tras sesudos razonamientos, que “si la sociedad nos hubiera votado más, las mujeres estarían representadas en el grupo parlamentario”. Otras soluciones, no menos sesudas, apuntan a que “cuando haya que intervenir en materia de igualdad, se asesorarán por las mujeres de la organización”.

No han entendido nada. Que no busquen más razonamientos para explicar la caída electoral de nuestra organización. La masculinización del grupo parlamentario explica por si sola lo distanciados que estamos de la sociedad actual.
Cualquier empresa que practicara esta política, con la ley de igualdad en la mano, estaría ejerciendo una discriminación indirecta de las mujeres.

¿Cómo vamos a reclamar que las empresas promocionen mujeres si nosotros no lo hacemos? ¿Cómo vamos a plantear la corresponsabilidad de género en todas las políticas si nosotros lo negamos? ¿Cómo vamos a plantear nuevos avances sociales en materia de género si no somos capaces de aplicar ni los mínimos? Y, sobre todo, ¿qué modelo social defendemos con nuestra representación?


Las mujeres, a estas alturas del siglo XXI, queremos plena visibilidad y reclamamos nuestra presencia, no sólo cuando se aborden las políticas de igualdad sino en todos los ámbitos económicos, sociales, culturales, etc. El paradigma del revolucionario decimonónico es reaccionario a estas alturas de la vida. Y la pregunta salta inmediatamente: ¿se puede representar a la izquierda sin la visibilidad y la igualdad de las mujeres?

Por eso, en el último Consejo Andaluz bastantes personas planteamos la necesidad de revisar la composición del grupo, tal como había aprobado la Asamblea de Matalascañas. La respuesta, nos dijeron, más adelante. It´s blowing in the wind.