miércoles, 22 de abril de 2009

CHANGES, CHANGES, CHANGES

No he querido contar, hasta que pasaran algunas semanas, que me he reincorporado a la enseñanza. La razón es que algunos amigos y amigas periodistas me amenazaban, -con la mejor intención-, con enviar cámaras para cubrir la información. No quería fotos en el instituto ni poses ante la pizarra de la clase, ni arriesgarme al alboroto que entre los chavales hubiera producido ese despliegue. Ellos no tienen ni idea de quién soy, ni a qué me he dedicado antes, lo que me ofrece una oportunidad extraordinaria de sentirme libre y reinventada.
Llegué al instituto temerosa por lo que pudiera encontrar. Demasiados amigos me habían advertido del gran cambio que se había producido entre los chavales en estos últimos años, el bajo nivel académico y las dificultades incluso para mantener un mínimo orden en las clases. También me habían hablado de cómo el profesorado está cansado, quemado, con la sensación de que su labor no es reconocida ni apreciada. Y todo esto es cierto pero, aún así, no es toda la verdad.
Incluso el profesor más quemado y más harto se esfuerza en encontrar materiales, motivación y sentido a su trabajo. Veo, en general, una gran preocupación social por el alumnado y por su formación; escucho cómo se celebran los avances y cómo se lamentan los fracasos de cada día.
En cuanto a los chavales y chavalas, veo que es relativamente fácil encender una chispa de interés, aunque dure poco; que no hay en su comportamiento revoltoso y descarado maldad alguna, sino la inconsciencia de no saber lo dura que es la vida ahí fuera, tras las vallas del centro de enseñanza. Será que soy una recién llegada, que todavía no me he curtido en este oficio reencontrado después de tantos años, pero no creo que los centros educativos hayan cambiado más de lo que lo ha hecho el conjunto de la sociedad, más cerrada, más consumista, más egoísta.
Imparto clases precisamente a los que tienen mayores dificultades en lengua y en comprensión lectora. Intentan aprender y expresarse. Algunos han tirado la toalla y se consideran fracasados con tan solo catorce o quince años. Me produce una mezcla de tristeza y ternura lo asumida que tienen la derrota, casi niños todavía, sin saber que este recinto, en el que se aburren, es la mejor oportunidad de ser libres que tendrán en su vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Concha,

Yo creo, ademas, que hay como un sentir pesimista en esto de la educación no?. Es decir, todos nos quejamos, que si la educación ha cambiado, que si en nuestros tiempos era mejor, que si ahora los niños no están motivados, etc., pero... tan es asi? ellos/as tienen una comprension mucho mejor a mil cosas que a nosotros nos cuesta horrores: la tecnologia, la sociedad actual, etc., no será que los evaluamos con una lupa que no es la correcta? De todas maneras me niego a pensar que tenemos una juventud "perdida", por cada caso de alguien que abandona, puedo poner uno de alguien que sigue, y sorprende... no se. Creo que es muy complejo todo esto. Realmente es algo que comprende a la sociedad entera, en todos sus valores y aspectos. Bueuno, un saludo.

Anónimo dijo...

Lo que más me molesta de esa propaganda negativa es cunado cualquier crisis social resulta ser "culpa del sistema educativo". Joder, que análisis más profundo! Es que yo creo que la escuela es quien sufre , y de qué modo, todas las csisis de la sociedad y no quien las generea, que más bien intenta subsanarlas...
Concha, que te encuentres a ti misma en tu instituto y que tu trabajo sea, más que una maldición bíblica, un motivo de regocijo.
Besos,
RigoAlberto

Anónimo dijo...

TE LEO SIEMPRE AUNQUE NO TE ESCRIBO.

HOY SI : BIENVENIDA AL CLUB !!!

EN POCOS DIAS , TAMBIEN VERAS COSAS BELLAS ... QUE TE SEERVIRAN COMO BÁLSAMO.

RAMON

Anónimo dijo...

Pues aquí uno que estaba ilusionado con que volvieras a la política para gritar a los cuatro vientos las verdades que aquí dices.

Quizás sea más efectivo cambiar el mundo a través de la formación de chavalines/as, o por lo menos su forma de verlo y enfrentarse a él.

En cualquier caso espero que no dejes de escribir y de exponer tus puntos de vista fuera de las aulas.

Un saludo y ¡tanti auguri!


PD: No nos engañemos, los chavalines tardarán dos días en enterarse qué pedazo de profesora tienen.