No tengo palabras para agradecer la presencia, la colaboración de los centenares y centenares de amigos y amigas que me acompañaron en la presentación del libro.
Muchos tuvieron que tomar un día de permiso, otros se desplazaron desde puntos muy lejanos...todas y todos hicieron un esfuerzo por estar allí, como si la presencia hablara más que las palabras. Muchos estaban sorprendidos de que el auditorio fuera tan diverso y variopinto, social y culturalmente, pero en cada uno de los asistentes había un pedazo de mi vida y de mis esperanzas.
No había solo palabras en este acto. Había sentimientos comunes, la emoción compartida de estar juntos. Una apasionada Rosario Valpuesta, maestra de la vida y de las esperanzas de las mujeres y los desfavorecidos e Isabel Pedrote, una maestra del arte de la palabra, y de la bondad, les pusieron la letra. Próximamente colgaré sus intervenciones, así como un decálogo sobre el Sur, que muchos me habéis pedido.
Muchas veces me han preguntado en este duro año de transición cómo era posible que pareciera feliz y que apenas asomara dolor alguno. El acto de ayer es la verdadera explicación. No ha habido un solo día de soledad. No es verdad que el teléfono deje de sonar cuando abandonas el cargo público...solo que suena más sincero, más próximo. A todos y a todas los que me habéis dado aliento y esperanza: mil gracias.
Muchos tuvieron que tomar un día de permiso, otros se desplazaron desde puntos muy lejanos...todas y todos hicieron un esfuerzo por estar allí, como si la presencia hablara más que las palabras. Muchos estaban sorprendidos de que el auditorio fuera tan diverso y variopinto, social y culturalmente, pero en cada uno de los asistentes había un pedazo de mi vida y de mis esperanzas.
No había solo palabras en este acto. Había sentimientos comunes, la emoción compartida de estar juntos. Una apasionada Rosario Valpuesta, maestra de la vida y de las esperanzas de las mujeres y los desfavorecidos e Isabel Pedrote, una maestra del arte de la palabra, y de la bondad, les pusieron la letra. Próximamente colgaré sus intervenciones, así como un decálogo sobre el Sur, que muchos me habéis pedido.
Muchas veces me han preguntado en este duro año de transición cómo era posible que pareciera feliz y que apenas asomara dolor alguno. El acto de ayer es la verdadera explicación. No ha habido un solo día de soledad. No es verdad que el teléfono deje de sonar cuando abandonas el cargo público...solo que suena más sincero, más próximo. A todos y a todas los que me habéis dado aliento y esperanza: mil gracias.
8 comentarios:
Me hubiese encantado poder estar ahí. Enhorabuena.
Felicidades, Concha. Mi Barcelona está hecha polvo, por lo menos la que amamos en los sesenta y setenta como puerta a Europa (ese era su carácter). Sevilla es una ciudad que nunca me cansaría de recorrer. Y qué triste es que te quiten la tuya en nombre del provincialismo de unos y el cosmopolitismo papanatas de otros. Dos caras de la misma moneda falsa. Me alegro un montón por tu retorno a la literatura. Ese es el paraíso que nos espera, no en soledad, sino compartiéndolo con los amigos. Lo otro...ya sabes lo que fue y lo que ha dejado de ser.
Besos, que el norte también existe (y no digo el Este para que no se me malinterprete...)
Dónde estuviste, amigo?
Concha felicidades por volver a comprobar la cantidad de gente que te quiere. El patrimonio Humano que te rodea es para presumir.No es por tu paso político, especialmente por tu valía personal, y el aura especial que camina siempre contigo.Todos los halagos que escuchaste ese día son merecidos y sinceros. Un abrazo.
Bueno, estuve en una de esas temporadas en el infierno que nos asignamos de vez en cuando los idiotas de la familia...Pero se ha superado. Mudanza de media biblioteca a un piso de alquiler, donde ahora reposan, preciosos, cosa de seis mil volúmenes de novela y poesía, mientras en casa tenemos los de historia y los de filosofía (Carmen a lo suyo, yo a lo mío...). Es curioso disfrutar de ese espacio aparte, donde sólo vas a leer, aunque el sacrificio económico es duro, pero pagas por un placer (y por un vicio...). Y por primera vez en mi vida tengo los libros ordenados alfabéticamente, qué hermoso...! En la C, Concha, vas a estar pronto muy cerca de un cuentista americano que me gusta, Ethan Canin, mirando de soslayo a Capote y, algo más allá, a Conrad, que ocupa mucho espacio y, justo en zona humilde, Amanda Cross, que se publicaba en una serie llamada "Las damas del crimen" de Alfaguara. Te van a calentar los flancos (ay, malditos) los cálidos libros de nuestros amigos muertos. Camus, sin ir más lejos, te preguntará cosas incómodas, pero tienes a Beauvoir en el estante de arriba para protegerte e inspirarte...
Antequera, Ronda, Nerja, Mojácar, Granada, Córdoba, nos esperan desde el día 6...No puedo con la impaciencia. Con esa forma de deseo especial que nos deposita en un paisaje: la montaña en Ronda, el mar en Mojácar, las calles en pendiente como una vegetación dispersa y exasperada bajo la luz de Córdoba...
Pascual, un beso y gracias por tu compañía en este año de parón político. Espero que te guste el libro. No sé cómo estás ni que estás haciendo en estos momentos. Dime algo en el correo. Un beso, amigo.
Ferrán, tus temporadas en el infierno siempre acaban con la creación de algo nuevo. ¿Qué te traes entre manos?
Si vienes por Andalucía por qué no nos haces una visita. Dime algo más. ¿Vienes a cursos de verano? Espero tus noticias.
Ya ves, me hace ilusión poder estar en tu biblioteca, entre caballeros y damas tan serios. Con algunos de ellos tengo serias conversaciones pendientes. De casi todos prefiero sus personajes literarios a sus personas (ay, mi excéntrico Capote...) En todo caso, estaré encantada de compartir ese piso literario, digno de una novela, con el que te encuentras clandestinamente con la literatura. Anda, vente ya para el sur, amigo.
Ay, tu Capote...! ¿Sabes? Hoy hemos visto, de nuevo, las dos versíones del libro "Capote" que se hicieron en el mismo momento. La de Bennet, protagonizada por Seymour Hoffman, eclipsó a la meritoria de McGratch, "Historia de un crimen", en la que Sandra Bullock interpreta muy bien a una desdichada Harper Lee, que no consigue salir a flote de su primer y último libro, "Matar un ruiseñor", y define los problemas de la cultura americana, que dicen, tras el éxito>: "¿Y ahora qué?". Scott Fitzgerald tiene un cuento precioso sobre el tema, "Exito prematuro".
Además de Capote, tendrás muy cerca a Cater, que me la olvidaba y la he visto hoy...Y a Carver, muchacha, a Carver...!
Entre manos...me apetecería hacer una crónica de lo que llamo la generación del 76: los que nacimos en torno a 1950 y tuvimos los años suficientes para tener cultura clandestina (ya me entiendes), pasando luego a la euforia, a la simple esperanza, a la resistencia y al desconsuelo más o menos controlado. Nunca al cinismo, gracias a Dios o gracias a un material que se acumuló mientras cumplíamos los veinte años. Qué leíamos, qué películas discutíamos, cómo éramos cuando el futuro era este tiempo, quizás más aposentado por nuestra edad que por su firmeza moral.
De cursos voy sólo a El Escorial a fines de julio, ahora vamos a combinar algo de descanso con alguna visita académica. Tengo ganas de conocer la costa cercana al cabo de Gata. Ronda la conozco bastante bien y Antequera la recorrimos en 1993, en un larguísimo viaje por Andalucía. Cuando me dieron el Caballero Bonald por "Todos los hombres del Führer" estuve, otra vez, en mi añorado Jerez de la Frontera, y pocas semanas antes, friéndonos de calor, pasamos por Carmona y por Arcos. En Arcos, dos militantes del PSUC participamos, en 1977, en la creación del comité local del PCA...¡cómo nos trataban, a los muchachos del PSU...!
El viernes, de mañanita, arrancaremos por la autopista de la costa hasta que el cansancio y la prudencia nos hagan parar...y el fin de semana, Antequera.
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