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viernes, 22 de mayo de 2009

Muchas gracias y lleno total



No tengo palabras para agradecer la presencia, la colaboración de los centenares y centenares de amigos y amigas que me acompañaron en la presentación del libro.
Muchos tuvieron que tomar un día de permiso, otros se desplazaron desde puntos muy lejanos...todas y todos hicieron un esfuerzo por estar allí, como si la presencia hablara más que las palabras. Muchos estaban sorprendidos de que el auditorio fuera tan diverso y variopinto, social y culturalmente, pero en cada uno de los asistentes había un pedazo de mi vida y de mis esperanzas.
No había solo palabras en este acto. Había sentimientos comunes, la emoción compartida de estar juntos. Una apasionada Rosario Valpuesta, maestra de la vida y de las esperanzas de las mujeres y los desfavorecidos e Isabel Pedrote, una maestra del arte de la palabra, y de la bondad, les pusieron la letra. Próximamente colgaré sus intervenciones, así como un decálogo sobre el Sur, que muchos me habéis pedido.
Muchas veces me han preguntado en este duro año de transición cómo era posible que pareciera feliz y que apenas asomara dolor alguno. El acto de ayer es la verdadera explicación. No ha habido un solo día de soledad. No es verdad que el teléfono deje de sonar cuando abandonas el cargo público...solo que suena más sincero, más próximo. A todos y a todas los que me habéis dado aliento y esperanza: mil gracias.

viernes, 12 de septiembre de 2008

¡Qué placer terminar una tarea!


Debía estar loca el día que le propuse a Rogelio Delgado la edición de un libro sobre Sevilla en la literatura. Volvíamos de Madrid donde, por un capricho inexplicado, tuve el honor de presentar el libro de Andrés Sorel, “La caverna del comunismo”, un bellísimo texto (cargado de esperanza a su pesar) que contiene la crítica más certera y brillante contra el estalinismo. Hablábamos del mundo editorial cuando le dije:

-Echo de menos un libro que recorra la visión literaria de Sevilla a través de los siglos. Un libro sin afán académico que aborde la construcción literaria de esta ciudad.
Rogelio sonrió y me preguntó:

-¿Podrías hacerlo?

Unos días más tarde me vi firmando un contrato (un modestísimo contrato) para elaborar esta obra. A pesar de ello, en las semanas siguientes estuve a punto de renunciar al proyecto: Sevilla es un tema literario inabarcable, aparece en miles de novelas, de poemas, de relatos. No hay una ciudad en España que haya sido visitada en la literatura con tanta asiduidad y yo tenía que seleccionar sólo un ramillete de textos para un libro sencillo, de fácil lectura, y muy personal en su presentación. Descarté casi por completo lo más tópico y archiconocido. Acoté el alcance del texto hasta los años treinta del siglo XX para no atravesar el desierto de la postguerra y librarme, además, del proceloso mundo de la actualidad. He leído miles y miles de páginas para seleccionar textos. Y al final del camino, me he vuelto a enamorar de Bécquer, Juan Ramón Jiménez y Cernuda. Aunque sólo ocupan un capítulo del libro, ellos son Sevilla como nunca volverá a serlo en la literatura. Ayer, a las once de la noche terminé el libro, o mejor dicho, lo dí por concluído. Pongo fin a una tarea que me ha tenido encadenada a la mesa de trabajo durante tantas horas que compré una bicicleta estática para mover, de vez en cuando las piernas, y dar paseos imaginarios con un libro en las manos. ¡Qué placer terminar el trabajo¡ Hoy miro alrededor para encontrar una nueva tarea…Ummm