sábado, 5 de octubre de 2013

!QUIÉN SE PUDIERA IR!


Publicado en AndalucesDiario

          ¡Qué suerte tienen los catalanes que han encontrado un sueño, un mantra, una jaculatoria que todo lo soluciona! Además, están cerca de la frontera, pegaditos a un país envidiable. Ya nos gustaría a nosotros tener una puerta de escape, una frontera a mano que no lindara con peores injusticias y con menor libertad.
A nosotros tampoco nos quieren, no os creáis. No dejan de ridiculizar nuestra forma de hablar, desprestigiar nuestra cultura y paralizar nuestras leyes pero lo curioso es que el gobierno central del PP y vuestro gobierno de CIU compiten por ver quién es más áspero y desabrido con los andaluces.  A vuestros niños los quieren españolizar, a los nuestros nos los tercermundializáis al menor descuido. Sin embargo, ay, nosotros no tenemos una puerta trasera para escaparnos y estamos aquí,  pegados por cordilleras fronterizas, lindando con dolores ajenos y con tierras esteparias.

        Si en vez de compartir un mar fronterizo con Marruecos, con costas donde conviven la “creme de la creme” del turismo extranjero y las pateras, lindáramos con Francia, con la Riviera de Saint Tropez, nosotros también nos envolveríamos en la bandera andaluza y haríamos una cadena de alegre huida de la realidad.

     Cuando nos levantamos, respiramos el mismo aire viciado que vosotros, sentimos la opresión de tener que cargar con esta historia, este presente y estas injusticias pero no nos consolamos con la idea de que si fuésemos independientes desaparecerían por ensalmo la crisis económica, el paro, los recortes y la corrupción. Claro que la mayoría de vosotros pensáis que vivís en un país rico empobrecido por los pobres del sur y nosotros pensamos que vivimos en una comunidad rica, empobrecida por los ricos sin distinción de nacionalidad.

    Aunque Artur Mas haya sido incluso más Terminator que Rajoy en cuanto a recortes sociales, sus hachazos no deben doler de igual manera. Sus cierres hospitalarios, sus despidos de profesionales, su precursoras decisiones sobre copagos, no son al parecer tan negativas como las del PP, aunque tengan idéntico significado. A pesar de que los casos de corrupción en los que están envueltos miembros de Convergencia i Unio sean abrumadores, los imputados no se pasean por los telediarios estatales, sus nombres no se conocen y la política catalana, tan opaca o más que la española, sigue presumiendo de seny. Los casos se negocian, se silencian o se intercambian. Vuestros escándalos bancarios son menos sabrosos  y el dinero público que se ha invertido en sanear desde tiempo inmemorial la banca catalana, menos ofensivo. A fin de cuentas, la burguesía catalana ha aprovechado el sentimiento nacional para lavar los trapos sucios en casa, o directamente para no lavarlos.

     Por eso me conmueve, con sinceridad, escuchar a jóvenes catalanes, a intelectuales honestos, expresar su esperanza en que la independencia suponga un cambio profundo en sus vidas, sin tener en cuenta quién maneja su barca ni sus esperanzas. No me duele el sueño de autogobierno catalán y comparto su derecho a decidir. Me duele que la izquierda catalana haya perdido el paso y anden perdidos o a rastras de sueños ajenos y de palabras encadenadas. Echo de menos los tiempos en los que la bandera andaluza y la catalana se hermanaban pidiendo autogobierno, libertad y derechos sociales. Considero que perdieron las batallas del futuro el día que aceptaron la terrible y excluyente idea de unas tramposas balanzas fiscales que venían a decirle a la población que toda la culpa de sus recortes no las tiene el capital financiero y las políticas de ajuste duro de la derecha, virtual o real , sino los pobres del sur y de la periferia que vivimos de vuestro esfuerzo.

     Nosotros tampoco queremos vivir en un país donde sobran territorios enteros, se menosprecian las culturas, se ataca la diversidad y se gira al centralismo más feroz pero tiene que haber una tercera vía de entendimiento, de respeto, de cooperación que ahora no se atisba pero que renacerá en cuanto los tiempos sean menos hostiles y el miedo al presente nos haga ser menos manipulables.

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