Ya he hablado en este blog de mi tío Miguel, el que venció el capitalismo a la manera andaluza o, como decía Ortega y Gasset, reduciendo el debe en vez de aumentar el haber.
En el ambiente en que nací había verdadera pasión por el ocio y auténtica repulsa por el negocio. No se trataba de no trabajar, sino simplemente, hacerlo del modo y manera que te lo fuese pidiendo el cuerpo o dictando la inspiración. Visto desde fuera, quizá era una forma trasnochada de vivir de señoritos andaluces, arruinados lentamente por la caída de la agricultura y poco amoldables a los tiempos del capitalismo productivista. Pero nosotros no lo vivíamos así. Nos habían enseñado que la vida era, ante todo, una diversión. Un día sin risas, sin amigos, sin juegos, era un día perdido para la vida. Y no hablo solo de los niños porque los mayores se entregaban a esta forma de vida con mayor pasión aún. El dinero no tenía apenas importancia, y por el contrario, disponer de tiempo, de espacio, y no tener obligaciones era el mayor bien. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos por ocultarlo, el tiempo existía y no tenía ya la misma sustancia que en el pasado. Mi padre, volvía del casino algunos días con malas noticias.
- Vicente se va del pueblo, a Madrid. – decía con el mismo tono de voz e idéntica tristeza que se empleaba para anunciar la muerte de un amigo.
No sé cómo los niños habíamos percibido que todo estaba a punto de cambiar o, mejor dicho, que todo había cambiado ya a nuestro alrededor, solo que nuestros padres no lo sabían, y tampoco había que decirselo.
Por aquel tiempo, mi hermano, tras mucho rogar, había conseguido ir a un campamento de verano. La tarjeta postal que envió se convirtió en una especie de dicho familiar porque conectaba con el pasado de ese otium cum dignitate. Decía lo siguiente:
MAMÁ: HE VISTO AMANECER UN DÍA Y NO ES TAN BONITO COMO DICEN
Desde aquel entonces, todos nosotros hemos visto amanecer muchos días y, es verdad, que, no es tan bonito como dicen.
5 comentarios:
Concha, qué cosas más bonitas escribes. No sé si añadir tristes, porque en el fondo no son pesimistas. Prometo volver a este blog. Un beso. Ignacio Martínez
Aparte del espectáculo visual del amanecer, desafiando la paleta del cielo con tantos colores, la belleza está siempre en el que mira.
Recuerdo haber contemplado pocos amaneceres. Uno no se me olvida. Tras una noche de feria detrás de la barra, cansado y embotado por el ruido, cerrada ya la caseta, me fui solo a un mirador que hay en Churriana de Málaga. Estaba cansado, pero no tenía ganas de irme a dormir, así que me senté en el banco y me quedé allí sin pensar en nada, sólo viendo ese abanico de colores en los momentos previos a la aurora. Al salir el sol se arruinó un poco la composición, con esos rayos amarillos tan protagonistas y molestos a la vista. Aún así, tanta espera se merecía unos minutos más hasta que terminó de salir el astro.
El amanecer, al igual que la primavera, tiene una simbología de comienzo de algo nuevo, de nacimiento. Acto que nos atrae mucho más que el opuesto, que es morir.
Sin embargo, creo que lo más importante de ver amanecer es cuando, tiempo después, descubres que te ha impresionado tanto por el hecho de que normalmente NO TIENES TIEMPO de ver amanecer.
Alguien que disfruta siempre de su tiempo, que se recrea en las cosas todo lo que haga falta, quizá no se conmueva tanto ante un espectáculo hermoso más.
Gracias, Abraham por tus comentarios, siempre directos y cálidos. El amanecer es un espectáculo maravilloso. Solo pretendía reflejar una realidad, que he vivido, y una cierta desmitificación de la mística del trabajo. La pena, como dices, es asistir a tantas salidas de sol y no tener tiempo ni espacio para contemplar ninguna.
Hola Concha descubrí tu blog por casualidad, buscaba el de una amiga que tambien se llama Concha, me gusta mucho como escribes aunque desde otra realidad, ya que te escribo desde Venezuela y de españa solo conozco Madrid que estuve recientemente, sin embargo me gustan tus comentarios sobre la izquierda, de alguna manera hay algo paracido con la realiad de mi país. muchos saludos desde este rincon suramericano.
Querido lector venezolano, no sabes la alegría que me da que alguien me lea desde un lugar tan lejano. Apunté el blog a un sistema que me indica la localización de mis lectores y hay muchos mejicanos así como algunos lectores sueltos en diversos países de latinoamerica. La vida es común en todo el mundo y desde aquí te animo a escribir, a dejar tus comentarios o tus sugerencias.
Bienvenido.
Publicar un comentario