Por fin tengo en mis manos las entradas para el concierto de Bruce Springsteen en Sevilla. En el quinto pino y compradas a última hora a precio de oro. Al final no me atreví a adquirir las de pista por el calor, la falta de visibilidad y la interminable espera de pie, aunque –ya lo sé- los conciertos se viven de verdad en la pista y no en una grada con el asiento numerado. En una ciudad centrada en el debate de limitar o no el uso de las sillitas plegables en la Semana Santa (¡qué habremos hecho para merecer esto!), se podría ampliar la discusión con la posibilidad de llevarlas también a los conciertos de música y a los bares de copas. Yo me manifiesto rotundamente a favor de este utensilio democrático y popular, aunque el rock y la sillita de playa no hagan una pareja ideal pero… ya se sabe que la comodidad rara vez se lleva bien con la estética.
Bruce saldrá al escenario y se nos olvidarán las penas (y el precio de la entrada). Al tercer acorde, el estadio entero va a levantarse para cantar y moverse al ritmo de la orquesta E Street Band. Incluso los más incrédulos –porque en la música hay algo parecido a la fé- verán como se les desliza el pie, los hombros y comenzarán a balbucear los estribillos, incluso sin saber una papa de inglés.
Ya he confesado que en esto de Bruce Springsteen, yo soy una conversa. Fui a verlo por primera vez con una mezcla de incredulidad y curiosidad, enamorada de canciones como The river, Born to run o Streets of Philadelphia, pero algo distante por la estética de camionero chulo que lo acompañaba. Pero de cada concierto de Bruce –si, ya tengo esa confianza con él- salen miles de conversos que se dedican a propagar las excelencias de su nueva fé.
No hay en sus conciertos ningún alarde de luminotecnia, de efectos especiales, de apariciones fantasmales. El montaje, en este caso, es presentar la música en estado puro, como una diversión coral maravillosa, con músicos de excelencia y una alegría de vivir que desconcierta. Sus canciones hablan de la épica de la gente corriente, de la lucha por la vida de gente que sabe no va a triunfar, aunque ahora, más esperanzado que nunca, está “Working on a dream”. Como decimos por aquí: ¡Ojalá, Bruce!
1 comentario:
Chiquilla!! que nos tienes con la intriga... ¿qué tal el concierto?
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