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miércoles, 8 de julio de 2009

El jardín


Opinión Antonio Hernández Rodicio, director de El Correo de Andalucía

Si son ustedes de los que seleccionan con especial mimo las lecturas de verano, permítanme una recomendación encarecida: Sevilla, ciudad de las palabras, de Concha Caballero (RD editores). Aparte de ser uno de los libros mejor escritos que he leído en tiempo, es una joya que no deben perderse. El recorrido literario por Sevilla quita el aliento. Es imposible no deparar en cómo la belleza de la ciudad y de modo especial sus jardines, su naturaleza, deslumbraba a cuantos la visitaban y tenían la suerte de habitarla, muchos de ellos convencidosde haber llegado al Edén, como afirma la autora. “Recordando mi dulce paraíso perdido/lo que me rodea se convierte en desierto y soledad/ la soberana pompa del caudalosos Nilo/ se eclipsa ante la gloria del Gran Guadalquivir”, escribiría el historiador andalusí Ibn Said al-Magribí en el siglo XII, desde Egipto. Cuatro siglos después, el escritor Andrea Navagero viene a Sevilla como embajador de Venecia y le coge rápido el aire a la cosa:

“Un poco distante de la orilla hay unas colinas bellas y fertilísimas, llenas de naranjos, limoneros y cidros y de toda clase de frutas delicadísimas, debido todo lo más a la naturaleza que al arte, porque la gente es tal que pone en esto poquísimo cuidado”.

En pleno relato de la Inquisición, Concha Caballero, ha seleccionado un pasaje de Dostoievski en el que entrela negritud siniestra que sobrecoge al propio Papa Sixto IV –“proceden sin observar ningún orden de derecho, encarcelan a muchos injustamente, les someten a duros tormentos, les declaran herejes y expolian sus bienes de lo que han matado”– desliza la hermosura sensible y aterciopelada que destila la ciudad:

“Muere el día, y una noche de luna, una noche española, cálida y olorosa a limoneros y laureles, le sucede”.

Blanco White anhelará desde Liverpool“ la fragancia de las auras, los murmullos de las fuentes, el hálito delos naranjos que casi trastorna los sentidos (..) cuánto realce les da la misteriosa estrechez de un jardín morisco”.

Rubén Darío hallaba “rosas en el invierno”sevillano y Cernuda recordaba el Jardín Antiguo: “En aquel jardín,sentado al borde de una fuente, soñaste un día la vida como embeleso inagotable.La amplitud del cielo te acuciaba a la acción; el alentar de las flores, las hojas y las aguas, a gozar sin remordimientos”.

martes, 7 de julio de 2009

Entrevista el País "Sevilla se construye desde el exilio"

Esta es la entrevista, realizada por Román Orozco, que se publica en El País:

ENTREVISTA: CONCHA CABALLERO Ex portavoz de IU en el Parlamento andaluz y escritora

"Sevilla se construye desde el exilio"

ROMÁN OROZCO - Sevilla - 06/07/2009

Ciudad de hampones y prostitutas, liberal y sensual, fanática y luminosa, holgazana y literaria. Todo eso y mucho más es lo que ha encontrado Concha Caballero a lo largo de años en las docenas de libros que ha leído y que le han servido para escribir Sevilla, ciudad de las palabras (Rdeditores).

La ex portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento ha encontrado en la literatura un territorio "más agradecido" que la política. Ahora, en lugar de diputados, tiene alumnos a los que transmite su pasión por la lectura. Y aunque nacida en Baena (Córdoba), se confiesa enamorada de Sevilla, ciudad a la que llegó en los primeros años ochenta. Fruto de esa pasión es este libro, uno de los grandes triunfadores de la Feria del Libro de Sevilla.

Pregunta. Luis García Montero escribe en el prólogo de su libro que "la ciudad es un paisaje sentimental" y usted sostiene que Sevilla es la ciudad más literaria.

Respuesta. Desde los escritos de Julio César, a los poetas andalusíes, el Siglo de Oro, los escritores realistas o los románticos ha habido en esta ciudad una persistencia literaria que quizás otras ciudades no han conseguido.

P. Todos los que tienen que exiliarse, la añoran. De Al Mutamid a Cernuda. "Ojalá dios decida que muera en Sevilla", escribe el poeta andalusí.

R. Sevilla es una ciudad construida desde el exilio y la añoranza. Cernuda y los poetas andalusíes comparten que ambos la convierten en el paraíso perdido. Una metáfora del sur, de la infancia, de los tiempos felices, del tiempo sin tiempo, como dice Cernuda. Qué felicidad cuando eras niño y toda la vida te cabía en una hora...

P. A otros les produce rechazo. Escribe Santa Teresa: "Qué se le ha perdido a Dios en esta ciudad del demonio". Y habla de las injusticias y la doblez de Sevilla...

R. Sí, produce rechazo en sevillanos y en gente de fuera. Cuando Santa Teresa viaja a Andalucía, llega primero a Córdoba y se enfada por el ruido que hay en la iglesia. Pero descubre que en Sevilla ese ruido se acrecienta y la gente pecaba mucho. Decía, "aquí el demonio tiene las manos muy largas". Es un sentimiento del castellano ante la superficialidad que se le atribuye a esta tierra. De alguna manera, eso también lo piensa Antonio Machado cuando dice: "es la tierra del señorito, y yo no quiero ser de allí".

P. En su libro reproduce estos versos de Machado: "Sevilla y su verde orilla / sin toreros ni gitanos / Sevilla sin sevillanos / ¡Oh maravilla!"

R. Aunque también Machado añora la Sevilla de su infancia y del patio, no quiere saber nada de la Sevilla ociosa y vana. La del casino, la del señorito que mata el tiempo.

P. Lope de Vega habla de "la ciudad de la Inquisición y de la prostitución, de grandes fortunas y del hampa organizada" y Cervantes añade que "todo está permitido en esta ciudad, excepto ser hereje, sodomita o parricida". ¿Ciudad religiosa o golfa?

R. El mito de la ciudad mariana de Sevilla se funda sobre arenas movedizas. En realidad, ésta era una ciudad golfa, pecadora, contradictoria. Además de los sevillanos, hay aventureros de todo el mundo. Es la ciudad del crimen y también una ciudad muy popular.

P. También es una ciudad capillita. ¿Hay dos Sevillas?

R. Si uno se acerca, no tanto. Hay un sentimiento de que los sevillanos se codean con los dioses, como escriben algunos autores extranjeros. Entablan una extraña familiaridad con las cosas divinas. La religión se vive de una manera distinta al norte. Es más un disfrute.

P. Para Blanco White, ciudad fanática. Escribe: "Del fanatismo y la ambición aborto / los que tenéis raíces en el cielo / nunca podéis dejar en paz el suelo".

R. Sevilla es la madre de los mejores pensadores de la Ilustración, anteriores a Blanco White. Es una ciudad capaz del mayor fanatismo, pero también de la mayor critica a la religión. El mismo Blanco se pregunta cuando se está discutiendo la Constitución de Cádiz "cómo puede un país conciliar la libertad con un único credo".

P. Hablando de libertad. Gertrudis Gómez de Avellaneda habla de que "entre tradiciones, prejuicios y veladuras, hay en Sevilla un selecto ambiente cultural en el que algunas mujeres ejercen su libertad". Además de salones literarios, existen "casas que acogen amores clandestinos". ¿Se puede generalizar esa libertad de la mujer?

R. El ambiente en el que se movía Gertrudis era exclusivo, Aunque quizá había cierta libertad en la mujer del pueblo llano. No en las clases medias.

P. Pierre Louys habla tras su visita a la Fábrica de Tabacos, "verdadero harén", de las mujeres que hacían sus cigarros con los pechos al aire, y se emociona con el "admirable cuerpo femenino, de esos que en verdad no se encuentran fuera de España".

R. Sí, lo escribe él y otros románticos. Las cigarreras eran mujeres de vida libre, ganaban su propio sustento, y tenían mayor grado de libertad.

P. Stendhal escribe sobre "las encantadoras andaluzas de tan vivo y tan ligero andar".

R. Hay una cierta admiración por la libertad y la sensualidad de las mujeres andaluzas que trabajaban en las factorías, entre ellas la Fábrica de Tabacos, que hacían un alarde de su sensualidad bastante desconocida en esa época.

P. Los que se van, como Bécquer, añoran mucho Sevilla y detestan su nuevo lugar. Escribe sobre Madrid que es "sucio, negro, feo como un esqueleto descarnado". Una de las heroínas de Emilia Pardo Bazán se separa de su marido porque es incapaz de sentir la belleza de la ciudad...

R. Sí, Gladys Stanton, protagonista de Por España, llega a la conclusión de que una ruptura estética es peor que una sentimental. Abandona al marido por su frialdad nórdica. Esa idea la repiten otros escritores realistas. Algunos la exaltan incluso sin conocerla. Era una ciudad muy cantada en la literatura.

P. Rubén Darío la ve como una ciudad melancólica.

R. Porque había leído a Juan Ramón Jiménez, que se definía como un andaluz triste. Rubén conecta con algo que también se encuentra en Manuel Machado, la Andalucía que ríe pero que tiene una parte triste detrás. Manuel escribe que a todos nos han cantado en una noche de juerga versos que nos han matado. Rubén es el primero que percibe el trasfondo triste que hay detrás de la manzanilla. Y Cernuda escribe que "el sur es un desierto que llora mientras canta".

jueves, 21 de mayo de 2009

Sevilla, fiesta y mito




La autora analiza en su primer libro, 'Sevilla, Ciudad de las Palabras' (RD Editores), con prólogo de Luis García Montero, la imagen de esta capital proyectada a lo largo de los siglos por la literatura universal


Javier Chaparro Diario de Sevilla

Diputada durante 14 años del Parlamento andaluz, Caballero se considera una apartada involuntaria de la política, aunque ha rechazado tentadoras ofertas para mantenerse en ella. Profesora de literatura en un instituto del Aljarafe, ha escrito un libro sobre libros, de los muchos que han penetrado en las entrañas de Sevilla para descubrirla y presentarla al mundo. Prologada por Luis García Montero, es una obra literaria que podría servir casi como libro de texto. Sevilla, una urbe convertida en metáfora de sí misma.
-Dicen que una de las sensaciones que uno tiene al dejar la política es que el teléfono deja de sonar. ¿Es este libro producto de esos silencios?
-Te llaman mucho más los amigos, la gente que te quiere y que te intenta cuidar. Y te llaman menos los compromisos y las falsas amistades. Pero sí, en cierto sentido tengo que agradecer a quienes me han dado vacaciones políticas el haber podido emprender este camino.
-¿Escribir es descubrir?
-Para mí ha sido casi todo un descubrimiento. No tenía una idea previa muy definida al empezar y me he encontrado con que había como un argumento en torno a la ciudad a lo largo de los siglos en la literatura.
-¿Por ejemplo?-Si lees a Cernuda y a los poetas andalusíes hay paralelismos en la metáfora, en el exilio, en muchísimas cosas. Me ha impresionado también la fortaleza de lo andaluz en la historia, que no es tan reciente como creemos. Descubrí a un Fernando de Herrera reclamando Andalucía frente a los Infantes de Carrión o la vitalidad del Romanticismo, con la fortaleza de la prensa de la época. Mi trabajo no se limita a recopilar textos o hacer una relación de lugares de la ciudad que aparecen citados en una novela, es una visión de la metáfora en torno a Sevilla, la construcción simbólica de la ciudad. Sevilla no se construye con ladrillos, sino con la luz, con conceptos como el paso del tiempo, la infancia, las relaciones de la gente.
-Su obra parte de Julio César y concluye en Cernuda. Ha obviado una visión más contemporánea.-El libro huye del presente. Hubiese sido complicado hacer la selección de textos y también hay periodos literarios que no me seducen. Por eso se corta en la Generación del 27 y en textos de los años 30 y 40.
-El Cernuda abatido decía que "el sur es un desierto que llora mientras canta". ¿Ha cambiado la cosa?
-(Risas) No lo sé. Estamos en un momento muy complicado en el que creo que Sevilla puede poner en valor una vida no productivista, un concepto del tiempo y del espacio, del ser humano. Creo también, sin embargo, que hay una gran impotencia para romper el marco del cuadro. Cernuda, cuando se va de Sevilla, dice: "En Sevilla nunca pasa nada". Quizá todavía seguimos con esa actitud.
-Eso contrasta con la visión idílica de otros autores.
-Es que Sevilla tiene muchas caras. Tiene esa imagen de fiesta y superficialidad y hay una Sevilla jonda. Manuel Machado dice en un célebre poema que a todos nos han cantado en una noche de juerga coplas que nos han matado. Sevilla está acompañada de una visión de folclorismo y no es así. Ruben Darío viene y ve una ciudad que no es la folclórica y dice váyanse a otro sitio. Los románticos se fijaron en el concepto de libertad y de tiempo extendido que tiene Sevilla y no tanto en el folclorismo. La gente se va a sorprender de que Pushkin, Dostoievski o Stendhal hablasen de Sevilla.
-Es curioso que muchos de ellos ni tan siquiera pisaron la ciudad.-¡La mayoría! Es que Sevilla es también un mito.
-Dostoievski localiza en ella un relato en el que el gran inquidor juzga a Jesucristo.
-Sí, sí, y es increíble la precisión de la descripción que hace pese a no conocer Sevilla. No es el único. Chesterton, por ejemplo, se atreve a hacer un texto sobre la Semana Santa diciendo que el negro no es la apoteosis de la oscuridad, sino de la luz.
-Santa Teresa habló de "la poca verdad", de "los dobleces" de los sevillanos.
-La relación de Santa Teresa con Sevilla es genial. Ella viene aquí a la fuerza y además no le gusta el carácter de la gente, pero al cabo del tiempo dice que los sevillanos, con el calor que hace aquí, bastante tienen con no pecar. Dice que el demonio tiene los brazos muy largos y que incluso a ella la está tentando.
-Usted describe así la Sevilla cervantina: "Todo está permitido en la ciudad (…) y con sólo seguir la liturgia religiosa tendrán garantizada la libertad en la tierra y acaso la gloria en el cielo".
-Es que Sevilla era el Nueva York de aquel tiempo. Hay cosas en Lope de Vega que me recuerdan a Poeta en Nueva York, cuando dice que "Sevilla es el tiempo en cifras", una ciudad deshumanizada. Ve la urbe, la gran ciudad. Y Cervantes aporta un enigma, ese libro que es Rinconete y Cortadillo, que es una crítica terrible a la jerarquía eclesiástica y civil de esta ciudad, de la que él se va habiendo fracasado.
-Para el joven Byron era la ciudad del amor, de la subversión.
-Byron dice que aquí se encuentran los altares de la locura en medio de una guerra. Se daba la dualidad de la ciudad, la más religiosa y la más pagana, la más españolista y la que tenía más carácter propio.
-Fernán Caballero admira la "portentosa flexibilidad con que sabe el catolicismo apoderarse de todas las armonías de la naturaleza".
-Ese concepto de la religión es muy curioso y aparece en muchas obras. El sur cambia el concepto de la religión, pero ésta también se apropia de todos los conceptos de la belleza.
-¿La política y usted...?
-Yo estoy como Umbral: vengo a hablar de mi libro (risas).

sábado, 16 de mayo de 2009

Sevilla, ciudad de las palabras



RDeditores TIENE EL PLACER DE INVITARLE
A LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO

Día 21 DE MAYO, JUEVES, A LAS OCHO DE LA TARDE
CARPA PRINCIPAL FERIA DEL LIBRO (PLAZA NUEVA)

El acto contará con la participación de
Isabel Pedrote
Rosario Valpuesta y
Rogelio Delgado.

FIRMA DE LIBROS:
7 a 8 tarde del día 21
y también tras el acto de presentación






SINOPSIS:
“Sevilla no es sólo un lugar, es también un sueño, una metáfora llena de historia y de sentido literario. Descubriremos la fuerza literaria de esta ciudad cuya construcción simbólica se inicia con Julio Cesar para extenderse con el exilio de los poetas andalusíes, los tiempos revueltos del siglo de Oro, las pesadumbres ilustradas, las aventuras románticas, el descubrimiento realista y el cosmopolitismo de los inicios del siglo XX. Este es un libro en el que nos sorprenderán los testimonios literarios recopilados sobre Sevilla y en el que desfilan por sus páginas tanto escritores sevillanos (Cernuda, Machado, Becquer,…), como españoles (Lope de Vega, Cervantes, Juan Ramón Jiménez,…) y, especialmente -por su aportación poco conocida- extranjeros (Lord Byron, Rilke, Pushkin, Chesterton, Sthendal, Dante, Dostoievski, Victor Hugo…)
También supone una meditación sobre la metáfora del sur que se atreve a romper los extremos y que defiende la ilusión de una rebeldía sensual, callejera, descarada y bulliciosa, junto a la intimidad del tiempo que se necesita para atender a la belleza.
Hablar sobre los escritores de Sevilla es hablar sobre la ciudad, indagar la elaboración de su sentido cultural, ese patrimonio de recuerdos que nos acompañan cuando caminamos por las calles.(…) Te aconsejo, curioso lector, que disfrutes del libro de Concha Caballero. Su inventario sevillano sirve para conocer la historia de la ciudad, para ponernos frente a sus metáforas y para responsabilizarnos de ellas sin dogmatismos, supersticiones o falsas promesas de pintoresquismo aguado. Es la responsabilidad de los buenos lectores”. (Extraído del Prólogo de Luis García Montero)